Menno Simons (1496-1561) fue un sacerdote católico de Frisia (hoy Países Bajos) que escribió para denunciar los errores de los revolucionarios anabaptistas. Impresionado por la tragedia de Münster y convencido de que solamente con un testimonio de auténtico seguimiento a Jesucristo y de sometimiento a la autoridad de la Biblia era posible evitar que las personas fueran seducidas por nuevos errores, y para rechazar las de los príncipes y las jerarquías católicas y reformadas, decidió romper en 1536 con la Iglesia Católica y unirse a los anabaptistas pacifistas.
Menno desarrolló una exitosa labor pastoral en medio de la persecución. Participó en la organización de las congregaciones anabaptistas en Holanda, el norte de lo que hoy es Alemania y el noroeste de Polonia. Participó en numerosas polémicas con reformadores luteranos y calvinistas, con anabaptistas unitarios y con los partidarios de usar la violencia. Al interior de las propias congregaciones, las discusiones sobre la excomunión causaron rupturas. No le fue posible ponerse de acuerdo con las comunidades establecidas desde 1528 por los huterianos sobre la obligatoriedad o no para los cristianos de la comunidad de bienes.
Las congregaciones unidas al movimiento que contaba con la activa participación organizativa de Menno lograron consolidarse, aunque muchas veces tuvieron que peregrinar huyendo de un lugar a otro. La influencia de Menno llegó a ser tan notoria, que sus adversarios comenzaron a llamarlas "menistas" o "menonitas", a manera de insulto. Perseguidas sin cuartel en la Europa occidental, comunidades enteras de menonitas y otros anabaptistas se desplazaron forzadamente, estableciéndose en la Europa oriental, así como en Pensilvania en 1683, y durante el siglo XVIII, cuando, además surgió allí otra denominación anabaptista similar, la de Hermanos en Cristo.
Menno desarrolló una exitosa labor pastoral en medio de la persecución. Participó en la organización de las congregaciones anabaptistas en Holanda, el norte de lo que hoy es Alemania y el noroeste de Polonia. Participó en numerosas polémicas con reformadores luteranos y calvinistas, con anabaptistas unitarios y con los partidarios de usar la violencia. Al interior de las propias congregaciones, las discusiones sobre la excomunión causaron rupturas. No le fue posible ponerse de acuerdo con las comunidades establecidas desde 1528 por los huterianos sobre la obligatoriedad o no para los cristianos de la comunidad de bienes.
Las congregaciones unidas al movimiento que contaba con la activa participación organizativa de Menno lograron consolidarse, aunque muchas veces tuvieron que peregrinar huyendo de un lugar a otro. La influencia de Menno llegó a ser tan notoria, que sus adversarios comenzaron a llamarlas "menistas" o "menonitas", a manera de insulto. Perseguidas sin cuartel en la Europa occidental, comunidades enteras de menonitas y otros anabaptistas se desplazaron forzadamente, estableciéndose en la Europa oriental, así como en Pensilvania en 1683, y durante el siglo XVIII, cuando, además surgió allí otra denominación anabaptista similar, la de Hermanos en Cristo.
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