Después de haberse publicado la primera edición del libro EL CRISTIANISMO EVANGELICO A TRAVES DE LOS SIGLOS, muchos lectores se lamentaron de que la parte más interesante de la obra ‑la que se refiere a la Reforma en España‑ se hallara condensada en un solo capítulo de veintiocho páginas, cuando hay tanto que decir sobre el tema; a lo que tuvimos que responder que la extensión de aquella obra, de 432 páginas, abarcando una historia eclesiástica de veinte siglos en muchas naciones; y el propósito de que el libro tuviera un carácter anecdótico que le prestara amenidad, no nos permitía extendernos mucho más sobre nuestra patria; pero quedó en nuestro ánimo la parte de razón que tenían los lectores, y la necesidad de publicar algún día, acerca del período de la Reforma en España, una obra más detallada, bien documentada y completa.
Es cierto que algunos escritores protestantes extranjeros han tratado este tema más extensamente, ora en una historia general de la Iglesia o en algún volumen especial sobre España, traducido al español; pero ninguno de tales libros es una historia completa que permita hacerse una idea total, clara y comprensiva, de la parte que ocupó España en el gran fenómeno de la Reforma. Era necesario un libro escrito sobre el mismo terreno, que abarcara todos los hechos más importantes, siendo, al par que una obra de estudio, también de divulgación. Muchos protestantes españoles y americanos conocen tan sólo algunos sucesos anecdóticos como la historia del arriero Julianillo Hernández, o el incidente de la platera de Valladolid que denunció la congregación evangélica clandestina de sus días a la Inquisición, todo ello a través de las novelas históricas RECUERDOS DE ANTAÑO, LOS HERMANOS ESPAÑOLES o LA CASA DE DOÑA CONSTANZA (libros amenos, pero no de estudio, recientemente reimpresos).
Por tal razón, hechos tan importantes en los anales de la historia como el proceso del arzobispo Carranza, o bien lo ocurrido a personajes tan notables como los humanistas españoles hermanos Valdés, Luis de León, Alfonso de Virués, Francisco de Encinas, Juan Díaz, Francisco Sanromán y tantos otros héroes de la fe, apenas son conocidos en los medios evangélicos por no aparecer como protagonistas de las tan populares novelas.
Es cierto que Usoz y Río hicieron un gran favor a la Historia desenterrando de los archivos algunas obras inéditas de tales personajes y otros clásicos de los mismos reformadores alemanes. Pero ¿quién lee obras clásicas enteras en este siglo tan ocupado? Ni aun entre los mismos estudiantes es ello posible, pues las asignaturas hay que aprobarlas en un tiempo récord.
Acerca del arzobispo Carranza, perseguidor y perseguido a la vez, se hizo en España, hace pocos años, un programa televisivo que dejó asombrados a muchos televidentes al observar cómo 1a Inquisición se atrevió a desafiar hasta el poder y los mandatos de los papas y de los emperadores, cuando de sospechas de herejía se trataba, preguntándose qué era esta Institución que tal poder llegó a ostentar en nuestra patria.
En cuanto a novelas de la Inquisición publicadas por editoriales seculares, apenas hemos tenido otra cosa que relatos del todo imaginarios explotando la triste fama del odioso tribunal para ofrecer al público escenas de sadismo y procacidad sexual que los autores han supuesto, basándose en simples frases de advertencia oficial o de condenación, halladas en documentos de la época, pero que no cuentan con ninguna prueba de veracidad histórica ni en su trama ni en sus detalles. Totalmente al revés de lo que ocurre con las novelas evangélicas, que si fuesen en mayor número y abarcando más personajes, hartan casi innecesarios libros como el presente.
Por esto creímos que una historia de la Inquisición, seria, imparcial y bien documentada, era necesaria para dar una visión clara y de conjunto acerca de lo que ocurrió en España y en Europa en la Edad Media, y esperamos haber dado cima a esta labor con la publicación del presente libro, que coincide y completa los relatos novelescos. Por ello pensamos que ha de ser muy útil, no sólo a pastores y estudiantes de Seminarios e Institutos bíblicos, sino aun a sacerdotes y seminaristas católicos, dado su carácter netamente histórico. El lector se dará cuenta dé su objetividad observando que de las obras de autores cat6iicos o protestantes que citamos, se ha preferido la información de los primeros a la de los segundos; y cuando había alguna discrepancia entre ellos, hemos expuesto los dos puntos de vista. Quizá con este proceder hemos restado colorido y brillantez a la narración en algunos puntos, pero pensamos habernos acercado más a la verdad histórica.
Una de las más notables ventajas de este libro (sobre todo para estudiantes de teología obligados a rendir exámenes de historia) es el gráfico sinóptico‑cronológico que insertamos al final, en el cual, con un solo simple golpe de vista, pueden verse situados los personajes y sucesos más importantes, muchos de ellos simultáneos en el curso de los siglos XV y XVI.
Plácenos poner en manos de nuestros lectores esta obra que ha costado largos años de estudio e investigación en libros y archivos, y que tanto por su amplitud como por las especiales circunstancias políticas de España durante cuarenta años de dictadura y de censura, rígidamente ejercida por elementos intolerantes del más rancio clero católico, apenas creíamos posible ver publicada durante nuestra vida.
Nos gozamos, pues, de haber podido rendir finalmente este servicio a la juventud estudiosa de nuestros días, que se esfuerza por adquirir y retener un conocimiento claro y práctico de la historia, tanto en las escuelas bíblicas y seminarios teológicos como particularmente.
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SAMUEL VILA
Septiembre de 1977
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