El poema de Gilgamesh
LA LEYENDA DE GILGAMESH
Tablilla I
(I)
Aquel
que vio todo [hasta los confine]s de la tierra, [Que todas las cosa]s
experimentó, [conside]ró todo. [...] juntamente [...], [...] de sabiduría, que
todas las cosas.[..]. (5) Lo [o]culto vio, [desveló] lo velado. Informó antes
del Diluvio, Llevó a cabo un largo viaje, cansado y [derren]gado. Todo su afán
grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó, Del
reverenciado Eannal, el santuario puro.
¡Contempla
su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior,
que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene!
Acércate
a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre, puede igualar.
Levántate y anda por los muros de Uruk, Inspecciona la terraza de la base,
examina sus ladrillos:
¿No es
obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete [Sabios]?
Falta
el resto de la columna. Un fragmento hitita [cf. J. Friedrich, ZA, XXXIX
(1929), 2-5] corresponde en parte a la porción inicial deteriorada de nuestra
columna 1l y, por ende, parece contener algo del material del final de la I
columna. De tal fragmento se desprende que varios dioses intervienen en la
formación de Gilgamesh, al que dotaron de talla sobrehumana. Finalmente,
Gilgamesh llega a Uruk.
(II)
Dos
tercios de él son dios, [un tercio de él es humano]. La forma de su cuerpo[...]
(3-7) (líneas mutiladas o ausentes) (8) [...] como un buey salvaje altivo
[...]; El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el tambor se reúnen [sus] compañeros. Los nobles
de Uruk están som[bríos] en [sus
cáma]ras:
«Gilgamesh
no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada su arro[gancia].
[¿Es éste Gilga]mes, [el pastor de la amurallada] Uruk? ¿Es éste [nuestro] pastor,
[osado, majestuoso, sabio]?
[Gilgamesh]
no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la esposa del noble]!
Los [dioses escucharon] sus quejas. Los dioses del cielo del señor de Uruk
[ellos... ]:
«¿No
parió [Aruru] este fuerte buey
salvaje? [El empuje de sus armas] en verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus [compañeros].
Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche [es desenfrenada su
arrogancia].
¿Es
éste el pastor de [la amurallada] Uruk? ¿Es éste su [...] pastor, Osado,
majestuoso (y) sabio?...
Gilgamesh
no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la esposa del noble!»
Cuando
[Anu] hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste
[el hombre]; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso haz que compita.
¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»
Cuando
Aruru oyó esto, Un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se lavó las
manos, Cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este]pa creó al valiente
Enkidu, Vástago de..., esencia de Ninurta. [Hirsu]to de pelo es todo su cuerpo,
Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo brotan como
Nisabal.
No
conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta en las
hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las criaturas
pululantes su corazón se deleita en el agua.
(Ahora
bien) un cazador, un trampero, Se le encaró en el abrevadero [Un] día, un
segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero Cuando el cazador le vio, su
faz se inmovilizó.
El y
sus animales entraron en su casa, [Transido de] miedo, quieto, sin un sonido,
(Mientras) su corazón [se turbaba], nublado su rostro. Pues el pesar había
[penetrado] en su vientre; Su cara era como la [de un viejero] llegado de
lejos.
(III)
El
cazador abrió [su boca] para hablar, Diciendo a [su padre]:
«Padre
mío, hay [un] hombre que [ha venido de las colinas], Es el más poder[oso de la
tierra]; vigor tiene. [¡Como la esencia] de Anu, tan tremendo es su vigor!
[Siempre] recorre las colinas, [Siempre] con las bestias [se nutre de hierba].
[Siempre planta] los pies en la aguada. [¡Tan espantado estoy, que] no oso
acercarme a él! [Cegó] las hoyas que yo había excavado, [Destrozó] mis trampas que yo había [puesto], Las
bestias y las criaturas del llano [Hizo escapar de mis manos]. [¡No permite
que] me dedique a la caza!»
[Su
padre abrió la boca para hablar], Diciendo al cazador:
«[Hijo
mío], en Uruk [vive] Gilgamesh. [Nadie hay más fuerte] que él. [¡Como la
esencia de Anu, tan tre]mendo es su vigor! [Ve, pues; hacia Uruk dirige] tu
faz, [Refiérele] el poder del hombre. [Haz que te entregue una ramera].
Lléva(la) [contigo]; (20) [Prevalecerá sobre él] a causa de [un mayor] poder.
[Cuando abreve los animales en] la aguada, [Se quitará] el ves[tido, mostrando
desnuda] su madurez. [En cuanto vea] a ella, a ella se acercará. ¡Le rechazarán
las bestias [que crecieron] en su estepa!»
[Oyendo]
el consejo de su padre, El cazador avanzó [hacia Gilgamesh]. Emprendió el
camino, en Uruk puso [el pie]:
«[... ]
Gilga[mes... ], Hay un hombre [que ha venido de las colinas], (30) El más
poder[oso de la tierra; vigor tiene]. Como la esencia de Anu, tan tremendo es
[su vigor]. [Siempre] recorre las colinas, Siempre con las bestias [se nutre de
hierba]. Siempre [planta] los pies en la aguada. ¡Tan espantado estoy que no
oso acercarme a [él]! Cegó las hoyas que [yo] había excavado, Destrozó mis trampas [que yo había puesto], Las
bestias y las criaturas [del llano] Hizo escapar de mis manos. ¡No permite que
me dedique a la caza!»
(40)
Gilgamesh le dijo, [a]l cazador:
«Ve,
cazador mío; lleva contigo una ramera. Cuando abreve los animales en la aguada,
Se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En cuanto la vea, a ella
se acercará. ¡Le rechazarán las bestias que crecieron en su estepa!»
Fuese
el cazador, llevando con él una ramera. Emprendieron el camino, yendo rectos en
su dirección. Al tercer día al sitio indicado llegaron. El cazador y la ramera
se sentaron en sus lugares.
(50) Un
día, un segundo día, estuvieron sentados, junto a la aguada. Las bestias
salvajes llegaron a la aguada a beber.
(IV)
Las
criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En cuanto a
él, Enkidu, nacido en las colinas - Con las gacelas pasta en las hierbas, Con
las bestias salvajes se abreva en la aguada, Con las criaturas pululantes su
corazón se deleita en el agua -
La moza
le contempló, al salvaje, Al hombre bárbaro de las profundidades del llano:
«¡Ahí
está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, Desnuda tu seno para que posea tu sazón!
¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti. Desecha
tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de una mujer!
Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa, Cuando su amor
entre en ti».
La moza
libertó sus pechos, desnudó su seno, Y él poseyó su madurez. No se mostró
esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él descansó en ella. Mostró
al salvaje el trato de una mujer, (20) Cuando su amor entró en ella. Durante
seis días y siete noches Enkidu se presenta, Cohabitando con la moza. Después
que (se) hubo saciado de sus encantos, Volvió el rostro hacia sus bestias
salvajes. Al verle, Enkidu, las gacelas huyeron, Las bestias salvajes del llano
se alejaron de su cuerpo. Sorprendióse Enkidu, su cuerpo estaba rígido, Sus
rodillas inmóviles - pues sus bestias salvajes habían huido.
Enkidu
hubo de aflojar el paso - no era como antaño Pero entonces tiene [sa]biduría,
más [am]plia comprension. (30) Volvióse, sentándose a los pies de la ramera.
Mira a la cara de la ramera, Atento el oído, cuando la ramera habla; [La
ramera] le dice, a Enkidu:
«¡Tú
eres [sabio], Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas silvestres
vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada Uruk, Al santo
templo, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como
un buey salvaje señorea sobre el pueblo».
(40)
Mientras le habla, sus palabras encuentra favor, Su corazón se ilumina, ansía
un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:
«¡Arriba,
moza! Escóltame Al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, Donde vive
Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo.
Le retaré [y osada]mente me dirigiré a él,
V
Gritaré
en Uruk: "¡Yo soy el poderoso! [Yo soy aquel] que puede alterar los
destinos, [(Aquel) que] nació en el llano es poderoso; vigor tiene"».
«[Levanta,
pues, y vamos, para que vea] tu rostro. [Te mostraré Gilgamesh; donde] está
bien sé. Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada [Uruk], Donde la gente res[plande]ce
en festiva indumentaria, (Donde) cada día es fiesta, Donde [...] mozos.... (10)
Y mo[z]as [...] de figura. Su sazón [...] henchida de perfume. ¡Apartan a los
grandes de sus lechos! A ti, oh Enkidu, que disfrutas de la vida, Mostraré a
Gilgamesh, el hombre jocundo.
Mírale,
contempla su faz; Radiante está de virilidad, fuerza tiene. Todo su cuerpo es
suntuoso de madurez, Vigor más poderoso que tú tiene, Sin descansar jamás de
día o de noche. (20) ¡Oh Enkidu, renuncia a tu presunción! Gilgamesh - a él
estima Samas; Anu, Enlil y Ea dilataron su sabiduría. Antes de que bajes de las
colinas, Gilgamesh te verá en (sus) sueños en Uruk:...»
Omitidas
las restantes líneas de la versión asiria de la tablilla I, por cuanto la
babilónica antigua de la tablilla II comienza en este punto.
Tablilla II
VERSION BABILONICA ANTIGUA
(II)
Gilgamesh
se levantó para revelar el sueño, Diciendo a su madre: «Madre mía, durante la
noche Me sentí alegre y anduve En medio de los nobles. Las estrellas
aparecieron en los cielos. La esencia de Anu descendió hacia mí. (10) Intenté
levantarlo; ¡pesaba demasiado para mí! Intenté moverlo; ¡moverlo no pude! La
tierra de Uruk lo rodeaba, Mientras los nobles besaban sus pies. Cuando afirmé
mi frente, me dieron soporte. Lo levanté y lo traje a ti».
La
madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, Dice a Gilgamesh: «Ciertamente,
Gilgamesh, uno como tú Nació en la estepa, Y las colinas le criaron. (20)
Cuando le veas, [como (de encima de) una
mujer] te regocijarás. Los nobles besarán sus pies; Tú le abrazarás y [..].
a él; Tú le conducirás a mí».
Se
acostó y vio otro [Sueño]: dice a su madre:
«[Madre
mía], vi otro [...] en la confusión. En
la calle [De] Uruk de amplios mercados Había un hacha, y (30) Se habían reunido
alrededor de ella. Singular era la forma del hacha. En cuanto la vi, regocijém.
Me gustó, y como si fuera una mujer, Me atrajo. La cogí y la coloqué En mi
costado».
La
madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, [Dice a Gilgamesh]: (laguna breve)
(II)
«Porque
hice que rivalizara contigo». Mientras Gilgamesh revela su sueño, Enkidu se
halla sentado ante la ramera.
[... ] ellos dos.
[Enki]du
olvida dónde nació. Durante seis días y siete noches Enkidu sale, Cohabitando
con la m[oza]. Después la ramera abrió la boca, (10) Diciendo a Enkidu:
«Según
te veo, Enkidu, te has hecho como un dios; ¿Por cuál motivo con las criaturas
salvajes Tú recorres la llanura? Levántate, te guiaré A Uruk, de amplios
mercados, Al templo santo, morada de Anu; Enkidu, levántate, te guiaré A Eanna,
morada de Anu, Donde vive [Gilgamesh, cabal] en sus hazañas, (20) Y tú,
co[mo...], Amarás [a él como] a ti mismo. ¡En pie, álzate del suelo, Lecho del
pastor!»
Escuchó
sus palabras, aprobó su alocución; El consejo de la mujer Cayó en su corazón.
Ella se quitó (sus) vestidos; Con una (prenda) le ciñó, Con la otra prenda (30)
Vistió a sí misma. Tomándole de la mano, Le lleva como una madre A la junta de
los pastores, Al sitio del redil.
En
torno a él los pastores se apiñaron. (faltan varias líneas)
(III)
La
leche de las criaturas salvajes Solía mamar. Comida dispusieron ante él; Se
atragantó, boqueó Y abrió mucho los ojos. Nada sabe Enkidu De comer manjares; A
apurar bebida fuerte No le habían enseñado. (10) La ramera abrió la boca,
Diciendo a Enkidu:
«Come
el alimento, Enkidu, Porque es deber de vida; Consume la bebida fuerte, porque
es costumbre de la tierra». Enkidu comió el alimento, Hasta que se hubo
saciado; De bebida fuerte apuró Siete copas. Despreocupado se hizo su talante
(y) alegre, Su corazón exultó Y su cara resplandeció. Frotó [la excrecencia velluda], El pelo de su
cuerpo, Ungióse con óleo, Se hizo humano. Se puso vestidos, ¡Es como un novio!
Empuñó su arma Para espantar los leones, A fin de que los pastores puedan
descansar de noche. Apresó lobos, Capturó leones, Los principales ganaderos
reposaron sosegados; Enkidu es su centinela, ¡El hombre atrevido, El héroe
único!
A [...]
dijo: (faltan varias líneas)
(IV)
Festejó.
(faltan unas ocho líneas) Cuando levantó los ojos, Contempló un hombre. Dice a
la ramera:
«¡Trae
a ese hombre, moza! ¿Por qué vino aquí? Hazme oír su nombre».
La
ramera llamó al hombre. Yendo hasta él y diciéndole:
«Señor
¿ a dónde te apresuras ? ¿Cuál es tu afanoso rumbo?»
(20) El
hombre abrió la boca, diciendo a En[kidu]:
«En la
casa del consejo se ha [entremetido], Que
se reserva para la gente, ... para himeneo.
En la ciudad ha acumulado profanación.
Imponiendo extrañas cosas a la infausta
ciudad. Para el rey de Uruk, la de amplios mercados, (30) El tambor del pueblo suena para la elección
nupcial.
Para
Gilgamesh, rey de Uruk, la de amplios mercados, El tambor del pueblo suena Para la nupcial elección, A fin de que con
legítimas mujeres se ayunte.
Él es
el primero, El marido viene después.
Por el consejo de los dioses (así) fue ordenado.
¡Al
cortar su cordón umbilical Se decretó así para él!»
A estas
palabras del hombre Su rostro palideció.
(faltan unas 3 líneas)
(V)
(faltan unas 6 líneas)
[Enkidu]
camina [delante] Y la moza en pos de él. Cuando entró en Uruk, la de amplios
mercados, (10) La población le rodeó. Cuando se detuvo en la calle De Uruk, la
de amplios mercados, El pueblo se juntó, Diciendo de él:
«¡Es
como Gilgamesh en persona! Aunque de
talla más baja, Tiene los huesos más recios. [...] [Es el más fuerte de la
tierra]; vigor tiene. (20) La leche de las criaturas salvajes Solía mamar. En
Uruk (habrá) un constante (resonar de)
armas».
Los
nobles se regocijaron:
«¡Un
héroe ha aparecido Para hombre del mismo porte! Para Gilgamesh, igual a un
dios, Su igual ha comparecido».
Para
Ishtar el Se dispone. Gilgamesh. [. . ], De noche . . [ . ], Cuando se acerca,
[Enkidu] se yergue en la calle Para cerrar el paso A Gilgamesh [... ] en su
poder. (faltan unas 3 líneas)
(VI)
(faltan unas 5 líneas)
Gilgamesh
[...] En la estepa [...] Brota [...] Se levantó y [...] (10) Ante él.
Se
encontraron en el Mercado de la Tierra. Enkidu atrancó la puerta Con su pie,
Impidiendo que Gilgamesh entrase. Se asieron uno a otro, Enlazados con fuerza,
como toros. Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía. Gilgamesh y
Enkidu (20) Se asieron uno a otro, Enlazados con fuerza, como toros;
Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía. Cuando Gilgamesh dobló la
rodilla - Con el pie en el suelo - Su furia se aplacó Y se volvió para
alejarse.
Cuando
se volvió, Enkidu a él Habla, a Gilgamesh:
«Por
unigénito tu madre Te concibió, ¡La vaca salvaje de las dehesas, Ninsunna! Tu
cabeza se alza sobre los hombres. ¡Realeza sobre la gente Enlil te ha
concedido!»
Tablilla III
VERSION BABILONICA ANTIGUA
Los
fragmentos del texto ponen en evidencia que Gilgamesh se propone salir contra
el monstruoso Huwawa [asirio: Humbaba], que vive en la Selva de los Cedros.
Enkidu procura disuadirle, pero el empeño de Gilgamesh resulta evidente en las
siguientes líneas de la Versión Babilónica Antigua
(3)
Gilgamesh abrió la boca, Diciendo a [Enkidu]:
«¿Quién,
amigo mío, puede escalar al cie[lo]? Sólo los dioses [viven] eternamente bajo
el sol Para la humanidad, contados son sus días; Ecl 1:2 ¡Cuanto ejecuta no es
sino viento! Incluso tú temes la muerte. (10) ¿Qué hay de tu poder heróico?
Deja que vaya delante de ti, Haz que tu boca me grite, "¡Avanza; no temas!
Si yo cayere, habré conquistado nombradía: "Gilgamesh", dirán,
"contra el fiero Huwawa ha caído". (Mucho) después que Mi estirpe haya
nacido en mi casa».
Del
texto fragmentario de las tablillas IV y V se colige que la arriesgada
expedición de los dos héroes contra Huwawa se remata con éxito.
Tablilla
III
Él se
lavó la sucia cabellera, acicaló sus armas, La trenza de su pelo sacudió contra
su espalda. Arrojó sus manchadas (cosas), se puso otras limpias, Se envolvió en
un manto franjeado y se abrochó un ceñidor. Cuando Gilgamesh se hubo puesto la
tiara, La gloriosa Istar levantó un ojo ante la belleza de Gilgamesh:
«¡Ven,
Gilgamesh, sé tú (mi) amante! Concédeme tu fruto. Serás mi marido y yo seré tu
mujer. (10) Enjaezaré para ti un carro de lapislázuli y oro, Cuyas ruedas son
áureas y cuyas astas son de bronce. Tendrás demonios de la tempestad que uncir
a fuer de mulas poderosas. En la fragancia de los cedros entrarás en nuestra
casa. Cuando en nuestra casa entres, ¡El umbral (y) el tablado besarán tus
pies! ¡Se humillarán ante ti reyes, señores y príncipes! El producto de colinas y de llano te
ofrecerán por tributo. Tus cabras engendrarán crías triples, tus ovejas
gemelos, Tu asno en la carga sobrepujará a tu mula. Los corceles de tu carro
serán famosos por su carrera, [¡Tu buey] bajo el yugo no tendrá rival!»
[Gilgamesh]
abrió la boca para hablar, [Diciendo] a la gloriosa Istar:
«[¿Qué
daré] a ti para que pueda tomarte en matrimonio? [¿Te daré aceite] para el
cuerpo y vestidos? [¿Daré] pan y vituallas? [... ] comida digna de la
divinidad, [... ] bebida propia de la realeza.
(29-31) (mutilado)
[¿...
si yo] te tomo en matrimonio? [No eres más que un brasero que se apaga] con el
frío; Una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el huracán; Un palacio
que aplasta al valiente [...]; Un turbante
cuyo amparo [...]; Pez que [ensucia] a los porteadores; Odre que [empapa]
al que lo carga; Piedra caliza que [comba]
el baluarte de piedra; (40) Jaspe [que ... ] país enemigo; ¡Calzado que
[oprime el pie] de su propietario! ¿A cuál amante amaste siempre? ¿Cuál de tus
pastores plugo [a ti constantemente]?
Vamos,
y men[cionaré para ti] tus amantes:
De...[..
] Para Tammuz, el amante de tu juventud, Has ordenado llantos año tras año.
Habiendo amado al pintado pájaro pastor, Le lastimas, rompiendo su ala. (50) En
los sotos permanece, chillando: "¡Mi ala"!
Después
amaste a un león, perfecto en fuerza; Siete hoyas y siete cavaste contra él.
Luego a un garañón amaste, famoso en la batalla; El látigo, el acicate y la
brida ordenaste para él. Decretaste para él un galope de siete leguas,
Decretaste para él una bebida de agua cenagosa; ¡Para su madre, Silili, ordenaste
gemidos!
Después
amaste al guardián del rebaño, El cual siempre amontonó para ti pasteles, (60)
A diario sacrificó cabritos por ti; Pero tú le afligiste, trocándole en lobo,
Para que sus gañanes le ahuyentaran, Y sus perros le mordieran las ancas.
Luego
amaste a Isullanu, jardinero de tu padre, Que te ofrecía siempre cestas de
dátiles, Y diariamente adornó tu mesa. Tus ojos se levantaron hasta él, tú
fuiste a él: "Oh Isullanu mío, ¡probemos tu vigor! ¡Extiende tu «mano» y
toca nuestra «modestia»!"
(70)
Isullanu te dijo: "¿Qué deseas de mí? ¿Acaso no coció mi madre, no he
comido, Para que yo pruebe el manjar hediondo, impuro? ¿Protegen las cañas del
frío?".
Cuando
le oíste [hablar] así, Le castigaste y le convertis[te] en un topo. Le colocaste en medio de. . [. ];
No puede subir... no puede bajar... Si me amas, [me tratarás] como a ellos».
Cuando
Istar oyó esto, (80) Istar se enfureció y [ascendió] al cielo. Se adelantó
Istar ante Anu, su padre, A Antum, su madre, fue y [dijo]:
«Padre
mío, ¡Gilgamesh ha acumulado insultos sobre mí! Gilgamesh ha enumerado mis
hediondos hechos, Mi fetidez y mi impureza».
Anu
abrió la boca para hablar, Diciendo a la gloriosa Istar:
«Pero,
en verdad, tú incitarías. [. .], Y por ello Gilgamesh ha citado tus hediondos
hechos, (91) Tu fetidez y tu impureza».
Istar
abrió la boca para hablar, Diciendo a [Anu, su padre]:
«Padre
mío, ¡ hazme el Toro del Cielo [para que castigue a Gilgamesh], [Y ] llene a
Gil[games ...]! Si tú [no me haces] [el Toro del Cielo], Quebraré [las puertas
del mundo inferior], Yo haré [ ... ], Yo [levantaré los muertos roídos (y)
vivos], (100) ¡Para que los muertos superen a los vivos!»
Anu
[abrió la boca para hablar], Diciendo [a la gloriosa Istar]:
«[Si
hago lo que me] pides, [Habrá] siete años de cáscaras (hueras). ¿Has cosechado
[grano para la gente]? ¿Has cultivado hierba [para las bestias]?»
[Istar
abrió la boca] para hablar, [Diciendo a A]nu, su padre:
«[Grano
para la gente] he almacenado, (110) [Hierba para las bestias] he proporcionado.
[Si ha de haber siete] años de cáscaras, [He reu]nido [grano para la gente],
[He cultivado] hierba [para las bestias]».
El
estado fragmentario de las líneas 114-128 impide su traducción. Sin embargo, se
desprende de ellas que Anu cedió a la petición de Istar, porque el Toro baja y
mata centenares de hombres con sus dos primeros resuellos.
Con
[su] tercer resoplido [saltó] contra
E~lkidu. (130) Enkidu paró su embestida.
Brincó a lo alto Enkidu, asiendo al Toro del Cielo por los cuernos. El Toro del
Cielo lanzó [su] espuma a [su] cara, Le restregó con lo espeso de la cola.
Enkidu
abrió la boca para hablar, Diciendo [a Gilgamesh]:
«Amigo
mío, nos hemos preciado [...]».
Las
líneas 137-151 están mutiladas, pero las incidencias de la lucha se manifiestan
en las siguientes.
(152)
Entre el cuello y las astas [hincó] su espada. Cando hubieron matado al Toro,
arrancaron su corazón, Colocándolo ante Samas. Retrocedieron y rindieron
homenaje a Samas. Los dos hermanos se sentaron.
Entonces
Istar subió al muro de la amurallada Uruk, Se encaramó en las almenas,
pronunciando una maldición:
«¡Ay de
Gilgamesh porque me injurió Matando al Toro del Cielo!»
(160)
Cuando Enkidu oyó estas palabras de Istar, Arrancó
el muslo derecho del Toro del Cielo Y lo lanzó a su cara:
«Si
pudiera atraparte, como a él Te trataría. ¡Sus entrañas colgaría a tu lado!»
(A
esto) Istar congregó a las consagradas, Las mozas (de placer) y las rameras
(del templo). Sobre el muslo derecho del Toro del Cielo lanzó un lamento.
Pero
Gilgamesh llamó a los artífices, a los armeros, A todos (ellos). (170) Los
artesanos admiraron la grosura de sus cuernos: Cada uno está compuesto de
treinta minas de lapislázuli; La capa superior de cada uno tiene dos dedos (de
grueso); Seis medidas de aceite, la capacidad de los dos, Ofreció como unción a
su dios, Lugalbanda.
(Los)
llevó y suspendió en su alcoba principesca. En el Éufrates se lavaron las
manos, Se abrazaron a medida que caminaban, Atravesando la calle comercial de
Uruk. La gente de Uruk se reúne para contemplar[los].
(180)
Gilgamesh a las tañedoras de lira [de
Uruk] 1 Sm 18:7 Dice (estas) palabras:
«¿Quién
es el más espléndido entre los héroes? ¿Quién el más glorioso de los hombres?»
«Gilgamesh es el más espléndido entre los héroes, [Gilgamesh es el más
glori]oso de los hombres».
(186-188) (mutilado)
Gilgamesh
en su palacio festeja. (190) Yacen los héroes en sus lechos nocturnos. También
Enkidu está acostado, viendo un sueño. Se levantó Enkidu a relatar su sueño,
Diciendo a su amigo:
«Amigo
mío, ¿por qué los grandes dioses se juntan en consejo?»
Tablilla VII
Las dos
primeras columnas de esta tablilla, el sueño de Enkidu, faltan en la Versión
Asiria.
«[...]...
Entonces llegó la luz del día».
[Y]
Enkidu respondió a Gilgamesh:
«[O]ye el sueño que tuve anoche: Anu, Enlil, Ea y el celestial Samas [Celebraban
consejo].
Y Anu
dijo a Enlil: "Porque el Toro del Cielo mataron, y a Huwawa Mataron; por
consiguiente", dijo Anu, "uno de ellos, Aquel que taló los montes del
cedro, [Debe morir]".
Pero
Enlil dijo: (10) "¡Enkidu debe morir; Pero Gilgamesh no morirá!
Entonces
el celeste Samas respondiá al bravo Enlil:
¿No
mataron por orden mía Al Toro del Cielo y a Huwawa? ¿Debe ahora el inocente
Enkidu perecer?"
Pero
Enlil se enfrentó Iracundo con el celestial Samas: "Porque muy semejante A un camarada suyo, tú
bajaste a diario hasta ellos"».
Enkidu
cayó (enfermo) ante Gilgamesh. Y mientras susl lágrimas se deslizaban (dijo):
«¡ Oh
hermano mío, mi querido hermano! ¡ A mi tenían que Perdonar a expensas de mi
hermano!»
(20)
Además:
«¿Tengo
yo junto al espíritu (de los muertos) Que sentarme, en la puerta del espíritu,
(Y) jamás de nuevo [contemplar] a mi querido hermano con (mis) ojos?»
El
resto se ha perdido. En una postrera revisión de su existencia, Enkidu parece
lamentar los sucesos que le han llevado a tan triste trance, maldiciendo las
etapas sucesivas de su vida predestinada. Una de sus maldiciones, conservadas
en un fragmento asirio, se dirige contra la puerta que lisió su mano.
(36)
Enkidu [...] levantó [sus ojos], Hablando a la puerta como si [fuera humana]:
«¡Tú, puerta de los bosques, incom[prensiva], No dotada de entendimiento! (40)
A veinte leguas de distancia elegí tu bosque, (Mucho) antes de que contemplara
el cedro altivo. No tiene igual tu bosque [en
la tierra]. Seis docenas de codos es tu altura, dos docenas tu anchura,
[...] Tu poste, tu poste contera, tu poste tirador [...]. Un maestro de artífices de Mppur te
construyó [...]. Si hubiese sabido, oh puerta, que esto [sucedería] Y que ésta [tu] belleza [...], Hubiese enarbolado el
hacha, hubiese [...], ¡Hubiese colocado un
marco de caña sobre [ti]!»
Sigue
una extensa laguna. Cuando el texto se restablece, Enkidu, prosiguiendo su
amargo balance, invoca la maldición de Samas sobre el cazador.
(III)
«¡[...]
destruya su riqueza, disminuya su poder! Sea su [camino repugnante] en tu presencia. Escapen [las bestias que quiera apresar] delante de él. ¡[No] con[siga] el
cazador la plenitud de su corazón!»
[Después
su corazón] urgió(le) a maldecir a la ramera:
«¡Ea,
moza!, decretaré (tu) [desti]no, ¡[Un desti]no que no concluirá en toda la
eternidad! Te maldeciré con maldición grandes, [Un juramento] cuyas maldiciones pronto te abrumarán. (10) [...]
exceso de tus encantos.
(11-17) (mutilado)
[...]
arrojará en tu casa. [... ] el camino será tu morada, [La sombra de la pared]
será tu paradero, [... ] tus pies, [Los fatuos y los sedientos herirán] tu
mejilla.
(23-30)
(mutilado)
Por mi
[tú has ... ] Y por [...] sobre mí.» Cuando Samas oyó [estas palabras] de su
boca, Sin dilación le gritó [desde] el cielo:
«¿Por
qué, oh Enkidu, maldices a la ramera, Que te hizo comer manjares dignos de la
divinidad, Y te dio vino propio de la realeza, Que te vistió con nobles ropas,
Y te hizo poseer el noble Gilgamesh por camarada?
(40) ¿Y
Gilgamesh, tu amigo cordial, No te ofreció un lecho preclaro? Te hizo ocupar un
lecho de honor, Te colocó en el asiento de la holgura, en el asiento de la
izquierda, ¡Para que [los prín]cipes de la tierra besaran tus plantas !
Hará
que las gentes de Uruk lloren por ti (y) se lamenten, Que el pueblo [alegre]
gima por ti. Y, cuando te hayas ido, Su cuerpo de pelo intenso cubrirá,
Pondráse una piel de león y errará por la estepa».
[Cuando]
Enkidu [oyó] las palabras del valiente Samas, [... ] su corazón vejado se
aquietó.
Laguna
breve. Tranquilizándose, Enkidu cambia su maldición en bendición. Habla de
nuevo a la muchacha
(IV)
«Así
[... ] vuelva a tu lu[gar... ] . [Reyes, prínci]pes y nobles [te] amarán.
[Ninguno por ti se] golpeará el muslo. [Por ti el anciano] meneará su barba. [... el joven] desceñirá su cinto. [...] cornerina, lapislázuli y oro. [Así
sea retribuido] quien te mancille, [Quede
su casa vacía], su colmado almacén. [A la presencia de] los dioses [el
sacerdote] te permitirá entrar, [Por ti] se abandonará la esposa, (10) (aunque
sea) madre de siete».
[...
Enki]du, cuyo humor es sombrío, [...] yace a solas.
Aquella
noche [comunica] sus sentimientos a su amigo:
«[Amigo
mío], vi un sueño anoche: Los cielos [gemían], la tierra respondió2; [... ] yo
estaba [sol]o. [... ] su faz se oscureció. Como en [...] era su rostro. [...
como] las garras del águila eran sus zarpas. (20) [... ] él me dominó. [... ] él salta. [... ] él me
sumergió.
(23-30)
(mutilado o ausente)
[ ... ]
... él me transformó, De forma que mis brazos eran [... ] como los de un ave.
Mirándome, me guía a la Casa de las Tinieblas, La mansión de Irkalla, A la casa
que no abandona quien entró en ella, Por el camino que no tiene regreso, A la
casa cuyos habitantes carecen de luz, Donde el polvo es su vianda y arcilla su
manjar. Están pergeñados como pájaros, con alas porvestiduras, Y no ven luz,
residiendo en la oscuridad.
(40) En
la Casa del Polvo, en que había entrado, Contemplé [gobernantes] sin sus
coronas; [Vi príncipes], a los (nacidos) para la corona, Que habían regido la
tierra desde días pretéritos. [Estos dobl]es
de Anu y Enlil servían carnes asadas; Servían pasteles y escanciaban Agua
fresca de los odres.
En la
Casa del Polvo, en que había entrado, Reside el sumo sacerdote y el acólito,
Reside el encantador y el extático, Residen los lavadores, ungidores de los
grandes dioses. Reside Etanal, reside Sumuqan.
(50)
Ereskigal [vive allí], Reina del submundo, [Y Belit-]Seri, registrador del
mundo inferior, se arrodilla ante ella. [Ella mantiene una tablilla] y la lee.
[Levantando] su cabeza, me contempla:
[Diciendo:
"¿Quién] trajo a éste aquí?"»
Falta
el resto de la tablilla en la Versión Asiria, pero pueden destacarse los
siguientes fragmentos
(4)
«¡Recuerda todos mis viajes [con él]! Mi amigo vio un sueño cuyos [augurios] eran des [favorables]:
El día
en que vio el sueño terminó Abatido está Enkidu.
Un día,
[un segundo día]. [El sufrimiento de] Enkidu, en el lecho, [aumenta]. Un tercer
día, un cuarto día [... ]. (10) Un quinto día, un sexto y un séptimo; Un
octavo, un noveno [y un décimo día], El sufrimiento de Enkidu, en el lecho,
[aumenta]. Un undécimo y un duodécimo día [... ]. [Abatido] está Enkidu en su
lecho [de dolor].
Al fin
llamó a Gilgamesh [y le dijo]:
"Amigo
mío, [...], ¡me ha maldecido! [No] como el que [cae] en batalla [moriré], Pues
temí la batalla [... ]. Amigo mío, el que [muere] en la batalla [es bendecido].
Pero yo, [.. ]"»
Tablilla VIII (anverso, I)
Al
primer resplandor del alba Gilgamesh dijo a su amigo:
«Enkidu,
tu [ma]dre una gacela, un onagro tu padre, te [engendraron]. Aquellos cuya señal son sus colas te criaron, y el
ganado De la llanura y de todos los pastos. ¡Ojalá las huellas de Enkidu en el
Bosque de los Cedros Lloren por ti, jamás callen
noche y día! Así los mayores de la amplia y amurallada Uruk lloren por ti.
[Llore por ti] El dedo que se extienda detrás de nosotros bendiciendo. Llore
por ti Y despierte ecos en la campiña como si fuera tu madre. Llore por ti [...
] En cuyo centro nosotros... Llore por ti oso, hiena, [pantera], (10) Tigre,
ciervo, leopardo, león; bueyes,
venado, [cabra montés], Y las criaturas salvajes del llano. Llore por ti el río
Ula [... ] Por cuyas riberas solíamos pasear. Llore por ti el puro Eufrates, [del que sacábamos] Agua para el odre.
Lloren por ti Los guerreros de la amplia y amurallada Uruk [... ] matamos el
Toro... Llore por ti [... ]
[Quien]
en Eridu ensalzó tu nombre. Llore por ti [... ] [Quien ... ] ensalzó tu nombre.
Llore por ti [... ] [Quien] proporcionó... grano para tu boca. Llore por ti
[... ] [Quien] puso ungüento en tu espalda. Llore por ti [.. ] [Quien] puso
cerveza en tu boca. Llore por ti la [meretriz]
(20) [Que] te ungió con aceite fragante. Llo[re por ti ...] [del ha]rén que [te llevó] La mujer y el anillo de
tu elecciónl.
¡Lloren
los hermanos por ti como hermanas [... y
crezca larga] Su cabellera por ti [...]!»
(II)
«¡Oídme,
oh ancianos, [y prestad oído] a mí! Por Enkidu, mi [amigo], lloro, Gimiendo
amargamente como una plañidera. El hacha de mi costado, confianza de mi mano,
El puñal de mi cinto, [el escudo] delante de mí, Mi túnica de fiesta, mi más
rico tocado-- ¡Un demonio [perverso] apareció
arrebatándomelos!
[¡Oh mi
amigo menor], tú cazaste El onagro de las colinas, la pantera del llano!
¡Enkidu, mi amigo menor, cazaste El onagro de las colinas, la pantera del
llano!
(10)
¡Nosotros que [vencimos] todas las cosas, escalamos los montes], Que prendimos
el Toro [y lo matamos], ¡Afligimos a Hubaba, que [vivía en el Bosque de los
Cedros]! ¿Cuál es el sueño que se adueño [de ti]? ¡Ignoras y no [me] oyes!»
Pero no
levanta [sus ojos]; Tocó su corazón, pero no late. Entonces veló (a su) amigo
como una desposada[... ], Arrebatado cerca de él como un león, Como una leona
privada de [sus] cachorros. (20) Va y viene ante [el lecho], Arrancándose (el pelo) y esparciéndo[lo ...], Jer 16:6;
48:37 ¡Desgarrando y diseminando (su) atuendo [Como si estuviera] im[puro]! Al
primer arrebol [del alba], Gil[games...].
Entonces
Gilgamesh envió un pregón al país: «Oh forjador [... ], Batidor de cobre,
aurífice, lapidario: ¡Haced a mi amigo [ ... ] ! » [Entonces] formó una estatua
para su amigo, El amigo cuya estatura [... ]:
«[...],
de lapislázuli es tu pecho, de oro tu cuerpo, [... ]».
(III)
«Un
lecho [de honor te hice ocupar], Te coloqué [en el asiento de la holgura, en el
asiento de la izquierda], Para que los príncipes de la tierra [besaran tus
pies]. Haré que las gentes [de Uruk] lloren por ti (y) [se lamenten], Que el
pueblo alegre [gima por ti]. Y, cuando te hayas ido, [Cubriré mi cuerpo de pelo
intonso] Y, vistiendo una piel [de león, erraré por la estepa].»
Al
primer arrebol del alba, [Gilgamesh] Aflojó su banda [...].
El
resto de la tablilla falta o su estado fragmentario impide su traducción, salvo
en el caso de las líneas siguientes
(V)
(45) Al
primer resplandor del alba, Gilgamesh formó [... ], Sacó una ancha mesa de
madera elammaqu, Llenó de miel una
jarra de cornerina, Llenó de requesón
una jarra de lapislázuli, [... ] decoró y expuso al sol.
Tablilla IX
(I)
Por
Enkidu, su amigo, Gilgamesh Llora sin duelo, mientras vaga por el llano:
«Cuando muera, ¿no seré como Enkidu? El espanto ha entrado en mi vientre.
Temeroso de la muerte, recorro sin tino el llano. Hacia Utnapishtiml, hijo de
Ubar-Tutu, Para avanzar velozmente he emprendido el camino. Al llegar de noche
a los pasos de la montaña, Vi el león y me amedrenté, (10) Levanté mi cabeza
hacia Sin para rezar. A [... ] de los dioses fueron mis plegarias. ¡[...] tú
presérvame!»
[De
noche, mientras] reposaba, despertóse de un sueño. [Había ... ], jocundos de
vida. Enarboló el hacha en su mano, Tiró [del puñal] de su cinto. Como una
fle[cha] descendió entre ellos. [Los] hirió y los acuchilló.
El
resto de la tablilla IX nos relata las aventuras de Gilgamesh, que atraviesa
con éxito las tinieblas de la cordillera de Masu, custodiada por hombres
escorpiones.
Tablilla X
Esta
tablilla, que narra el progreso de Gilgamesh en busca de la inmortalidad, se
halla representada por cuatro versiones distintas. No obstante, dos de ellas,
la hitita y la hurrita, se conservan en fragmentos tan inconexos, que impiden
una traducción corrida e inteligible. En cambio, existen considerables
porciones utilizables en las recensiones Babilónica Antigua y Asiria.
VERSION BABILONICA ANTIGUA
(I)
(principio
en fragmentos perdidos)
«[...]...
Con sus
pieles [se viste], come carne. [. ]. ., Oh Gilgamesh, lo que no ha ocurrido Mientras mi viento empuja las aguas.»
Samas
estaba perturbado, como le correspondía; Dice a Gilgamesh: «Gilgamesh, ¿a dónde
vagas tú? La vida que persigues no hallarás.»
Gilgamesh
le dice, al valiente Samas:
(10)
«Después de andar (y) errar por la estepa, ¿Descansará mi cabeza en el corazón
de la tierra Para dormir a través de todos los años? ¡Deja que mis ojos
contemplen el sol, A fin de que me sacie de luz! La oscuridad se retira cuando
hay luz suficiente. ¡Ojalá el que esté en verdad muerto vea aún el resplandor
del sol!»
(II)
(Principio
destruido. Gilgamesh habla a Siduri, la cervecera:)
«Aquel
que conmigo soportó todas las labo[res] - Enkidu, a quien yo amaba
entrañablemente, que conmigo soportó todas las labo[res] - ¡Ha conocido el
destino de la humanidad! Día y noche he llorado por él. No le entregué para que
le sepultasen - Por si mi amigo se levantaba ante mi lamento - Siete días y
siete noches, Hasta que un gusano se deslizó de su nariz. (10) Desde su
fallecimiento no encontré vida, He vagado como un cazador por en medio del
llano. Oh cervecera, ahora que he visto tu rostro, No consientas que vea la
muerte que constantemente temo.»
La
cervecera dijo a él, a Gilgamesh:
(III)
«Gilgamesh,
¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no hallarás. Cuando los dioses crearon
la humanidad, La muerte para la humanidad apartaron, Reteniendo la vida en las
propias manos. Tú, Gilgamesh, llena tu vientre, Goza de día y de noche. Ecl
5:18 Cada día celebra una fiesta regocijada, ¡Día y noche danza tú y juega! Ecl
8:15 (10) Procura que tus vestidos sean flamantes, Ecl 9:8-9 Tu cabeza lava;
báñate en agua. Atiende al pequeño que toma tu mano,
¡Que tu
esposa se deleite en tu seno! ¡Pues ésa es la tarea de la [humanidad]!»
(el
resto de la columna está fragmentado)
(IV)
En su
cólera los destroza. Cuando regresó, sube a él. Sursunabu sus ojos contempla.
Sursunabu dice a él, a Gilgamesh:
«Dime
tú, ¿cuál es tu nombre ? Soy Sursunabu, (el) de Utnapishtim el Lejano».
Gilgamesh
le dice, a Sursunabu:
«En
cuanto a mí, Gilgameshs es mi nombre, Quien vino de Uruk-Eanna, (10) Quien
atravesó los montes, Un viaje distante, cuando el sol se alza. Oh, Sursunabu, ahora que he visto tu rostro, Muéstrame a
Utnapishtim el Lejano».
Sursunabi
[dice] a él, a Gilgamesh.
(falta
el resto)
(La
Versión Asiria de la tablilla X relata los episodios del encuentro con Siduri y
con Sursunabu [Urshanabi en la Versión Asiria], y el relato de la travesía de
las Aguas de la Muerte hasta la vivienda de Utnapishtim. La parte final de la
tablilla X es:)
(V)
Gilgamesh
dijo a él, a Utnapishtim:
«Para
poder llegar a contemplar a Utnapishtim,
A quien
llaman el Lejano Recorrí y anduve por todos los paises, Atravesé montes
abruptos, Crucé todos los mares. Mi faz no se sació de dulce sueño, Me exasperé
con el insomnio; Llené mis coyunturas de infortunio. No hubiese alcanzado la
casa de la cervecera, (30) Cuando mi ropa estaba gastada. [Ma]té oso, hiena,
león, pantera, Tigre, ciervo (y) cabra montés - Las bestias salvajes y lo que
repta del llano. Sus [carnes] comí y sus pieles ce[ñí alrededor de mí]».
(El
resto de esta columna está demasiado mutilado para poder traducirlo. Falta el
principio de la ultima columna, excepto el final de las doctas observaciones de
Utnapishtim):
(VI)
(26)
«¿Construimos una casa para siempre? ¿Sellamos (contratos) para siempre? ¿Los
hermanos dividen porciones para siempre? Ecl 9,6 ¿Persiste para siempre el odio
[en la tierra]? ¿Acaso el río siempre crece (y) causa inundaciones?
(30) La
libélula [abandona] (su) vaina Para que su cara (no) pueda mirar (sino) la cara
del sol. Desde los días de antaño no hubo [permanencia]; Ecl 1,11; 1,4; 2,16
¡Los que descansan y los muertos qué
iguales [son]! ¿No componen la misma imagen de la muerte El plebeyo y el noble,
Cuando se hallan próximos a [su destino]?
Los
Anunnaki, los grandes dioses, se congregan; Mammetum, hacedor del destino, con
ellos decreta el hado: Muerte y vida determinan. Dt 30,19 (Pero) de la muerte
los días no se revelan».
Tablilla XI
Gilgamesh
le dijo, a Utnapishtim el Lejano:
«Cuando
te miro, Utnapishtim, Tus rasgos no son extraños; incluso como yo eres. Tú no
eres extraño; antes bien, como yo eres. ¡Mi corazón te había imaginado como
resuelto a batallar, [Pero] descansas indolente sobre tu dorso! [Dime], ¿cómo
te sumaste a la Asamblea de los dioses, En tu busca de la vida?»
Utnapishtim
dijo a él, a Gilgamesh:
«Te
revelaré, Gilgamesh, una materia oculta (10) Y un secreto de los dioses te
diré: Suruppak--ciudad que tú conoces [(Y) que en las riberas del Éufrates]
está situada--, Esa ciudad era antigua (como lo eran) los dioses de su
interior, Cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el
diluvio. Estaban Anu, su padre, El
valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador.
Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos;
(20)
Sus palabras repite a la choza de cañas:
"¡Choza
de cañas, choza de cañas! ¡Pared, pared! ¡Choza de cañas, escucha! ¡Pared,
vibra! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele (esta) casa, construye
una nave! Gn 6:14 Renuncia a las posesiones, busea la vida. ¡Desiste de bienes
(mundanales) y mantén el alma viva!
A bordo
de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas. Gn 6:19-20
El
barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. (30) Igual será su
amplitud y su longitud. Gn 6:15 Como el Apsu lo techarás".
Entendí
y dije a Ea, mi señor:
"[He
aquí], mi señor, lo que así ordenaste Tendré a honra ejecutar. [Pero, ¿ qué]
contestaré a la ciudad, a la gente y a los ancianos ?"
Ea
abrió su boca para hablar, Diciendo a mí, su servidor:
En tal
caso les hablarás así: "He sabido que Enlil me es hostil, (40) De modo que
no puedo residir en vuestra ciudad, Ni poner mi p[ie] en el territorio de
Enlil. Por lo tanto, a lo Profundo bajaré, Para vivir con mi señor Ea. [Pero
sobre] vosotros derramará la abundancia, [Los] pájaros [selectos], los más excelentes
peces. [La tierra se colmará] de
riqueza de cosechas. [Aquel que en el ocaso ordena] las vainas verdes, Verterá
sobre vosotros una lluvia de trigo".
Al
primer resplandor del alba, La tierra se juntó [a mi alrededor].
(50-53)
(demasiado fragmentario para ser traducido)
Los
pequeños [llev]aban brea, Al paso que los grandes transportaban [el resto] de
lo necesario. Al quinto dia tendí su maderamen. Un acre (entero) era el espacio
de su suelo, Diez docenas de codos la altura de cada pared, Gen 6,15 Diez
docenas de codos cada borde del cuadrado puentel. Preparé los contornos (y) lo
ensamblé. (60) Lo proveí de seis puentes, Dividiéndolo (así) en siete partes.
El plano de su piso dividí en nueve partes. Clavé desaguaderos en él. Me
procuré pértigas y acopié suministros. Seis (medidas) "sar" de betún
eché en el horno, Gen 6,14
Tres
"sar" de asfalto [también] eché en el interior, Tres "sar"
de aceite los portadores de cestas transportaron, Aparte de un "sar"
de aceite que la calafateadura consumió,
Y los dos "sar" de aceite [que] el barquero estibó. (70) Bueyes maté
para la [gente], Gen 6,21 Y sacrifiqué ovejas cada día. Mosto, vino rojo,
aceite y vino blanco [Di] a los trabajadores [para beber], como si fuera agua
del río, Para que celebrasen como en el Día del Año Nuevo. A[brí ...] ungüento,
aplicándo(lo) a mi mano. [Al sépti]mo [día] el barco estuvo completo.
[La botadura] fue ardua, Hasta el punto de que hubieron de cambiar las planchas de encima
y de debajo, [hasta que] dos tercios
de [la estructura entra]ron [en el agua].
(80) [Cuanto tenía] cargué en él: Cuanta plata tenía cargué en él; Cuanto
oro [tenía] cargué en él; Cuantos seres vivos tenía [cargué] en él. Gen 7,7-8
Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las
salvajes criaturas de los campos, Gen 7,13-16 Todos los artesanos hice subir a
bordo. Samas me había fijado un tiempo:
"Cuando
aquel que ordena la intranquilidad nocturna, Envíe una lluvia de tizón, ¡Sube a
bordo y clava la entrada!~ Aquel tiempo señalado llegó: "Aquel que ordena
la intranquilidad nocturna, envía una lluvia de tizón".
Contemplé
la apariencia del tiempo. El tiempo era espantoso de contemplar. Subí al barco
y clavé la entrada. Para clavar (todo) el barco, a Puzur-Amurri, el barquero,
Cedí la estructura con su contenido.
Al
primer resplandor del alba, Una nube negra se alzó del horizonte. Gn 7:11 En su
interior Adad truena, Mientras Sullat y Hanis van delante, (100) Moviéndose
como heraldos sobre colina y llano. Erragal arranca los postes; Avanza Mnurta y
hace que los diques sigan.
Los
Anunnaki levantan las antorchas, Encendiendo la tierra con su fulgor. La
consternación debida a Adad llega a los cielos, Pues volvió en negrura lo que
había sido luz. [La vasta] tierra se hizo arlicos como [una perola]. Durante un
día la tormenta del sur [sopló], Acumulando velocidad a medida que bufaba
[sumergiendo los montes], (110) Atrapando a la [gente] como una batalla.
Nadie
ve a su prójimo, No puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se
aterraron del diluvio, Y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anul.
Los
dioses se agazaparon como perros Acurrucados contra el muro exterior. Istar
gritó como una mujer en sus dolores, La señora de dulce voz de los [dioses]
gime:
"Los
días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla, Gn 7:23 Porque hablé maldad en
la Asamblea de los dioses. (120) ¿Cómo pude hablar maldad en la Asamblea de los
dioses, Ordenando batalla para destrucción de mi gente, Gn 8:21 Cuando yo misma
di a luz a mi pueblo? ¡Como el desove de los peces llena el mar!"
Los
dioses Anunnaki lloran con ella, Los dioses, humildemente, están sentados y
lloran, Con los labios apretados, [... ] uno
y todos. Seis días y [seis] noches Sopla el viento del diluvio, mientras la
tormenta del sur barre la tierra.
Al
llegar al séptimo día, La tormenta del sur (transportadora) del diluvio amainó
en la batalla, (130) Que había reñido como un ejército El mar se aquietó, la
tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Gn 8:1-2 Contemplé el tiempo: la calma
se había establecido, Y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje
era llano como un tejado chato.
Abrí
una escotilla y la luz hirió mi rostro. Gen 8,6 Inclinándome muy bajo, sentéme
y lloré, Deslizándose las lágrimas por mi cara.
Miré en
busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce (regiones)
Emergía una comarca (montañosa).
(140)
En el Monte Nisir el barco se detuvo. Gen 8,4
El
Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento,
Un
primer día, un segundo día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole
el movimiento. Un tercer día, un cuarto día, el Monte Nisir mantuvo sujeta la
nave, Impidiéndole el movimiento. Un quinto y un sexto (día), el Monte Nisir
mantuvo sujeta la nave, Impidiéndole el movimiento. Al llegar el séptimo día,
Envié y solté una paloma.
La
paloma se fue, pero regresó; Gn 8,8-10 Puesto que no había descansadero
visible, volvió. Entonces envié y solté una golondrina. (150) La golondrina se
fue, pero regresó; Puesto que no había descansadero visible, volvió. Después
envié y solté un cuervo. Gn 8,7
El
cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, Come, se cierne, grazna
y no regresa. Entonces dejé salir (todo) a los cuatro vientos Y ofrecí un
sacrificio.
Vertí
una libación en la cima del monte. Gn 8,19-20 Siete y siete vasijas cultuales
preparé, Sobre sus trípodes amontoné caña, cedro y mirto.
Los
dioses olieron el sabor, Gn 8,21 Los dioses olieron el dulce sabor, Los dioses
se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.
Cuando,
al fin, la gran diosa llegó, Alzó las grandes joyas que Anu había labrado a su
antojo:
"Dioses,
tan cierto como este lapislázuli está En mi cuello, no olvidaré, Recordaré
estos días, sin jamás olvidarlos. Vengan los dioses a la ofrenda; (Pero) no
acuda Enlil a la ofrenda, Porque, sin razón, causó el diluvio Y a mi pueblo
condenó a la destrucción".
(170)
Cuando finalmente llegó Enlil, y vio el barco, Enlil montó en cólera, Le
invadió la ira contra los dioses Igigi:
"¿Escapó
algún alma viva? ¡Ningún hombre debía sobrevivir a la destrucción !"
Ninurta
abrió la boca para hablar, Diciendo al valiente Enlil:
"¿Quién,
salvo Ea, puede maquinar proyectos? Sólo Ea conoce todo".
Ea
abrió la boca para hablar, Diciendo al valiente Enlil: "Tú, el más sabio
de los dioses, tú, héroe, ¿Cómo pudiste, irrazonablemente, causar el diluvio?
(180) ¡Al pecador impón sus pecados, Al transgresor impón su transgresión!
¡(Sin embargo), sé benévolo para que no sea cercenado ! ¡Sé paciente para que
no sea des[plazado]!
En
lugar de traer tú el diluvio, Ez 14,13-21 ¡Ojalá un león hubiera surgido para
disminuir la humanidad!
En
lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un lobo hubiera surgido para disminuir la
humanidad!
En
lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá un hambre hubiera surgido para m[enguar]
la humanidad!
En
lugar de traer tú el diluvio, ¡Ojalá una pestilencia hubiera surgido para
he[rir] a la humanidad!
No fui
yo quien reveló el secreto de los grandes dioses.
Dejé
que Atrahasis viese un sueño, Y percibió el secreto de los dioses.
¡Reflexiona
ahora en lo que le atañe!"
A esto
Enlil subió a bordo del barco. (190) Cogiéndome de la mano, me subió a bordo.
Subió mi mujer a bordo e hizo que se arrodillara a mi lado. De pie entre
nosotros, tocó nuestras frentes para bendecirnos:
"Hasta
ahora Utnapishtim fue tan sólo humano. En adelante Utnapishtim y su mujer serán
como nosotros dioses. ¡Utnapishtim residirá lejos, en la boca de los
ríos!"
Así me
cogieron y me hicieron residir lejos, En la boca de los ríos. Pero ahora,
¿quién por ti convocará los dioses a la Asamblea, Para que encuentres la vida
que buscas? ¡Ea!, no concilies el sueño Durante siete días y siete noches».
(200)
Mientras allí se sienta sobre sus nalgas, El sueño le aventa como el
torbellino.
Utnapishtim
dice a ella, a su esposa:
«¡Contempla
a este héroe que busca la vida! El sueño le envuelve como una niebla».
Su
esposa dice a él, a Utnapishtim el Lejano:
«Tócale
para que el hombre despierte, Para que regrese salvo por el camino que le
trajo, Para que por la puerta que salió pueda regresar a su país».
Utnapishtim
dice a ella, a su esposa:
«Puesto
que engañar es humano, él procurara engañarte. Gn 8,21 Anda, prepara obleas
para él, pon(las) junto a su cabeza, Y señala en la pared los días que duerme».
Elaboró
para él obleas, púso(las) junto a su cabeza, Y señaló en la pared los días que
dormía. La primera oblea se ha secado La segunda se estropeó, la tercera está
húmeda; La superficie de la cuarta blanquea; La quinta se cubre de moho, La
sexta (aún) conserva su color reciente; La séptima - en cuanto le tocó,
despertóse el hombre.
Gilgamesh
dijo a él, a Utnapisthim el Lejano:
(220)
«¡Apenas el sueño me ha invadido, Cuando me tocas y me despiertas!»
Utnapishtim
[dice a él], a Gilgamesh:
«[Vamos],
Gilgamesh, cuenta tus obleas, [Que los días que dormiste] sean conocidos de ti:
Tu [primera] oblea se ha secado, [La segunda se] estropeó, la tercera está
húmeda; La superficie de la cuarta blanquea; [La quinta] se cubre de moho, La
sexta (aún) conserva su color reciente. [La séptima] - en este instante te
despertaste».
Gilgamesh
dijo a él, a Utnapishtim el Lejano:
(230)
«[¿Qué] haré, Utnapishtim; Adónde iré, [Ahora] que el Despojador hace presa en
mis [miembros]? En mi alcoba asecha la muerte, ¡Y doquiera que pon[go mi pie]
está la muerte!»
Utnapishtim
[dice a él], a Urshanabi, el barquero:
«Urshanabi,
¡así el desembarcadero [no tenga contento en ti], Así el lugar de travesía a ti
renuncie! ¡A aquel que vaga en su playa, niégale su playa! Al hombre que
trajiste (aquí), cuyo cuerpo está cubierto de suciedad, La gracia de cuyos
miembros pieles desfiguraron, Lleva, Urshanabi, y condúcele al lugar del baño.
(240) Que se libre de su suciedad con agua limpia como la nieve, Que se despoje
de sus pieles y el mar (las) arrastre, Que la belleza de su cuerpo se pueda
ver. Haz que renueve la banda de su cabeza, Deja que se ponga un manto para
vestir su desnudez, Que llegue a su ciudad, Que concluya su viaje. ¡Así (su)
manto no tenga color de moho, Siendo totalmente nuevo!»
Urshanabi
le llevó y condujo al lugar del baño. Se lavó la suciedad con agua limpia como
la nieve. Se despojó de sus pieles, el mar (las) arrastró, Para que la belleza
de su cuerpo se viese. (250) Renovó [la banda] que ceñía su cabeza, Se puso un
manto para vestir su desnudez, Para que lle[gase a su ciudad], Para que
concluyese su viaje. [El manto no tenía color de moho], siendo [totalmente]
nuevo.
Gilgamesh
y Urshanabi subieron a la barca, [Lanza]ron la barca a las olas (y) zarparon.
Su
esposa dice a él, a Utnapishtim el Lejano:
«Gilgamesh
vino aquí, penando y esforzándose. (260) ¿Qué (le) entregarás para que regrese
a su tierra?»
A
aquello, él, Gilgamesh, levantó (su) pértiga, Para acercar la barca a la playa.
Utnapishtim
[dice] a él, [a] Gilgamesh:
«Gilgamesh,
viniste aquí, penando y esforzándote. ¿Qué te entregaré para que regreses a tu
tierra? Revelaré, oh Gilgamesh, una cosa oculta, Y [un secreto de los dioses] te diré: Esta planta, como el cambrón
es [su ... ]. Sus espinas pin[charán tus manos] como la rosa. Si tus manos obtienen la planta, [tú hallarás nueva vida]».
En
cuanto Gilgamesh oyó esto, Abrió la ca[ñería],
Ató piedras pesadas [a sus pies]. Le bajaron a lo profundo [y vio la
planta]. Cogió la planta, aunque pi[nchó sus manos]. Cortó las piedras pesadas
[de sus pies]. El [m]ar le lanzó a la orilla.
«Urshanabi,
esta planta es una planta aparte, Por
la que un hombre puede reconquistar el aliento
de su vida. (280) La llevaré a la amurallada Uruk, Haré [... ] comer la
planta. .. Su nombre será "El Hombre se hace Joven en la Senectud".
Yo
mismo (la) comeré Y así volveré al estado de mi juventud».
Después
de veinte leguas comieron un bocado, Después de treinta legua (más) se prepararon
para la noche. Gilgamesh vio un pozo cuya agua era fresca. Bajó a bañarse en el
agua. Una serpiente olfateó la fragancia de la planta; Salió [del agua] y
arrebató la planta.
Al
retirarse mudó de piel.
(290) A
esto Gilgamesh se sienta y llora, Las lágrimas se deslizan por su cara. [Cogió
la mano] de Urshanabi, el barquero:
«¿[Para]
quién, Urshanabi, mis manos trabajaron? ¿Por quién se gasta la sangre de mi
corazón? No obtuve una merced para mí. ¡Para el león de tierra logré una
merced! ¡Y la marea la llevará a veinte leguas de distancia! Cuando abrí la cañería y [... ] el año, Hallé lo que se
había puesto como señal para mí: ¡Me retiraré, (300) Y dejaré la barca en la
orilla!» Después de veinte legua comieron un bocado, Después de treinta leguas
(más) se prepararon para la noche. Cuando llegaron a al amurallada Uruk,
Gilgameshh
dijo a él, a Urshanabi, el barquero:
"Anda,
Urshanabi, ve a las almenas de Uruk. Inspecciona la terraza, examina sus
ladrillos, ¡Si su obra no es de ladrillo quemado, Y si los Siete Sabios no
echaron sus cimientos! Un `sar' es ciudad, un `sar' huertos, Un `sar' tierra
marginal; (además) el recinto del
Templo de Ishtar. Tres `sar' y el recinto
incluida Uruk".
La tablilla XII se omite en este extracto, porque es un
apéndice sin conexión con el poema propiamente dicho.
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