“De modo que si alguno está en Cristo, Nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" 2 Corintios 5:17.
El propósito específico de este artículo es destacar que la Restauración es el primer efecto al entrar en la dimensión presente del Reino de Dios.
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En el antiguo testamento, cuando un hombre caía en pecado, no sólo atentaba contra si mismo y/o su prógimo; también atentaba contra la justicia y la santidad de Dios. Cuando el daño de un pecado afectaba directamente al prógimo, debía indemnizarlo conforme a las estipulaciones contenidas en la ley Mosaica. Además, y siendo afectada su relación con Dios, entonces debía recurrir a los sacrificios que expiaran y limpiaran su culpa delante del Señor. Porque todo sacrificio, correctamente administrado, restauraba al hombre frente a su Dios.
Pero la institución del Sacrificio como un medio expiatorio, es decir, que borraba la culpa del hombre ante Dios llegó, con la práctica constante, a perder su verdadera esencia: Inculcar una vida de Integridad en el hombre, con base en el conocimiento de un Dios justo y Misericordioso.
El sistema sacrificial del Antiguo Testamento constituye un antecedente para el único y perfecto sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo. Desde la teología Cristiana, los sacrificios son sólo una “Sombra" que señalaban hacia aquella entrega única y perfecta de Jesús (Hebreos 10:1). A pesar de esto, la obediente entrega de Jesús conserva la esencia de aquellos sacrificios del Antiguo Testamento Conducir al hombre a una presencia integra de si mismo delante de Dios.
EN ALGUNOS MOMENTOS DE LA VIDA DEL PUEBLO DE ISRAEL, FUE MAS FÁCIL HACER SACRIFICIOS, QUE LLEVAR UNA VIDA DE INTEGRIDAD.
¿Que sucedió entonces? Véase Isaias 1:11-20.
SER “NUEVA CRIATURA", COMO LO PRESENTA LA TEOLOGÍA CRISTIANA DEL NUEVO TESTAMENTO, ES PARTICIPAR DE LA RESTAURACIÓN QUE JESUCRISTO NOS HA BRINDADO MEDIANTE SU SACRIFICIO PERFECTO.
El “viejo Hombre" no puede entender la voluntad de Dios ni su Reinado. Enliste las cosas que son propias del viejo hombre, según Colosenses 3:5-9.
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CONCLUIMOS EN QUE LA RESTAURACIÓN PLENA DEL HOMBRE CON DIOS SE HIZO REALIDAD POR EL SACRIFICIO ÚNICO Y PERFECTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. Y EL CREYENTE, UNA VEZ RESTAURADO, ENTREGA SU VIDA EN UNA CONTINUA Y AGRADABLE OFRENDA A DIOS, CUMPLIENDO EN SI MISMO LA JUSTICIA Y LA MISERICORDIA DE JESUCRISTO. RECORDEMOS: “ESTAR EN CRISTO", ES SER UNA NUEVA CRIATURA (2 CORINTIOS 5:17).
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