“Y como hubieron pasado, Elias dijo a Elíseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado de contigo. Y dijo Elíseo: Ruegote que las dos partes de tu espíritu sean sobre mí" (2 Reyes 2:9).
Para comprender el artículo es necesario leer 2 Reyes 1:2-18; 2:1-25.
El objetivo de este artículo es verificar que las crisis suelen venir como resultado de que hemos elegido mal cuando pudimos elegir lo mejor.
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Los primeros dos capítulos de segunda de Reyes concluyen la actividad profética se Elias. El profeta alcanza a denunciar el pecado del Rey Ocozías, y enfrenta con entereza el momento de la transmisión de su oficio profético, así como del poder divino que lo asistió durante su ministerio, a su discípulo Eliseo.
¡Y el momento llegó! Elias estaba preparado. Elíseo no lo quiere dejar un solo momento en ese proceso final. Un torbellino en el cielo, un carro de Fuego con caballos de Fuego separa a Elias de Eliseo y lo alza a la expansión (al cielo), trasladado a otro lugar donde el profeta ya anciano vería sus últimos días de vida. Pero su manto, símbolo de poder divino que reposaba sobre el y de su oficio profético, había quedado en manos de su discípulo, quien de forma inmediata constata que una doble porción del espíritu de su maestro había venido a posar en el.
Elias y Eliseo habían aceptado el desafío de proclamar el mensaje divino tal como Dios lo establecía, y por todo el tiempo que Él decidiera. Exactamente como el creyente debe hacerlo hoy.
El pueblo de Israel, recuerda por medio de estos relatos que tuvieron la oportunidad de seguir los pasos de Elias, como lo hizo Eliseo. Pero la reflexión es más profunda ¿como habían terminado tan mal cuando podían pedir una doble porción de aquel poder? Generalmente pensamos que únicamente se puede elegir entre lo bueno y lo malo, olvidando que hay otras opciones. Con Dios se puede aspirar no sólo a lo bueno, sino a lo mejor. Nuestras crisis y derrotas se deben en buena medida a que, a la hora de elegir, no nada más optamos por lo que esta mal, a veces decidimos por lo peor ¿como es esto si tenemos delante de nosotros el camino de la doble porción?, que es un camino más que bueno: es mejor.
Algunas referencias para comprender más a fondo este tema:
¿No hay Dios en Israel para consultar en su palabra? 1 Reyes 22:52-54. 2 Reyes 1:2;
Doble porción: 1 Reyes 19:19-21; Deuteronomio 31:15-17.
APLICAMOS LO ANTERIOR DE LA SIGUIENTE MANERA:
1. Nuestras elecciones tienen diferentes ámbitos de acción a nivel personal: familiar, económica, trabajo, moral, convivencia, de fe. Busque entre su experiencia personal, tres ejemplos en los que son evidentes las tres opciones que hemos manejado: Lo malo, lo bueno y lo mejor y comparta las en el grupo.
2. Propongan explicaciones de por qué muchos creyentes terminan eligiendo lo peor ¿Que podemos aprender de esas experiencias?
3. Trabaje en tres deciciones importantes en la vida: ¿con quien me voy a casar? ¿A que me voy a dedicar? ¿Cuando entregaré mi vida al señor?, en cada una busquen una desición mala, una buena y la mejor desición. ¿Como puede ayudar esta reflexión a quienes son padres? ¿Como puede ayudar a los jóvenes?
4. Revisen la vida de la congregación, a nivel comunitario también se experimentan crisis ¿Como pueden elegir lo mejor para ser una congregación que evite que le suceda lo que al pueblo de Israel?.
CONCLUIMOS EN QUE: El pueblo de Israel tenía al menos tres opciones que podía elegir: lo malo, lo bueno, y lo mejor, lamentablemente eligieron lo malo pudiendo, como Elíseo, tener lo mejor: una doble porción del espíritu. Nuestras malas deciciones no consisten simplemente en elegir el camino malo, sino en desperdiciar la oportunidad de tener lo mejor, fue lo que pasó con Israel, fue el exilio porque desaprovechó el camino más excelente que Dios le puso por delante. Cuidemos elegir lo mejor en todos los ámbitos de nuestra vida.
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