En 1788, a invitación de Catalina la Grande, emperatriz del Imperio ruso, grupos de agricultores menonitas de Prusia (donde se les impusieron en 1786 severas condiciones para su permanencia), emigraron a Ucrania.
Con el correr del tiempo, muchos menonitas de los establecidos en Rusia habían luchado y padecido por su bienestar espiritual, cultural y material en diversas regiones de Europa y de la Rusia asiática. Los menonitas habían sido eximidos por Catalina II de la obligación de prestar el servicio militar, pero esta condición, al igual que la autonomía de que gozaban en sus escuelas y comunidades, fueron abolidas en 1870, por lo que muchos menonitas decidieron ir al Canadá, donde fueron aceptados en 1873, y a Estados Unidos, donde había muchas comunidades menonitas y Amish desde 1683. En la misma época aparecen registros de menonitas emigrados de Rusia a América. Fue en Argentina, en 1877, cuando se formó una colonia agrícola en el arroyo Nievas, cerca de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires[cita requerida]. Estos menonitas no mantuvieron su identidad, y posiblemente se fusionaron con iglesias luteranas que servían a otros inmigrantes alemanes que llegaron en la misma época[cita requerida].
En Estados Unidos, deseando mantener su ética pacifista, muchos menonitas rehusaron apoyar la Primera Guerra Mundial. Algunos conscriptos jóvenes en Europa y Estados Unidos pasaron el conflicto en la cárcel, donde algunos murieron como consecuencia de maltratos y torturas. Al avecinarse la Segunda Guerra Mundial se reconoció en Estados Unidos el derecho de los objetores de conciencia, y miles de jóvenes participaron en un Servicio Voluntario Alternativo. El modelo fue tan exitoso que ha continuado hasta ahora (es la base de los voluntarios del Comité Central Menonita), y ha sido imitado por programas como el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos.
En la Unión Soviética, las políticas de Stalin causaron nuevos éxodos de menonitas a América. Entre 1920 y 1930 nuevos grupos se establecieron en Canadá, México y Paraguay. La Segunda Guerra Mundial resultó desastrosa para la mayoría de los menonitas que quedaron en Ucrania y Rusia. Se los consideró "alemanes" por el idioma que hablaban, y miles murieron o fueron deportados a Siberia.
Parte de los menonitas de la Unión Soviética que huían de la persecución stalinista emigraron a Paraguay en 1930. Allí se trasladaron también otros menonitas de Estados Unidos, Canadá, Belice y México. En 1945 llegó una nueva ola de refugiados, que se instalaron en Uruguay, Brasil y Paraguay. En las últimas décadas se han acelerado los movimientos migratorios, y hoy hay importantes colonias de menonitas que mantienen el uso del idioma alemán en Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil, México, Perú y, más recientemente, en la Argentina (en la provincia de Jujuy en las proximidades de la localidad conocida como las 8/20, también cerca de Guatraché, en la provincia de La Pampa y cerca de Pampa de los Guanacos, en la provincia de Santiago del Estero).
En Estados Unidos y Europa, los menonitas se han opuesto a tomar parte en las guerras en Vietnam e Irak y han participado en numerosas campañas pacifistas.
Con el correr del tiempo, muchos menonitas de los establecidos en Rusia habían luchado y padecido por su bienestar espiritual, cultural y material en diversas regiones de Europa y de la Rusia asiática. Los menonitas habían sido eximidos por Catalina II de la obligación de prestar el servicio militar, pero esta condición, al igual que la autonomía de que gozaban en sus escuelas y comunidades, fueron abolidas en 1870, por lo que muchos menonitas decidieron ir al Canadá, donde fueron aceptados en 1873, y a Estados Unidos, donde había muchas comunidades menonitas y Amish desde 1683. En la misma época aparecen registros de menonitas emigrados de Rusia a América. Fue en Argentina, en 1877, cuando se formó una colonia agrícola en el arroyo Nievas, cerca de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires[cita requerida]. Estos menonitas no mantuvieron su identidad, y posiblemente se fusionaron con iglesias luteranas que servían a otros inmigrantes alemanes que llegaron en la misma época[cita requerida].
En Estados Unidos, deseando mantener su ética pacifista, muchos menonitas rehusaron apoyar la Primera Guerra Mundial. Algunos conscriptos jóvenes en Europa y Estados Unidos pasaron el conflicto en la cárcel, donde algunos murieron como consecuencia de maltratos y torturas. Al avecinarse la Segunda Guerra Mundial se reconoció en Estados Unidos el derecho de los objetores de conciencia, y miles de jóvenes participaron en un Servicio Voluntario Alternativo. El modelo fue tan exitoso que ha continuado hasta ahora (es la base de los voluntarios del Comité Central Menonita), y ha sido imitado por programas como el Cuerpo de Paz de los Estados Unidos.
En la Unión Soviética, las políticas de Stalin causaron nuevos éxodos de menonitas a América. Entre 1920 y 1930 nuevos grupos se establecieron en Canadá, México y Paraguay. La Segunda Guerra Mundial resultó desastrosa para la mayoría de los menonitas que quedaron en Ucrania y Rusia. Se los consideró "alemanes" por el idioma que hablaban, y miles murieron o fueron deportados a Siberia.
Parte de los menonitas de la Unión Soviética que huían de la persecución stalinista emigraron a Paraguay en 1930. Allí se trasladaron también otros menonitas de Estados Unidos, Canadá, Belice y México. En 1945 llegó una nueva ola de refugiados, que se instalaron en Uruguay, Brasil y Paraguay. En las últimas décadas se han acelerado los movimientos migratorios, y hoy hay importantes colonias de menonitas que mantienen el uso del idioma alemán en Paraguay, Bolivia, Uruguay, Brasil, México, Perú y, más recientemente, en la Argentina (en la provincia de Jujuy en las proximidades de la localidad conocida como las 8/20, también cerca de Guatraché, en la provincia de La Pampa y cerca de Pampa de los Guanacos, en la provincia de Santiago del Estero).
En Estados Unidos y Europa, los menonitas se han opuesto a tomar parte en las guerras en Vietnam e Irak y han participado en numerosas campañas pacifistas.
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