Los Hermanos Suizos y los anabaptistas - Recursos Cristianos

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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Los Hermanos Suizos y los anabaptistas

En 1523 Ulrico Zuinglio, exsacerdote católico, comenzó a reformar la iglesia de la ciudad suiza de Zúrich. Un grupo de sus discípulos, liderados por Conrad Grebel, Felipe Dipelatio y Felix Manz, pronto rechazaron que Zuinglio usara al Consejo de la ciudad para proceder con la reforma. Empezaron a estudiar la Biblia, y no encontraron en ella justificación para una "Iglesia del Estado", sino que los cristianos eran una comunidad de creyentes, que libremente decidían seguir a Cristo, y que daban público testimonio de su fe por medio del bautismo de adultos. Esto significaba declarar sin validez el bautismo de niños. En enero de 1525, en Zollikon, un suburbio de Zúrich, los miembros del grupo decidieron bautizarse unos a otros. Al ser el bautismo de adultos una parte fundamental de su fe, casi inmediatamente se les empezó a llamar "anabautistas" (rebautizadores) aunque el grupo prefería el nombre de Hermanos Suizos.

Ahogamiento de los anabaptistas Heini Reimann y Jakob Falk, el 5 de septiembre de 1528, por sentencia de las autoridades de Zúrich. (Heinrich Thomann)
 
El movimiento se extendió rápidamente por Europa, especialmente en los territorios del Sacro Imperio Romano Germánico. La situación se agravó para los anabaptistas cuando la Dieta imperial (legislatura) en 1526 ordenó que cada subdivisión política del imperio debía adoptar la religión del gobernante. Si el gobernante era católico, debían serlo sus súbditos. Si el gobernante era luterano, sus súbditos debían practicar la religión luterana (el principio llamado Cuius regio, eius religio), lo cual chocaba directamente con la concepción de los Hermanos, que creían en una comunidad formada por creyentes que libremente decidían su fe, sin intromisión de la autoridad civil en las cuestiones de fe. En 1529, a pesar de que los príncipes partidarios de la Reforma expresaron su célebre protesta (de donde viene el nombre "protestante") rechazando cualquier cosa "contraria a Dios o a su Santa Palabra", se pusieron de acuerdo con los católicos para perseguir a los anabaptistas.
Así fue promulgada la ley imperial del 23 de abril de 1529 que ordenaba "quitar la vida a todo rebautizador o rebautizado, hombre o mujer, mayor o menor, y ejecutarlo según la naturaleza del caso y de la persona, por fuego, por espada o por otro medio en cualquier lugar donde fuere hallado". Las medidas represivas se agudizaron después de la rebelión de los anabaptistas extremistas en Münster y, con el pretexto de aplastar el levantamiento protagonizado por éstos y sus ideas subversivas, se multiplicaron las ejecuciones de Hermanos a pesar de que ellos siempre fueron pacifistas y rechazaron las ideas y prácticas de los münsteranos.

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