¿Ha pensado o dicho usted alguna vez: ‘Tengo mi propia religión. Es un asunto muy personal. No lo considero con otros’? Es verdad que la religión es un asunto muy personal... nuestros padres y parientes nos inculcan ideas religiosas o éticas casi desde que nacemos. El resultado de esto es que por lo general seguimos los ideales religiosos de nuestros padres y abuelos. La religión casi ha llegado a ser un asunto de tradición familiar. ¿Qué resultado tiene ese proceso? Que en muchos casos son otras personas quienes han escogido para nosotros nuestra religión. Ha sido sencillamente un asunto de dónde hayamos nacido y cuándo. O, como lo indicó el historiador Arnold Toynbee, el que alguien se adhiera a cierta fe suele determinarse por “el accidente geográfico de dónde haya nacido”.
13 ¿Es razonable suponer que la religión que se le haya impuesto a uno al nacer sea necesariamente la verdad completa? Si uno naciera en Italia o en la América del Sur, probablemente se le criaría como católico, y no podría hacer nada en cuanto a ello. Si naciera en la India, entonces lo más probable sería que llegara a ser hindú, o, si fuera del Punjab, quizás llegaría a ser sikh (sij). Si los padres de uno fueran de Paquistán, entonces lo obvio sería que uno fuera mahometano. Y si uno hubiera nacido en un país socialista dentro de las últimas décadas, probablemente no habría podido evitar que lo criaran como ateo. (Gálatas 1:13, 14; Hechos 23:6.)
14 Por lo tanto, ¿tiene que ser la religión en cuyo seno uno nazca la verdadera, la que Dios aprueba? Si ese hubiera sido el concepto seguido a través de los milenios, muchos humanos todavía estarían practicando el chamanismo primitivo y los antiguos cultos de la fertilidad, con la base de que ‘lo que fue bueno para mis antepasados es bueno para mí’.
15 Puesto que durante los últimos 6.000 años por todo el mundo se ha desarrollado una gran diversidad de expresión religiosa, es por lo menos educativo y algo que amplía nuestros horizontes el entender lo que otros creen y el origen de sus creencias. Y eso también pudiera dejarle ver la posibilidad de una esperanza más concreta en cuanto a su futuro.
16 Hoy en muchos países sucede que la llegada de inmigrantes y el movimiento de la población dentro del mismo país hacen vecinos de personas de diferentes religiones. Por eso, el que unos comprendan los puntos de vista de otros puede llevar a comunicación y conversación más significativa entre personas de diferentes fes. Además, eso pudiera disipar parte del odio que las diferencias religiosas han causado en el mundo. Es verdad que entre la gente puede haber vigoroso desacuerdo en cuanto a creencias religiosas, pero no hay base para odiar a nadie sólo porque tenga un punto de vista que difiera del de uno. (1 Pedro 3:15; 1 Juan 4:20, 21; Revelación 2:6.)
17 La antigua ley judía declaraba: “No odiarás a tu hermano en tu corazón; ciertamente reprenderás a tu prójimo, para que no lleves pecado por su causa. No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo; sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor [Jehová]”. (Levítico 19:17, 18, La Biblia, ES.) El Fundador del cristianismo declaró: “Pero les digo a ustedes los que escuchan: Continúen amando a sus enemigos, haciendo bien a los que los odian, [...] y su galardón será grande, y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso para con los ingratos e inicuos”. (Lucas 6:27, 35.) Bajo el encabezamiento “La examinada”, el Corán declara un principio similar (sura 60:7, JC): “Quizá establezca Dios la amistad entre vosotros y los que de ellos tenéis por enemigos. Dios es capaz, Dios es indulgente, misericordioso”.
18 Sin embargo, aunque la tolerancia y la comprensión son necesarios, eso no significa que no importa lo que uno crea. Como dijo el historiador Geoffrey Parrinder: “A veces se dice que todas las religiones tienen la misma meta, o que son caminos iguales hacia la verdad, o hasta que todas enseñan las mismas doctrinas [...] No obstante, los aztecas de la antigüedad, quienes alzaban hacia el Sol el corazón todavía palpitante de sus víctimas, de seguro no tenían una religión tan buena como la del pacífico Buda”. Además, en lo referente a adoración, ¿no es Dios mismo quien debe determinar lo que es o no es aceptable? (Miqueas 6:8.)
13 ¿Es razonable suponer que la religión que se le haya impuesto a uno al nacer sea necesariamente la verdad completa? Si uno naciera en Italia o en la América del Sur, probablemente se le criaría como católico, y no podría hacer nada en cuanto a ello. Si naciera en la India, entonces lo más probable sería que llegara a ser hindú, o, si fuera del Punjab, quizás llegaría a ser sikh (sij). Si los padres de uno fueran de Paquistán, entonces lo obvio sería que uno fuera mahometano. Y si uno hubiera nacido en un país socialista dentro de las últimas décadas, probablemente no habría podido evitar que lo criaran como ateo. (Gálatas 1:13, 14; Hechos 23:6.)
14 Por lo tanto, ¿tiene que ser la religión en cuyo seno uno nazca la verdadera, la que Dios aprueba? Si ese hubiera sido el concepto seguido a través de los milenios, muchos humanos todavía estarían practicando el chamanismo primitivo y los antiguos cultos de la fertilidad, con la base de que ‘lo que fue bueno para mis antepasados es bueno para mí’.
15 Puesto que durante los últimos 6.000 años por todo el mundo se ha desarrollado una gran diversidad de expresión religiosa, es por lo menos educativo y algo que amplía nuestros horizontes el entender lo que otros creen y el origen de sus creencias. Y eso también pudiera dejarle ver la posibilidad de una esperanza más concreta en cuanto a su futuro.
16 Hoy en muchos países sucede que la llegada de inmigrantes y el movimiento de la población dentro del mismo país hacen vecinos de personas de diferentes religiones. Por eso, el que unos comprendan los puntos de vista de otros puede llevar a comunicación y conversación más significativa entre personas de diferentes fes. Además, eso pudiera disipar parte del odio que las diferencias religiosas han causado en el mundo. Es verdad que entre la gente puede haber vigoroso desacuerdo en cuanto a creencias religiosas, pero no hay base para odiar a nadie sólo porque tenga un punto de vista que difiera del de uno. (1 Pedro 3:15; 1 Juan 4:20, 21; Revelación 2:6.)
17 La antigua ley judía declaraba: “No odiarás a tu hermano en tu corazón; ciertamente reprenderás a tu prójimo, para que no lleves pecado por su causa. No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo; sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor [Jehová]”. (Levítico 19:17, 18, La Biblia, ES.) El Fundador del cristianismo declaró: “Pero les digo a ustedes los que escuchan: Continúen amando a sus enemigos, haciendo bien a los que los odian, [...] y su galardón será grande, y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso para con los ingratos e inicuos”. (Lucas 6:27, 35.) Bajo el encabezamiento “La examinada”, el Corán declara un principio similar (sura 60:7, JC): “Quizá establezca Dios la amistad entre vosotros y los que de ellos tenéis por enemigos. Dios es capaz, Dios es indulgente, misericordioso”.
18 Sin embargo, aunque la tolerancia y la comprensión son necesarios, eso no significa que no importa lo que uno crea. Como dijo el historiador Geoffrey Parrinder: “A veces se dice que todas las religiones tienen la misma meta, o que son caminos iguales hacia la verdad, o hasta que todas enseñan las mismas doctrinas [...] No obstante, los aztecas de la antigüedad, quienes alzaban hacia el Sol el corazón todavía palpitante de sus víctimas, de seguro no tenían una religión tan buena como la del pacífico Buda”. Además, en lo referente a adoración, ¿no es Dios mismo quien debe determinar lo que es o no es aceptable? (Miqueas 6:8.)
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