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lunes, 23 de noviembre de 2015

El Budismo

Resultado de imagen para budismoResultado de imagen para budismoEL BUDISMO, que a principios del siglo XX apenas se conocía fuera de Asia, desempeña hoy el papel de una religión universal. De hecho, muchos occidentales se sorprenden sobremanera al ver que el budismo medra en su propio vecindario. Gran parte de esto se debe al movimiento internacional de refugiados. Grandes comunidades asiáticas se han establecido en la Europa occidental, la América del Norte, Australia y otros lugares. A medida que multitudes crecientes de emigrados se establecen en una nueva tierra, llevan consigo al nuevo país su religión. Al mismo tiempo, cada vez más occidentales se han visto por primera vez cara a cara con el budismo. Esto, junto con la permisividad y la decadencia espiritual de las iglesias tradicionales, ha hecho que algunos se conviertan a la “nueva” religión. (2 Timoteo 3:1, 5.)

Así, según el 1989 Britannica Book of the Year, el budismo afirma tener por todo el mundo unos 300.000.000 de miembros, con unos 200.000 en la Europa occidental y la América del Norte respectivamente, 500.000 en la América Latina y 300.000 en la Unión Soviética. Sin embargo, todavía la mayoría de los budistas viven en países asiáticos, como Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Tailandia, Japón, Corea y China. Pero ¿quién fue el Buda? ¿Cómo empezó esta religión? ¿Qué enseñanzas y prácticas caracterizan al budismo?

La cuestión de una fuente fidedigna

“Lo que se sabe de la vida del Buda se basa principalmente en la prueba que ofrecen los textos canónicos, de los cuales los más extensos y completos son los que se escribieron en pali, un idioma de la India antigua”, dice el libro World Religions—From Ancient History to the Present (Las religiones universales... desde la historia antigua hasta la actualidad). Esto significa que no hay ninguna fuente contemporánea de Siddharta Gautama, el fundador de esta religión —quien vivió en el norte de la India en el siglo VI a.E.C.—, que nos diga algo acerca de él. Por supuesto, eso nos plantea un problema. No obstante, una cuestión de más importancia es la de cuándo y cómo se produjeron los “textos canónicos”.
La tradición budista sostiene que poco después de la muerte de Gautama se convocó un concilio de 500 monjes para decidir cuál era la enseñanza auténtica del Maestro. Hay mucha controversia entre eruditos e historiadores budistas respecto a si en realidad se efectuó o no tal concilio. Sin embargo, el punto importante que debemos notar es que hasta los textos budistas reconocen que la enseñanza aceptada como auténtica no se puso por escrito, sino que fue aprendida de memoria por los discípulos. Transcurrió un espacio de tiempo considerable antes de que se escribieran los textos sagrados.
Según unas crónicas de Sri Lanka de los siglos IV y VI E.C., los más antiguos de estos “textos canónicos” en pali se escribieron durante el reinado del rey Vattagamani Abhaya en el siglo I a.E.C. No aparecieron por escrito otros relatos de la vida del Buda sino hasta quizás el primer siglo (o aun el siglo V) E.C., casi mil años después de su tiempo.
Por eso, según menciona el Abingdon Dictionary of Living Religions (Diccionario Abingdon de religiones vivas): “Las ‘biografías’ son de origen tardío y están repletas de datos legendarios y míticos, y los textos canónicos más antiguos son producto de un largo proceso de transmisión oral que aparentemente incluyó cierto grado de revisión y muchas añadiduras”. Un erudito hasta “afirmó que ni una sola palabra de la enseñanza registrada puede atribuirse con certeza absoluta a Gautama mismo”. ¿Hay razón para esas críticas?

Concepción y nacimiento del Buda
 Considere los siguientes pasajes de Jataka, parte del canon pali, y de Buda-charita, un texto sánscrito (del siglo II E.C.) sobre la vida del Buda. Primero, veamos el relato de cómo llegó a concebir a Gautama en un sueño la madre del Buda, la reina Maha Maya.
“Los cuatro ángeles guardianes vinieron y la levantaron, junto con su lecho, y se la llevaron al Himalaya. [...] Entonces vinieron las esposas de aquellos ángeles guardianes y la condujeron al lago Anotatta, y la bañaron, para quitarle toda mancha humana. [...] No muy lejos de allí estaba el Cerro Plateado, y en él una elegante residencia dorada. Allí extendieron un lecho divino con la cabecera hacia el este, y la acostaron sobre él. Ahora bien, el futuro Buda había llegado a ser un magnífico elefante blanco [...] Ascendió al Cerro Plateado, y [...] caminó tres veces alrededor del lecho de su madre, con su costado derecho hacia él, y golpeándola por el costado derecho, pareció entrar en el vientre de ella. Así tuvo lugar la concepción en la fiesta a mediados del verano.”
 Cuando la reina le contó el sueño a su esposo el rey, él llamó a 64 eminentes sacerdotes hindúes, los alimentó y vistió, y les pidió una interpretación. Esto fue lo que respondieron:
“¡No se inquiete, gran rey! [...] Usted tendrá un hijo. Y él, si sigue llevando la vida de la realeza, llegará a ser un monarca universal; pero si deja la vida de la realeza y se aleja del mundo, llegará a ser un Buda, y hará retroceder las nubes del pecado y la insensatez de este mundo”.
 Más tarde, según informes, hubo 32 milagros:
“De repente los diez mil mundos temblaron, se estremecieron y se sacudieron. [...] Los fuegos de todos los infiernos se apagaron; [...] las enfermedades cesaron entre los hombres; [...] todos los instrumentos musicales emitieron sus notas sin que nadie los estuviera tocando; [...] en el poderoso océano las aguas se hicieron dulces; [...] los diez mil mundos llegaron a ser una masa de guirnaldas de la mayor magnificencia posible”.
 Entonces vino el extraordinario nacimiento del Buda en un jardín de sales (un tipo de árboles) llamado el jardín de Lumbini. Cuando la reina quiso afianzarse de una rama del sal más alto del jardín, el árbol lo hizo posible inclinándose hacia ella. De pie, y afianzándose de la rama, ella dio a luz.
“Él salió del vientre de su madre como un predicador que desciende de su cátedra, o un hombre que baja por una escalera, con ambas manos y ambos pies extendidos, sin mancha de impureza del vientre de su madre. [...]”
“Tan pronto como nace, el [futuro Buda] coloca ambos pies firmemente en el suelo, da siete grandes pasos hacia el norte, con un dosel blanco por encima de la cabeza, y examina las cuatro partes del mundo, mientras exclama con sonido inigualable: Yo soy el principal, el mejor y el primero del mundo; este es mi último nacimiento; nunca más volveré a nacer.”
 Hay otras narraciones tan elaboradas como esta acerca de su niñez, sus encuentros con admiradoras jóvenes, sus andanzas y casi todo suceso de su vida. Quizás no sorprenda el que la mayoría de los eruditos descarten estos relatos como leyendas y mitos. Un funcionario del Museo Británico hasta indica que, debido a la “gran cantidad de leyendas y milagros, [...] es imposible sacar de entre ellos la vida histórica del Buda”.
 A pesar de esos mitos, circula ampliamente un relato tradicional de la vida del Buda. Un texto moderno, A Manual of Buddhism (Manual del budismo), publicado en Colombo, Sri Lanka, da el siguiente relato simplificado.
“El día de la luna llena de mayo del año 623 a.C. nació en el distrito de Nepal un príncipe indio sakya que tenía por nombre Siddhattha Gotama. El rey Suddhodana fue su padre, y la reina Maha Maya fue su madre. Ella murió pocos días después del nacimiento del niño, y Maha Pajapati Gotami fue su madre adoptiva.
”A la edad de dieciséis se casó con su prima, la hermosa princesa Yasodhara.
”Por casi trece años después de su feliz matrimonio llevó una vida de lujo, en feliz ignorancia de las vicisitudes de la vida fuera de las puertas del palacio.
”Andando el tiempo, gradualmente se dio cuenta de la verdad. En su año 29, cuando vino el momento crucial de su carrera, nació su hijo Rahula. Él vio a este hijo como un impedimento, porque se dio cuenta de que toda persona sin excepción tenía que nacer, enfermar y morir. Al comprender así la universalidad del dolor, decidió hallar una panacea para esta enfermedad universal de la humanidad.
”Por eso renunció a sus placeres de la realeza, abandonó su hogar cierta noche [...] se cortó el pelo, se vistió sencillamente como un asceta, y salió a vagar como Buscador de la Verdad.”
 Está claro que estos pocos detalles biográficos están en agudo contraste con los fantásticos relatos de los “textos canónicos”. Y con la excepción del año en que nació, se aceptan comúnmente.

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