Rom.9:15,16: "Porque dice a Moisés: Tendré misericordia de quien tenga misericordia, y me compadeceré de quien me compadezca. Por lo tanto, no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios quien tiene misericordia" (cf. Ex.33:19).
No podemos ser salvos por hacer buenas obras. Esta es la doctrina de la Gracia. Pero la pregunta que tenemos que contestar es esta: ¿es posible perder la salvación por haber pecado?
Si Dios dice que va a tener compasión sobre alguien, ¿cómo puede esa persona evitar la compasión divina. ¿Cómo es posible que el hombre rebelde nulifique la voluntad de Dios? Si decimos que el hombre rebelde puede rechazar definitivamente la compasión de Dios, ¿no es esto lo mismo que decir que puede derrotar el plan y la providencia de Dios?
El contexto de las palabras de Pablo en Romanos 9 es la ira de Dios. Esaú fue aborrecido por Dios aún antes de nacer. Faraón fue destruido por Dios para demostrar el poder divino. Por eso, los que leen a Pablo se preguntan: "¿acaso hay injusticia en Dios?" (Rom.9:14). Pablo contesta: "de ninguna manera." Dios puede derramar su ira sobre quien él escoge destruir y la persona que es un vaso de ira no puede hacer nada para evitar el propósito de Dios.
Ya que Pablo ha establecido la base de su argumento, luego cambia el tema y dice que la misericordia de Dios es tan irresistible como la ira. Así como los objetos de su ira no la pueden evadir, tampoco los objetos de su compasión podrán hacerlo. ¿Qué más puede querer decir con su argumento?
Contestación Equivocada
"Pero Pablo no estaba discutiendo la cuestión de la ira de Dios en este pasaje. Por eso no quiso decir que la misericordia es evitable. El hombre tiene la libertad para escoger lo que quiera; o, aceptar la misericordia; o, seguir bajo la ira de Dios. El vaso de ira y el vaso de honor pueden cambiar su estado. Es una cuestión de elección humana, no de la decisión divina que predestina."
Contesto: Pero, ¿qué dice el texto? Dice que Dios aborreció a Esaú antes de que este hubiera hecho ni bien ni mal. También dice que Dios amó a Jacob antes que este hubiera hecho ni bien ni mal. Antes de nacer Dios ya había decidido cual de los dos sería el objeto de su ira, y cual sería el vaso de honra. Y, de esta decisión Dios nunca se alejó.
Y, ¿qué de Faraón? Pablo nos dice precisamente lo que era el rey: un objeto de deshonor. Faraón nunca podía ser un vaso de honra, como tampoco Moisés no podrías ser nunca un vaso de deshonra. Dios demostró misericordia a Jacob y a Moisés; ellos no pudieron escapar a su destino. La voluntad de Dios es irresistible.
Esta es la idea del capítulo 9 de Romanos. Pablo argumenta que los vasos de honra están seguros de su destino en igual manera como los vasos de deshonra no pueden escapar del infierno. No es nuestra voluntad o nuestro correr lo que determina nuestra condición eterna. La decisión de Dios la establece.
¿Entiende usted ahora el porque nunca oye un sermón sobre Rom. 9?
Para estudiar más del tema lea: Sal.115:3; Isa.14:27; Eze.37:1-14; Dan.4:35; Hch.13:48; Efe.2:4-6.
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