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jueves, 8 de octubre de 2015

TODOS LOS HOMBRES


"EL CUAL QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS Y VENGAN AL CONOCIMIE'NTO DE LA VERDAD" (1ª Tim. 2:4)
Este versículo es citado mucho por los arminianos, quienes se oponen a la doctrina de la, reprobación y se lanzan en favor de la redención universal. Para demostrar que las palabras del apóstol Pablo nunca llevan ese sentido observamos lo siguiente:
La salvación que Dios quiere para el hombre no es una mera posibilidad de salvación, sin la una salvación real y cierta.
Tampoco se puede deducir del versículo que la voluntad de Dios tocante a la salvación de los hombres está sujeta a la voluntad humana. Porque si así fuera, entonces la salvación dependería del que quiere y del que corre y no puramente del Díos que tiene misericordia. (Vea Rom. 9:16). Al contrarío la voluntad de Dios es decisiva y no cambiable. Como dice en Job 23:13,14 "Pero si él determina una cosa ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. El pues acabará lo que ha determinado de, mi." Entonces decimos que si Dios fuera a querer la salvación de cada individuo de la humanidad, entonces cada individuo sería salvo porque lo que él determina él hace.
En el versículo uno de 1ª de Timoteo capítulo tres, nos dice el apóstol que rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias deben ser hechas por "todos los hombres." Aquí la frase "todos los hombres" no puede tener el sentido de todos los individuos sin la excepción de ninguno. Hay millones de hombres ya que se han muerto y unos están en el cielo y otros muchos en el infierno. Los que están en el cielo ya no necesitan de oraciones y peticiones. Para los que están en el infierno las rogativas, oraciones y peticiones y no les sirven. Nos dice Juan que si uno fuera a cometer un pecado de muerte, no hay que pedir por él.
El verdadero sentido de la frase "todos los hombres" es que tanto gentiles como judíos están incluidos en el Plan de la salvación. Díos va a salvar a todos los hombres, es decir toda clase de hombres, de todas las naciones, lenguas, tribus y pueblos.
"Así pues, ustedes que no son judíos, y a quienes llaman "no circuncidados" los judíos (que circuncidan al hombre en el cuerpo, y a si mismos se llaman "circuncidados), recuerden que en otro tiempo estaban sin Cristo, separados de la nación de Israel , y no tenían parte en los pactos ni en la promesas de Dios. Vivían en este mundo, sin Dios y sin esperanza. Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos han sido acercados. Cristo es nuestra paz. El hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, al destruir el muro de enemistad que los separaba. En su propio cuerpo, Cristo puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, y formó de los dos pueblos un solo pueblo nuevo, unido a él. Así hizo la paz. Por su muerte en la cruz, Cristo dio fin a las luchas entre los dos pueblos, y los puso en paz con Dios haciendo de ello un solo cuerpo. Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca. Pues por medio de Cristo, lo unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu. Por eso ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo de Dios los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios." (Efe 2:11-19).
Este es el mensaje de 1ª de Tim. 2:4. ¿A poco tenemos que creer que todos los individuos ahora son pueblo de Dios?
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J.Hendrix-Weidner

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