¿Siente que los cultos de su iglesia necesitan una «reforma» en los aspectos de alabanza y adoración? ¿Cree usted que sus hermanos en Cristo podrían ser mejores adoradores? La verdad es que muchas iglesias podrían mejorar dramáticamente la calidad de sus cultos de adoración si hicieran algunos cambios relativamente simples...
Viajo constantemente debido a mi ministerio de predicación y enseñanza, por esa razón, la mayoría de los domingos del año adoro al Señor en una iglesia diferente. Mis experiencias en las iglesias de toda la nación, así como mis años como profesor de un curso sobre adoración en un seminario, me hicieron reflexionar bastante acerca de la adoración que recibe Dios en las iglesias locales.
Una de las observaciones que he hecho es que muchas iglesias podrían mejorar dramáticamente la calidad de sus cultos de adoración si hicieran algunos cambios relativamente simples. Después de un cuarto de siglo en el ministerio pastoral y en la dirección de cultos de adoración, descubro la razón por la cual los cambios «sencillos» algunas veces son difíciles de llevar a cabo. Sin embargo, si usted, como líder, percibe la necesidad de «refrescar» la adoración, debería considerar estas recomendaciones porque:
a. Cada una de ellas están basadas directa o indirectamente en la Biblia.
b. Son lo suficientemente específicas como para ponerlas en práctica.
c. Pueden ser adaptadas en cualquier iglesia, sin importar su tamaño, ubicación, cultura, o estilo de adoración.
1. Concéntrese en Dios en cada uno de los elementos del culto de adoración
El culto es, por definición, la adoración a Dios. Así que ¿por qué usted incluiría un elemento en su culto de adoración cuyo enfoque no fuera Dios? Examine el orden de su culto y pregúntese en cada parte: «¿Esto se enfoca en Dios?» Si no es así, elimine ese elemento o llévelo a cabo al principio o final del culto. Si bien elementos como los anuncios, las bienvenidas a los visitantes y el saludo entre los hermanos se han ganado su justo lugar, deberían realizarse de tal forma que no hagan que las personas dejen de enfocarse en el Señor. Prográmelos antes o después de haber tenido un tiempo donde Dios es el enfoque exclusivo.
2. Tenga una base bíblica clara para cada elemento del culto de adoración
Revise una vez más el orden del culto y en cada elemento pregúntese: «¿Existe una base bíblica para realizar esto durante el tiempo de adoración?» (Un elemento de adoración es una actividad de adoración como cantar, predicar, orar, etcétera. Esto difiere de una circunstancia de adoración, tales como la hora en que empieza el culto, su duración, el color de la alfombra, si tienen o no aire acondicionado o micrófonos, etcétera. La Biblia no dice nada al respecto de estos asuntos, pero sí aborda las actividades de adoración.)
No haga afirmaciones como «La Biblia nos dice que alcancemos a las personas, y creo que este aspecto de nuestro culto nos ayuda a realizar eso». Usted requiere un fundamento bíblico más fuerte que ese. Dios sabe mejor que nosotros cómo quiere ser adorado, y no debemos por qué adivinar lo que él desea que hagamos. Llegue hasta la presencia del Señor con la seguridad de que existe un mandato, ejemplo o una clara inferencia bíblica que apoye cualquier actividad de adoración que usted realice en el culto. Deje de llevar a cabo cualquier parte de su adoración pública que no tenga un sólido fundamento bíblico. Si las iglesias practicaran tan solo estos dos principios, la adoración tendría una gran reforma.
3. Ofrezca «a Dios un servicio aceptable [es decir adoración] con temor y reverencia» (Hebreos 12.28)
La Biblia no solo nos dice el «porqué» de la adoración, sino también el «cómo». La adoración que es aceptable para Dios involucra más que solo hacer las cosas correctas. También significa ofrecerlas «en la fe» (Hebreos 11.4), «en espíritu» (Juan 4.24), y «en reverencia y temor». Y si bien no se puede obligar a una persona a tener estas actitudes, el líder de adoración sí puede ayudar a desarrollar una atmósfera de «reverencia y temor».
Cultive una seria búsqueda de Dios; elimine cualquier impertinencia o superficialidad en el culto de adoración. Sonría, incluso ría cuando pareciera que Jesús hubiera hecho lo mismo. El gozo espiritual al experimentar al Señor es bueno y testifica sobre nuestro deseo de conocer de Dios, pero no permita que se confunda el gozo genuino con la frivolidad de un chiste, una rivalidad deportiva dentro de la iglesia, o el diseño de la corbata de algún hermano. Una de las mejores formas de nutrir la «reverencia y el temor» entre los adoradores es simplemente asegurarse de que cada elemento del culto enfoque su atención en Dios (vea la recomendación número uno).
4. Predique expositivamente
Muchos creyentes de la Biblia piensan que predican la Biblia cuando no lo hacen. Hay una diferencia entre la predicación que es consistente con la Biblia y la predicación que evidentemente proviene del texto. Por ejemplo, una persona dice que el Salmo 23 será su texto, pero luego predica sobre la importancia del bautismo y lo malo que es el aborto. Puede que esta persona proclame una verdad que es consistente con la Biblia, pero no está predicando el mensaje del Salmo 23.
Si bien algunos podrían diferir sobre los detalles de las definiciones de la predicación expositiva, Mark Dever lo hace en forma simple, memorable y consistente con las demás definiciones: «La predicación expositiva es aquella predicación que toma como punto para el sermón el punto de un pasaje en particular de la Escritura» (Mark Dever, Una iglesia saludable, Publicaciones Faro de Gracia). Los predicadores, sin importar que su pasaje sea un solo texto, un párrafo, o un capítulo entero de la Biblia, predican de tal forma que sus palabras son obviamente expositivas, ilustrativas, y se aplican al punto de ese pasaje.
5. Ocúpese «en la lectura de las Escrituras» (1 Timoteo 4.13)
Me asombra cómo muchas personas que pelean (y justamente) por la infalibilidad de la Biblia no la leen en público, excepto quizá el breve texto que utilizan para su sermón. He observado que irónicamente en las iglesias más conservadoras es donde a menudo se ignora el mandato de ocuparse «en la lectura de las Escrituras», a pesar de sus repetidas afirmaciones de fe en la Palabra de Dios y de su deseo de obedecerla. Asimismo, es común que las iglesias más liberales, debido a su uso tradicional de la lectura bíblica, tengan cuatro lecturas (una del Antiguo Testamento, otra de los Salmos, otra de los Evangelios, y otra de las Epístolas) en cada culto dominical. Si bien el pastor después de eso podría levantarse para predicar y de hecho negar lo que acaban de leer, se habla más de la Palabra de Dios que en muchas iglesias que se enorgullecen de su postura con respecto a las Escrituras.
Una de las formas más fáciles de inculcar la lectura de las Escrituras es leyendo consecutivamente los libros de la Biblia. Escoja un libro y lea un capítulo cada semana. Si un capítulo es particularmente extenso, lea la mitad esa semana y la otra la siguiente. Si no obedecemos este mandato bíblico de la lectura de las Escrituras como una actividad de adoración, entonces ¿cuántas personas de su congregación nunca encontrarán el mensaje de la Palabra de Dios en, digamos, Malaquías, a menos que usted lo lea?
Por cierto, también aprenda a leer las Escrituras expresivamente. Practique. Haga pausas. Cuando escuche a las personas de la radio que leen natural pero convincentemente, identifique y aprenda los detalles que hacen que sea fácil escucharlos. Lea la Biblia de tal forma que refleje «reverencia y temor» por el Señor y su Palabra. Cuando se leen bien las palabras, estas llaman la atención. Cuando se hace en forma pobre y flojamente, no.
6. ¡Ore!
Hace poco, estuve en un culto que duró una hora y quince minutos y en el cual hubo solo dos minutos de oración. Un amigo me contó que asistió a una iglesia evangélica bastante conocida en donde hubo dos palabras de oración que duraron menos de treinta segundos. La adoración sin oración es una contradicción, pero es muy común en la iglesia evangélica contemporánea. Si bien es cierto que los no creyentes presentes en el culto considerarán que la oración es aburrida, ¿por qué deberíamos dejar que los muertos espiritualmente dicten la vida de oración del cuerpo de Cristo? ¿Puede imaginarse a los apóstoles y a la iglesia primitiva adorando sin orar? Si la oración no es adoración, entonces ¿qué es?
Mientras piensa en reconstruir la vida de oración pública de su iglesia, tenga presente que la experiencia de adoración de cada persona probablemente podría mejorar con una breve sesión de capacitación sobre cómo orar públicamente.
7. Haga una buena transición entre los elementos de la adoración
Esta es una aplicación de las palabras inspiradas del apóstol Pablo: «Pero que todo se haga decentemente y con orden» (1 Corintios 14.40), el cual es un mandato en un pasaje que habla sobre la adoración. Sin una decente y ordenada transición, muchos elementos de adoración a menudo quedan sin ninguna conexión en el culto. Cantamos un himno y luego nos dicen: «Y ahora vayamos a la página 227». Si hubiera una buena transición entre aquellos dos himnos explicando el porqué cantamos el himno de la página 227, sería de gran ayuda para adorar mejor a Dios mientras cantamos.
A la hora de hacer transiciones, recuerde que entre más breve mejor. Cuando las planee, piense en una oración o un párrafo máximo. Y sobre todo piense en el «propósito y flujo». En otras palabras, en la forma más concisa posible, ayude a que la adoración fluya de un elemento al otro, esto lo puede hacer al dar una razón para el siguiente elemento. Por ejemplo, después de haber cantado Sublime Gracia, usted podría hacer una transición al decir: «Sigamos adorando a nuestro misericordioso Dios ahora cantando el número 165, Gracia Admirable.» En esa única oración le ha dicho a la congregación lo que hay que hacer después (prepárense para cantar el himno número 165) y la razón por la cual lo cantamos (hemos escogido este himno porque queremos seguir adorando a Dios por su gracia) y, en cierta forma, ha ayudado que los pensamientos de las personas fluyan de un elemento al otro sin perder el enfoque en Dios.
No todos los elementos necesitan una transición (el sermón, por ejemplo) ni tampoco todas las transiciones necesitan hacer referencia a la actividad anterior. Después de cantar un himno, sería apropiado decir: «Tomen su Biblia y vayamos a Mateo 10. La Biblia nos dice que nos ocupemos "en la lectura de las Escrituras" y por eso leemos la Palabra de Dios públicamente en el día del Señor. Nuestra siguiente lectura se encuentra en el libro de Mateo capítulo diez. Por favor escuche mientras comienzo leyendo en el versículo uno.» De esta forma, las buenas transiciones también pueden recordarnos que hay razones para hacer lo que hacemos en la adoración.
Usted sí desea mejorar los cultos de adoración en su iglesia, ¿verdad? Entonces considere las siguientes recomendaciones:
8. Haga todo lo que pueda en forma colectiva
Nuestra cultura saturada de entretenimiento se ha infiltrado en la iglesia. En muchas de ellas, la adoración colectiva de Dios ha sido degradada a un desfile de presentaciones individuales religiosas. He asistido a cultos donde la congregación canta tan solo dos veces mientras que escuchan a media docena de presentaciones musicales. No permita que los solos, grupos pequeños, y/o coros caractericen la adoración de su iglesia en lugar de que todos levanten su voz en adoración a Dios.
La adoración bíblica involucra a toda la congregación, impulsada por los líderes de adoración, y la cual se enfoca y responde a Dios. Cada creyente presente debería involucrarse en la adoración, no observarla. Así que todos canten alabanzas a Dios, lean las Escrituras juntos algunas veces (si pueden en forma intercalada), y oren juntos (oren el Padre Nuestro, en grupos pequeños, o coloque micrófonos en distintos lugares para todos aquellos que desean orar en forma pública). Nunca permita que la adoración se convierta en una experiencia ajena donde la mayoría de la congregación solamente observa a unos cuantos en el altar que, en el mejor de los casos están adorando, y en el peor están haciendo tan solo una presentación artística.
9. Haga que la congregación tenga acompañamiento musical, y no a la inversa
En algunas iglesias que he visitado la música es tan ruidosa que no puedo ni siquiera escucharme cantar, y mucho menos escuchar a la congregación. Algunos salmos proveen evidencia bíblica de que en ocasiones es apropiado que la música de adoración sea fuerte. Pero recordemos nuestras prioridades: los músicos están ahí para acompañar a la congregación y no lo contrario. Además, los tambores son especialmente problemáticos en este tema. Si los tiene, no permita que dominen la música.
10. Todas las semanas, evalúe, junto a otros líderes, el culto de adoración.
En al menos dos ocasiones he participado en la reunión semanal de la evaluación de la adoración del equipo y líderes laicos (a menudo con sus cónyuges) de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, D.C. En una reunión casual todos los domingos por la noche, se le pide a cada persona que comente brevemente cada uno de los elementos de los cultos de adoración de ese día. El resultado es una constante vigilancia y cuidado de la calidad de su experiencia de adoración. La evaluación también fomenta una constante reflexión e intencionalidad de todo lo expresado en los cultos. Como resultado secundario, algunos de los futuros líderes de adoración (es decir, los aprendices) obtienen un entrenamiento sin paralelo en la teología y práctica de la adoración.
Personalice la idea conforme a su propia situación. Tal vez la noche del domingo no es una buena opción para ustedes, pero si se espera demasiado la memoria no estará tan fresca. Quizá en lugar del equipo y aprendices usted necesite escoger a ciertos líderes laicos de confianza, o incluso a un grupo temporal para cada reunión. Asegúrese de involucrar la mayor cantidad de líderes de adoración lo más a menudo posible ya que todos necesitan reforzar o re-direccionar algo ya sea ahora o después. Algunas veces escuchar a más de una persona hacer la misma afirmación o algún comentario familiar hace que el líder tenga una impresión más profunda. Claro que se sorprenderá y desilusionará debido a algunos comentarios de esa noche, pero con el tiempo verá mejoras en su culto de adoración que difícilmente hubiera pensado si no hubiera sido por esta actividad.
Si algo vale la pena hacer bien, es la adoración de nuestro glorioso Dios. Si algo en la vida de la iglesia vale la pena el costo de la reformación, es la adoración de nuestro Dios santo. No deberíamos esperar a ver cambios en la adoración sin que haya oración y la obra del Espíritu Santo, pero tampoco deberíamos esperar a ver nuestra adoración mejorada sin que antes no haya una iniciativa.
La mejor adoración para el Señor, Parte II
por Donald Whitney
¿Siente usted que su congregación ha caído en un ambiente donde la adoración no es genuina o se ve afectada por algunos elementos que se llevan a cabo durante el culto? El siguiente artículo es el segundo de una serie escrita por Donald Whitney, un experto en el área de adoración. En este artículo encontrará diez prácticos consejos que podrá implementar en los cultos de su iglesia para así adorar realmente «en espíritu y en verdad».
La respuesta tan entusiasta que hubo hacia el artículo La mejor adoración para el Señor me animó a escribir una serie. Si usted aún no lo ha leído, lo invito a hacerlo antes de leer esta segunda parte. Para leer el primer artículo de la serie haga click AQUÍ
1. Planee un culto de adoración solo para aquellos que pueden adorar
Muchas iglesias planean sus cultos de adoración como si los no creyentes pudieran adorar. Sin embargo, el apóstol Pablo deja en claro en 1 Corintios 12.3 que «…nadie puede decir que Jesús es el Señor, excepto por el Espíritu Santo». Obviamente que cualquier persona puede expresar dichas palabras pero a menos que el Espíritu Santo more en ella no puede decir tales afirmaciones como una expresión sincera de verdadera adoración. En otras palabras, aquellos que no conocen a Jesús como Señor (y por tanto no tienen el Espíritu Santo) no pueden adorar a Dios, así que ¿por qué designar un culto de adoración a Dios con aquellos incapaces de adorar? Planeamos cultos y eventos evangelísticos para los no creyentes, los cultos de adoración son para los creyentes.
En esta misma epístola a la iglesia de Corinto, el apóstol criticó algunas de las prácticas de adoración y les preguntó: «Por tanto, si… entran algunos sin ese don o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?» (1 Corintios 14.23). Se puede hacer cualquier comentario sobre este pasaje, si bien Pablo consideraba la entrada de incrédulos al culto de adoración como una posibilidad, claramente esperaba que la adoración ocurriera en una reunión de creyentes. Y después de que Pablo instruyera a los creyentes de Corinto un poco más sobre los elementos de adoración, concluyó: «Todo esto debe hacerse para la edificación de la iglesia» (1 Corintios 14.26 NVI) [cursivas añadidas]. De esta forma, la adoración a Dios es un evento que ocurre dentro el círculo de los de la iglesia de Dios. Si bien es cierto que es bueno estar concientes de la presencia de no creyentes cuando adoramos, no deberíamos planear cultos de adoración para ellos.
2. Mantenga la tecnología bajo control
Con esto me refiero principalmente al uso de la tecnología audio-visual computarizada en los cultos de adoración. Sea cauteloso de su poder seductor. Si bien la tecnología puede ser útil y eficaz, las ilimitadas posibilidades de experimentar con ella puede abarcar el tiempo que hubiera sido mejor utilizado a la hora de preparar el contenido de dicha presentación. A menudo es más divertido preparar una presentación de PowerPoint que un sermón. Pero el resultado puede ser una deslumbrante presentación de un pobre mensaje.
Asegúrese de que la tecnología haga que las personas presten atención al mensaje, y no a la presentación en sí. Usted no quiere que la tecnología cautive a las personas de su congregación al punto de que se pregunten cómo desarrolló tan brillante presentación de PowerPoint en lugar de absorber el mensaje. También tenga cuidado de que las herramientas no distraigan la atención que se debería poner en el mensajero. El Espíritu de Dios se derrama sobre las personas y no sobre la tecnología. Así que asegúrese de que el equipo y los programas sirvan y fomenten la relación humana entre el mensajero y los receptores en vez de despersonalizarla. También esté atento a que un espíritu de profesionalismo no acompañe al creciente uso de la tecnología y desarrolle una mentalidad de presentaciones en aquellos que la usan.
Es fácil convertirse extremadamente dependiente de la tecnología audio-visual. Conforme crezca la influencia de la tecnología en nuestra cultura, así su uso en la iglesia puede demandar mucho más tiempo y recursos (humanos y económicos). Es cierto que la tecnología pobremente utilizada puede distraer tanto como la que es exagerada. Incluso con un sistema audio-visual de tecnología de punta, la adoración es imposible cuando hay ruido que molesta los oídos o una búsqueda desenfrenada de diapositivas para encontrar la correcta. Los técnicos necesitan ser tan diestros como los músicos y otros líderes de adoración. Pero si este último puede llamar demasiado la atención hacia su rol en el culto de adoración, así también puede el primer grupo. No se ponga en una posición donde un problema técnico, una falla en el disco duro, o una ausencia inesperada arruine el culto de adoración a Dios en su iglesia.
Nota: Si su culto de adoración sale al aire por algún canal o por Internet, mantenga todas las cámaras en la parte de atrás (y lo más inmóviles posible), incluso si esto reduce significativamente la calidad de su «producción». Su responsabilidad es la experiencia de adoración de los presentes y nunca sucumbir ante la seducción de la «excelencia» de la experiencia de aquellos que verían el programa. Nada puede distraer más nuestra atención de Dios que un camarógrafo que se mueve de aquí para allá durante el culto de adoración. Y nada comunica más la impresión de que las personas están observando un programa en lugar de una experiencia de adoración que la presencia de las cámaras en medio de los adoradores y los líderes de adoración.
3. Pase los anuncios, bienvenidas y tiempo de saludos al principio o final del culto
Históricas Confesiones de Fe como la de Westminster (1647) y la Segunda Confesión Bautista de Londres (1689) han reconocido que hay «acciones que son comunes en todas las sociedades humanas» las cuales se permiten en la adoración pero bajo la guía de las «reglas generales» de la Escritura. Todas las «sociedades humanas», entre ellas la iglesia, deben tener anuncios. No siempre es posible imprimir los anuncios, y hay algunos que son tan importantes que requieren de un énfasis verbal. Generalmente, el mejor tiempo para anunciar los asuntos importantes es cuando la mayor parte de la sociedad está presente. En la iglesia, ese tiempo es el culto de adoración. También es «común en todas las sociedad humanas» —entre ellas la iglesia— darle la bienvenida a los invitados de la reunión de la sociedad. Además, muchas iglesias tienen la costumbre de saludarse unos a otros durante el transcurso del culto, y algunos encuentran una base bíblica para esta actividad en varios textos como por ejemplo Romanos 16.16, «Saludaos los unos a otros con un beso santo.»
En cualquier grado, sería muy difícil afirmar que estas actividades se enfocan en Dios tanto como los elementos de adoración como por ejemplo la lectura de la Palabra, la oración, y los cantos que alaban al Señor. Por eso, con el fin de no provocar que las personas dejen de enfocarse en el Señor, pase los anuncios, las bienvenidas y los saludos para el principio o para el final del culto. Algunos dirán que los anuncios, etc., antes del culto los distraerá de la preparación de adoración. Otros protestarán que si los pasan al final se disminuirá el impacto del sermón. Pero algunos anuncios son inevitablemente necesarios e interrumpir el flujo de la adoración por causa de ellos es peor que abrir o cerrar el culto con ellos.
4. Prepare a su congregación para que adorare
Antes de que el culto comience, ¿su congregación suena como si estuviera en un estadio de fútbol? Eso solía molestarme bastante, especialmente después de que visité una iglesia coreana donde los adoradores entraban en silencio y oraban individualmente hasta que empezaba el culto. A pesar de que yo deseaba que ocurriera lo mismo en mi iglesia, me di cuenta que el ruido antes del culto era el sonido de una reunión familiar. Eso también me gusta escucharlo. Es una buena señal cuando los miembros de la iglesia se alegran de verse. También para ellos es espiritualmente saludable que quieran hablar entre sí, particularmente en una iglesia donde los miembros viven en lugares distanciados y por eso no se pueden ver entre semana.
Nuestra solución fue disfrutar de la reunión familiar antes del culto, para después tener una transición a un momento de silencio y así prepararnos para reflexionar. En resumen dije algo como esto: «Bienvenidos al culto de adoración al Señor Jesucristo resucitado. Este es el día del Señor. Y nuestro grandioso privilegio y responsabilidad en este día es adorarlo como su pueblo. Vamos a pasar los próximos momentos en silencio para preparar nuestros corazones y mentes para así adorarlo.»
Sin una guía, la mayoría de los adoradores no se prepararán para adorar. Recuérdeles lo que necesitan hacer, y separe un tiempo para que se preparen para eso.
5. Crea un llamado para adorar
La adoración comienza demasiado abrupta en algunas iglesias, incluso en algunas donde hay un momento de silencio antes de iniciar. «Bienvenidos a nuestra iglesia. Estamos muy contentos de que nos acompañe esta mañana, especialmente si nos está visitando. Por favor abran sus himnarios en la página…»
Un claro comienzo del culto de adoración que es conocido como «el llamado de adoración» ayuda a las personas a pasar de la preparación a la adoración real. Va más allá de la bienvenida y del anuncio del primer cántico. En lugar de eso, explícitamente notifica a las personas que la adoración ha iniciado para que así concentren su atención en la persona de Dios, y no solamente la siguiente actividad por realizar («Por favor abran sus himnarios en la página…»).
Hay algunos llamados de adoración en los Salmos, por ejemplo el Salmo 95.6–7:
«Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el Señor nuestro hacedor. Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado y las ovejas de su mano.»
Textos como estos funcionan como llamados de adoración. Pero también pueden servirle como una guía para que usted componga sus propios llamados de adoración. Observe que este texto es tanto un llamado para adorar al Señor como una razón para adorarlo. Estos son los sencillos y esenciales elementos de un llamado para adorar.
Este pasaje también muestra cómo la introducción de la adoración puede ser muy breve. Si bien este es bastante resumido, algunas veces un buen llamado de adoración se extiende hasta dos o tres párrafos cortos que empiezan con los eventos del mundo o la temporada y los traslada a un llamado y razones para adorar a Dios.
6. Introduzca sabiamente los nuevos cantos
Debido a que las congregaciones ocasionalmente descubren buenos himnos que antes eran desconocidos para ellos y debido a que siempre habrá gente que escriba nuevos cantos, el repertorio de adoración de cada iglesia siempre debe ampliarse. Si bien una iglesia saludable a menudo aprende cánticos nuevos, estos deben introducirse sabiamente. Si hay muchos cánticos nuevos que se introducen rápidamente, la experiencia puede ser algo abrumadora y hasta puede llegar a distraer a la congregación. Incluso un nuevo canto por mes es más de lo que muchas iglesias pueden soportar.
Pero el cuándo es tan importante como el cuán a menudo. El culto dominical pocas veces es el momento más apropiado para introducir un nuevo canto. Generalmente, para las personas es más difícil concentrarse en Dios cuando cantan una canción poco conocida que una más familiar. La adoración del culto del domingo en la mañana debería fluir fácilmente, y no pausadamente con la incertidumbre presente. Así que si debe introducir un nuevo canto el domingo en la mañana, pídale a una persona o a un grupo cantar parte o toda la canción para que así la congregación pueda escucharla antes de intentar cantarla. Mejor aún, enséñela por primera vez en otro culto, por ejemplo la noche del domingo o del miércoles o cuando se reúna su grupo pequeño. Conozco una iglesia bastante grande que se reúne en un lugar distinto al templo un domingo por la noche cada tres meses para cantar juntos, y es en ese momento cuando aprenden nuevos cantos. Se toman su tiempo para aprender acerca del trasfondo y la teología de la canción, cómo cantar las notas musicales, y también experimentan una ocasión única de comunidad. Es una hermosa forma de aprender nuevos cantos, y cuando se canta por primera vez el domingo en la mañana la mayoría de las personas no se confunden.
7. No oculte las ceremonias religiosas
Una creciente escuela de pensamiento ministerial piensa que la naturaleza del bautismo y la Cena del Señor hace que las personas no creyentes se sientan excluidas y que tales sentimientos provoca que no sean tan receptivos al evangelio. Como resultado, muchas iglesias voluntariamente realizan las ceremonias religiosas solamente en algunas ocasiones (por ejemplo en las reuniones entre semana) cuando no se espera un gran número de no creyentes. Pero las personas no creyentes deberían sentirse excluidas de la familia de Dios, porque esa es la realidad. Tanto Jesús como el apóstol Pablo se referían a ellos como «los de afuera» (vea Marcos 4.11; 1 Corintios 5.12–13; Colosenses 4.5 y Tesalonicenses 4.12). De hecho, a menudo el Señor utiliza estos sentimientos de separación de la vida y familia de Cristo como medios para crear deseos sobre lo que se están perdiendo.
Además, ambas ceremonias están diseñadas en parte para presentar el evangelio. Con respecto a la Cena del Señor, por ejemplo, 1 Corintios 11.26 dice: «Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que él venga.» Y la proclamación de la muerte del Señor es exactamente lo que las personas no creyentes necesitan. Muchos nunca están más atentos que como cuando observan a los nuevos creyentes testificar en el día de su bautismo acerca del poder salvador de Jesucristo. No rehúse compartir las bendiciones de las ceremonias del pueblo del Señor en su día, ni tampoco rehúse presentar el evangelio a los no creyentes por medio de estas ceremonias.
8. Comparta la declaración de fe de su congregación
En una ocasión, me invitaron a predicar en una iglesia bastante grande en un pueblo cercano a un área metropolitana. Le pregunté al pastor anfitrión cuál era la Declaración de Fe que su iglesia había adoptado. No lo sabía. Había formado parte del equipo por siete años y no sabía que creencias había confesado su iglesia. Además, ni siquiera estaba seguro de cómo poder averiguarlo. Después de las largas jornadas de investigación y de revisar documentos y publicaciones, finalmente encontró un documento que expresaba la declaración de la iglesia. Cuando ni siquiera los miembros permanentes del equipo conocen la declaración doctrinal de la iglesia, entonces ¿cuán importante cree usted que es para su iglesia la doctrina y la integridad de esa confesión?
Una manera de evitar que su iglesia olvide su Declaración de Fe es leerla en forma colectiva regularmente. Lean en voz alta un párrafo por semana y si es posible expliquen o ilustren brevemente su significado. Usted tal vez desee revisarla continuamente, o cada vez que terminen de leerla tal vez quiera hacer alguna pregunta (una o dos por semana), o un pacto o alguna declaración de fe como lo hicieron los apóstoles en la antigüedad, antes de regresar a su declaración doctrinal. Al hacerlo no solo mantendrá esos vitales documentos visibles, también llevará a cabo el mandato de Jesús de enseñar a su pueblo todo lo que él nos ha encomendado (Mateo 28.20).
9. Fomente la confesión colectiva de pecados
¿Cuándo fue la última vez que escuchó a alguien dirigir a la iglesia en un momento de oración durante el culto para confesar: «Señor, tanto como iglesia y como individuos hemos pecado contra ti, y por eso nos detenemos ahora para confesarte en silencio nuestros pecados y pedirte que nos perdones»? Los mismos elementos de la oración privada (tales como alabanzas, agradecimientos, peticiones, etc.) deberían estar presentes en las oraciones ofrecidas en nombre de la iglesia. Por eso, así como confesamos nuestros pecados cuando oramos en privado, deberíamos confesar nuestros pecados cuando oramos en forma colectiva. ¿Le parece? Pero ¿ocurre esto regularmente en su iglesia?
Aquí no me refiero a que el líder de oración siempre debería intentar nombrar los pecados cometidos por toda la iglesia. Eso debería hacerse solamente cuando la iglesia concuerda en haber cometido algún pecado en particular. Tampoco quiero decir que la confesión de pecados en privado es menos importante que aquella cuando estamos en un culto de adoración. Por el contrario, quiero enfatizar que así como la adoración privada generalmente se caracteriza por la confesión de pecados y la petición de perdón, el mismo espíritu debería marcar nuestro culto de adoración a Dios cuando estamos todos los hermanos reunidos.
Las palabras originalmente inspiradas por el pueblo de Dios para usar en la adoración colectiva (es decir los Salmos) nos enseña por ejemplo a orar de esta forma (vea el Salmo 51, como ejemplo). El Padre Nuestro la oración dada por Jesús (en Mateo 6.9–13) es otro ejemplo. En cualquier momento que oremos esto en la iglesia, le decimos al Señor todos juntos «perdona nuestras deudas». Además, en una época cuando la palabra pecado apenas se menciona en el culto de adoración, una expresión pública de humildad ante el Señor como la confesión de pecados y la petición de que nos perdone puede ser una forma de declarar la necesidad de las personas en hacer lo mismo.
10. Utilice las Escrituras como base para sus oraciones rutinarias
Un día asistí a un culto de adoración un domingo por la mañana donde se le pidió a «Juan» que orara, algo que había hecho muchas veces en esa iglesia. Conforme hablaba, un niño de cinco años que estaba cerca del frente comenzó a orar con él y repetía las mismas palabras de Juan. Como si fuera un dúo de oración, los dos continuaron como si estuvieran recitando el Padre Nuestro, excepto que usaban «la oración de Juan». Juan repetía la misma oración tan a menudo que un niño de tan solo cinco años era capaz de recitarla.
Todos nosotros hemos escuchado —y tal vez ofrecido— oraciones «espontáneas» durante el culto de adoración. Cualquier situación repetitiva de oración tiende a producir una oración repetitiva. Por ejemplo, cuando hacía la oración pastoral en el culto de adoración cada semana, me sentía tentado a repetir las mismas palabras y frases ya que el propósito y las metas de esa oración eran casi siempre idénticas. Y la verdad es que el número y tipo de situaciones de oración (tales como el principio o final del culto, antes de las ofrendas, etc.) del culto rara vez cambian.
Así que si se cambia el contenido de estas oraciones rutinarias, podría afectar inmediata y notablemente el culto de adoración. Y no hay mejor forma para cambiar continuamente su contenido que «basarlas en las Escrituras». Seleccione una parte o toda la oración presente en algún pasaje de la Biblia (aquí incluyo los Salmos) para expresar en las oraciones públicas. Por ejemplo, si quiere orar utilizando el Salmo 23, después de leerlo comenzar su oración con: «Señor, te agradecemos por ser nuestro Pastor. Verdaderamente eres el Buen Pastor. Por favor pastorea nuestra iglesia, especialmente en el problema de _________.» Continúe así hasta que llegue al final del capítulo o sintió que ya era tiempo de concluir la oración. Otra opción es orar utilizando varios versículos de una de las epístolas, al igual como los Salmos, utilice el pasaje como el patrón de lo que le ofrece al Señor en nombre de la congregación.
Al utilizar este método no solo orará sobre los asuntos que usted siempre menciona en estas situaciones normales, sino también pedirá por ellos en formas tan estimulantes como nunca antes lo había expresado. Además, las Escrituras lo incitarán a orar sobre los asuntos importantes que de otra forma no hubiera mencionado. Ningún otro enfoque genera dicho potencial para cada oración ofrecida en el culto —desde la oración pastoral hasta aquella que es inspirada en el momento por parte de algún miembro— para que esta sea fresca y vivaz y llena del poder de la Palabra de Dios.
Usted podría incorporar algunos de estos cambios en su culto de adoración el próximo domingo. Algunos de ellos hay que discutirlos y coordinarlos primero con los otros líderes. Otros requieren de algún tipo de enseñanza y hasta quizá una explicación en el culto del domingo en la mañana antes de ponerlo en práctica. Pero, sin importar el orden en que los incorpore, ¡qué el Señor lo bendiga con su sabiduría y gracia para ir un paso más allá. Él merece la mejor adoración que su iglesia pueda ofrecer.
Este artículo se publicó por primera vez en www.BiblicalSpirituality.org Usado con permiso. Título del original: Ten More Ways to Improve your Church’s Worship Service. Copyright © 2001 por Donald S. Whitney. Traducido y adaptado por DesarrolloCristiano.com. Todos los derechos reservados
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