«Si no puedes pensar por ti mismo, ni tomar decisiones, tienes serios problemas. Eres responsable de lo que crees. Si no puedes apartarte, hay un problema y punto». Esas son las palabras de alguien que ha sido víctima del espiral descendente de un grupo religioso peligroso. En las páginas siguientes, aprenderemos de las experiencias de quienes han sido librados de la oscuridad y del temor del abuso espiritual.
Es nuestra esperanza que estas páginas se lean mirándonos a nosotros mismos cuidadosamente.
La Escritura nos advierte que las semillas del pensamiento religioso peligroso no sólo se encuentran a
nuestro alrededor, sino dentro de nosotros y entre nosotros también.
Martin R. De Haan I
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