Sin embargo, la presión constante de la opinión pública de los países árabes forzaba a sus líderes a continuar la lucha contra Israel. Como parte de esta lucha, Egipto continuó apoyando guerrillas, e impulsó una alianza militar con Siria en 1966. Tanto Siria como Egipto estaban respaldados por la Unión Soviética.
El 17 de mayo de 1967, Egipto solicitó formalmente a la ONU la retirada de las tropas de interposición (UNEF), y comenzó a remilitarizar el Sinaí y la frontera con Israel. El 23 de mayo del mismo año, Egipto bloqueó los estrechos de Tirán, lo que según Israel contradecía las Leyes Marítimas de la ONU y era causa de guerra. El 30 de mayo, la presión popular en Jordania logró apartar al rey Hussein de su tradicional alianza con las potencias occidentales y le obligó a unirse a la alianza egipcio-siria, otorgando el mando de sus fuerzas a un general egipcio. El 4 de junio Irak se sumó a la coalición.
Aunque el gobierno de Israel no quería la guerra y la temía, los militares israelíes consideraban que era necesario atacar inmediatamente porque sin la ventaja de la sorpresa, Israel no podría sobrevivir. Israel había movilizado a los reservistas y no podía mantener esa movilización indefinidamente. Ante la disyuntiva de atacar o desmovilizar, no habiendo recibido garantía alguna por parte de EE. UU. de que impulsaría una iniciativa internacional, y con el gobierno de Egipto dando muestras públicas diarias de su voluntad de no enfriar la situación, el gobierno de Israel olvidó sus reticencias y siguió el consejo de sus generales.Otras fuentes dudan de que los árabes, pese a toda la intensa retórica belicista y la acumulación de tropas en las fronteras, estuviesen realmente dispuestos a atacar a Israel.
Sin embargo es sabido que Egipto no envió sólo dos, sino siete divisiones (2.ª, 3.ª, 4.ª, Shazli Force, 6.ª, 7.ª y 20.ª)con 100 mil soldados y 1000 tanques, frente a la frontera israelí.
Cinco divisiones estaban en el Sinaí y dos en Gaza. Estas cifras coinciden con las de otras fuentes, como por ejemplo:
Egipto tenía apostadas siete divisiones, 100000 hombres y 1000 vehículos de combate.
Álvaro Abós. «La Guerra de los Seis Días». Hechos Políticos del Siglo XX. Tomo 9. p. 41.
Álvaro Abós. «La Guerra de los Seis Días». Hechos Políticos del Siglo XX. Tomo 9. p. 41.
Además Israel ofreció la paz de forma oficial ante la ONU el 8 de octubre de 1968, proponiendo volver a las líneas del armisticio de 1949 con un Estatus Especial para Jerusalén (Ciudad Unificada y Abierta), lo que desecha de plano una guerra de expansión. La propuesta israelí de 9 puntos,
Más fuentes que muestran el despliegue de las siete divisiones egipcias: ., no podían dejar ninguna duda a Rabín, ni sobre su cantidad (siete), ni sobre su disposición, ni sobre su propósito.
Menahem Begin, por aquel entonces del partido Gahal, también dijo años después:
En junio de 1967 otra vez teníamos una opción. La concentración de tropas egipcias en Sinaí no probaban que Nasser realmente fuera a atacarnos. Debemos ser honestos con nosotros mismos. Nosotros decidimos atacarle a él.
New York Times, 21 agosto de 1982.
New York Times, 21 agosto de 1982.
Sin embargo, a juicio del presidente israelí Jaim Herzog (analista militar durante el conflicto), no era esta la opinión del mando militar israelí en 1967 ni es tampoco la de otros historiadores militares israelíes que se han ocupado extensamente de la guerra, como Michael B. Oren, que generalmente sostienen, a partir del estudio pormenorizado de los documentos y de entrevistas con sus protagonistas, que Israel no tenía otra opción desde el punto de vista militar. Así, Jaim Herzog sostuvo que, en la situación en la que se encontraba Israel, rodeado por un enorme ejército árabe que le superaba en efectivos, aviones y tanques, no tenía opción a especular sobre si estaban o no dispuestos realmente a atacarles, ya que carecía de "profundidad estratégica" en la que poder desplegarse y, por tanto, de posibilidad de respuesta:
En 1967, cuando se hizo evidente que la guerra estaba a la vuelta de la esquina, el mando israelí llegó a la conclusión de que no debía permitirse que los árabes hicieran el primer movimiento porque, por su propio peso, conseguirían una ventaja inicial que Israel no podría afrontar.
Otra prueba que los árabes se preparaban para una guerra total contra Israel (y que la misma era "inminente"), es que la prensa árabe preparaba al pueblo para la guerra desde el mes de mayo:
desde El Cairo y por otras emisoras de radio árabes preparaban a la opinión pública para la guerra y prometía la muerte y el exterminio de Israel. «Todo Egipto se halla ahora dispuesto a lanzarse a una guerra total que pondrá fin a Israel», declaraba el comentarista de Saut-al Arab, el 17 de mayo
«Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere luchar», dijo el Presidente Nasser el 27 de mayo.
Ahmed Shukairy, presidente de la OLP declaró: «Los judíos que sobrevivan a la guerra que inminente, serían autorizados a permanecer en Palestina, pero no esperaba que muchos pudieran hacerlo».
Según fuentes soviéticas, se estaban produciendo incursiones israelíes en territorio sirio, incursiones que provocaron en Egipto la impresión de que Israel quería la guerra. Sin embargo, consta que diversos informes de inteligencia egipcia y siria, que Nasser conocía, reconocían semanas antes del inicio de la guerra que no existía movimiento alguno de tropas israelíes.
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