El Espíritu Santo - Recursos Cristianos

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lunes, 12 de octubre de 2015

El Espíritu Santo

ESPIRITU SANTO

HERON

I N D I C E

EL ESPIRITU EN LAS ESCRITURAS.
- El Ruaj de Yahveh
Significado de Ruaj.
El Ruaj de Dios en acción.
- Creación y mandamiento de la vida.
Dones.
Profecía.
La esperanza futura
Rey davídico.
Pueblo de Israel.
Individuo
El Ruaj y el Pneuma entre los Testamentos
El judaísmo palestinense y los rollos del mar Muerto.
El judaísmo helenista y la tradición sapiencial.
Espíritu de Dios – Espíritu de Cristo.
Los evangelios sinópticos y Hechos.
Otros escritos del Nuevo Testamento.
Pablo
La literatura juanina.

MODELOS EN PNEUMATOLOGIA
- Primeros esquemas
Ireneo
Tertuliano
Orígenes.
El Señor, el dador de la vida.
Cirilo de Jerusalén
Atanasio
Los Padres Capadocios y la Ortodoxia Oriental.
Amor de Dios, Don de Dios, el alma de la Iglesia.
Agustín y la Trinidad.
La Teología Medieval Trinitaria y el Filioque.
El Espíritu como alma de la Iglesia.
El Iluminador y el Santificador.
Lutero y Calvino.
El Protestantismo de la Post-reforma.

ASPECTOS ACTUALES
Pentecostés y Experiencia.
La Teología Liberal y Dialéctica.
El Desafío Pentecostal.
Espíritu, Self y Mundo.
El Espíritu en el hombre.
El Espíritu en el mundo.
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Geoffrey Lampe y Paul Tillich.
Karl Barth.
Reflexiones finales.
La doctrina de la trinidad.
El Espíritu como “tercera persona”
El filioque.



Hendrikus Berkhof
“La doctrina del Espíritu Santo”
La Aurora, Buenos Aires, 1969  (Inglés 1964)

Etimológicamente tanto el término hebreo: ruaj como el griego: pneuma se refieren al principio vital.

Una definición preliminar es: El Espíritu: es el aliento inspirador de Dios mediante el cual otorga vida en la creación y en la re-creación.

Otras definiciones son:
El Espíritu es Dios en acción en la vida humana (Dillistone)
El Espíritu de Dios es Dios en acción (Richardson)

En el Antiguo Testamento algunos hombres tienen ya el soplo de Dios, su presencia inspiradora, pero queda la promesa de la totalidad Joel 2:28.
Juan 4:24 indica que Dios es Espíritu es decir: está presente y activo….
“Y los que le adoran es….  allí donde opera su presencia activa – en Jesús. Se puede afirmar que Jesucristo es la presencia de Dios…

Relación Cristo – Espíritu.
En los textos bíblicos se habla en una doble dirección:
El Espíritu tiene prioridad divina sobre Jesús, según los Evangelios.
Lucas 4:14; Lucas 10:21;  Mateo 1:20; 4:1; Mateo 12:28; Juan 3:34; Hechos 1:2; 10:38; Romanos 1:4. Pero por otro lado.

B.     Jesús es el portador del Espíritu.
Romanos 8:9; 2 Corintios 3:17; Gálatas 4:6; Filipenses 1:19; Juan 14:26; 16:7; 15:26; 20:22; Lucas 24:48; Hechos 2:37.

SON ASPECTOS COMPLEMENTARIOS  Juan 1:33.

Jesús es el que envía el Espíritu porque primero es el receptor, al ver a Jesucristo sobre el trasfondo del Antiguo Testamento se puede decir que es una “personalidad corporada”.
En el uno Jesucristo todos estamos incluidos. El movimiento avanza de la parte al todo.

TIPOS DE VIDA CRISTIANA

Cristo envía el Espíritu, el Espíritu enviado se sujeta al Cristo histórico, así aplica a la humanidad la salvación obtenida por Cristo. Juan 14-16; 1 Corintios 12:3; Apocalipsis 19:10.
El Espíritu dirige nuestra atención a Cristo y nos abre los ojos para que veamos su obra. Despierta a la fe en Cristo. Se puede concluir que su obra es instrumental.

Sin embargo, el Espíritu es mucho más que eso: crea un mundo propio, da dones, unge, organiza, ilumina… Es un centro de nuestras acciones.

El Espíritu es siempre, en todas partes, Espíritu de Cristo. Juan 14:18; Romanos 8:9-11; 1 Corintios 6:17; 2 Corintios 3:17ª; 1 Juan 3:24.
Cristo y el Espíritu son idénticos, el Espíritu es Cristo en acción.
Cristo como Señor resucitado y exaltado es el Espíritu. Juan 7:39; Romanos 6:4; 8:11; 1 Corintios 15:45.
El Espíritu es la nueva forma de existencia y acción de Jesucristo.

Cristo como Espíritu vivificante desea incorporar a todos los hombres en comunión con él.
Cristo cambiará nuestra existencia de humillación a la imagen de su existencia gloriosa. Filipenses 3:21; Romanos 8:29.

El Espíritu no es una sustancia autónoma sino un predicado de la “sustancia” Dios y de la “sustancia” Cristo. Describe el hecho y el modo de la operación de ambos.
El movimiento de Cristo hacia nosotros no es una mera acción sino su ingreso a un mundo -“modus existendi”- especial, el modo de inmanencia en el cual no cesa, con todo, de continuar siendo trascendente como Señor glorificado.

EL ESPIRITU Y LA MISION

Tanto la Iglesia como comunidad de hombres, como la misión en tanto actividad de hombres son resultados de la acción misionera creadora del Espíritu. Juan 20:21.

En los relatos de la gran comisión se encuentran los siguientes elementos:
La ausencia de la Iglesia.
La prioridad de la misión.
La promesa del Espíritu como el poder y guía en este nuevo evento.

El Espíritu es el poderoso motor y la dinámica en el camino del uno a los muchos.
El movimiento misionero se ubica en el contexto escatológico.

El Espíritu de Cristo es el sujeto divino de la misión.
El convencerá al mundo. Juan 16:8.
El hombre es instrumento del Espíritu.

El Espíritu está presente y activo en la Palabra.
La Palabra es el instrumento del Espíritu.
La Palabra trae el Espíritu al corazón y el Espíritu introduce la Palabra al corazón.

La Iglesia es realización (provisional) del Reino e instrumento del Reino. 1 Corintios 2:4.

La meta de la vida cristiana no es la salvación personal sino el ser un testigo, testificar lo que se ha recibido: la comunión con Dios mediante Jesucristo.
En el Reino no somos ni meros consumidores ni meros obreros. Consumimos a fin de trabajar y trabajamos a fin de poder consumir.

EL ESPIRITU Y LA IGLESIA

Enfoque católico. El Espíritu primero crea lo colectivo, posteriormente lo individual.
                             El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia (Agustín).

Reforma - El Espíritu se dirige al individuo.
Radical El corazón del verdadero creyente es su morada.
La Iglesia es la asamblea de quienes se reconocen portadores del mismo Espíritu.

Liberal - El Espíritu se identificó con la mente, ideas, religión, filosofía.
Protestantismo El iluminismo y el idealismo alemán.
Reformado Ortodoxo - Movimiento pietista y evangelicalismo y fundamentalismo.
Movimiento pentecostal.
El espíritu humano es enemigo del Espíritu de            Dios y debe ser convertido y regenerado.

Berkhof - Primero la Iglesia, luego el individuo.
Jesucristo llama a los discípulos a ingresar en una comunión con él y entre sí.
Cristo señala hacia la misión.
La misión hacia la Iglesia y,
La Iglesia hacia el individuo.

El aspecto institucional: Dios creó estructuras tanto como personas y su acción salvífica se interesa también en las estructuras en tanto estas sirvan a sus propósitos.

El Espíritu tiene relación con actos, ministerios y organizaciones exteriores.
El bautismo (Hechos 2:28; 1 Cor. 12:13; 6:11; Colosenses 2:12, etc.).
La imposición de manos (Hechos 8:17; 2 Timoteo 1:6).
La santa comunión (1 Corintios 12:13).
La proclamación del evangelio (Gálatas 3:5; Efesios 6:17; 2 Corintios 3:8).
La autoridad y la disciplina de la Iglesia (Juan 20:22-23).
El ministerio de los apóstoles (Hechos 15:28).
El ministerio en general. (Efesios 4:11-12; Hechos 20:28).

Podemos encontrar al Señor por los medios que él nos ha dado, la cuestión es si queremos encontrarlo. Las actividades de la Iglesia deben estar sujetas al Espíritu viviente.

El aspecto comunitario: El Espíritu edifica la Iglesia como cuerpo.

La comunión de la Iglesia es la carta de Cristo (2 Corintios 3:3; Efesios 4:4).
Ejemplo: De dos pueblos antagónicos hizo uno. (Ef. 2:14, 22) y rompe las barreras sexuales, sociales y económicas.

La Iglesia es tanto evento como institución.
El evento jamás existe sin forma.
La Institución tiene prioridad, pero halla su meta en la comunidad, de la cual es instrumento.
Mediante la comunión de la Cena, llegamos a ser una comunión: el cuerpo de Cristo en el mundo. “Sois lo que recibís” (Agustín).

No cooperamos con Dios en el mismo nivel, sino que operamos con él y bajo él. En su soberanía es creador y redentor de la libertad.

El camino de la regeneración.

La meta del Espíritu es la conformación de los creyentes a Jesucristo. Comienza con una imputación de la que surge un cambio de vida. Justificación y santificación son dos ángulos del movimiento del Espíritu.

La lucha en la vida del creyente es señal del Espíritu en nuestra vida. El Espíritu está ausente cuando cesamos de luchar, no cuando perdemos.
Resucitamos en la medida en la que hemos muerto (Gál. 6:14).

La experiencia de la regeneración Experiencia Ética.
Experiencia Mística.

La Biblia enseña el concepto relacional del hombre (no el sustancial). El hombre es lo que es, no por su vida interior, sino por sus relaciones con Dios, con su prójimo y con el mundo que lo rodea.



Ser llenos del Espíritu.

Hechos 2, 8:14-17, 10:44-46; 19:6; 1 Corintios 12-14.  Los carísmata.

Ser lleno del Espíritu significa que: cada individuo sea equipado de tal manera que llegue a ser un instrumento en el proceso en marcha del Espíritu en la Iglesia y en el mundo.

Ser lleno del Espíritu significa que el justificado y santificado sea vuelto hacia el mundo (incluyendo a la Iglesia). Es el poder de compartir lo que el Espíritu nos ha dado. En la justificación el Espíritu ocupa el centro de nuestra personalidad, en la santificación todo el círculo de nuestra naturaleza humana, en el ser llenos, ocupa nuestra individualidad, la señal especial que yo, y sólo yo, llevo la contribución particular que yo tengo que hacer a la totalidad de la vida.

El Espíritu en la creación.

El Espíritu de Dios crea y sustenta la naturaleza (Sal. 104:30; Ecle. 3:11-21; Job 23:4; 22:8; Gén. 2:7, 6:3, Is. 42:5).

El Espíritu de Dios inspira la cultura.
Agricultura: Is. 28:26, Arquitectura: Ex. 31:3, 35:31
Gobierno: Núm. 11:17 Política: Is. 45:15
Sabiduría: Job. 32:3  Daniel 5:11

La conversión significa también un patrón de conducta que influye en las estructuras sociales y culturales (matrimonio, familia y sociedad).

No adoración del Estado (Emperador) - Democratización

Historia - Reino de Dios.
Unión esencial en la raza humana.

Cristianización - Secularización.
El problema es que perdió la fuente de la inspiración.

Ciencia - La naturaleza fue desmitologizada.

El poder transformador del Espíritu de Jesucristo opera doquiera los hombres sean liberados de la tiranía de la naturaleza, el estado, el color, la casta, la clase, el sexo, la pobreza, la enfermedad y la ignorancia.

La obra del Espíritu comienza la consumación.

El Espíritu Santo nos hace anhelar la consumación.
El Espíritu Santo es él mismo, el contenido de la consumación.

ALGUNAS CONCLUSIONES
Las discusiones sobre el Espíritu Santo han sido al interior de la divinidad (trinidad), se dejaron de lado puntos como la relación entre el Espíritu y la misión, su obra en el mundo, su lugar en los dones espirituales en la iglesia.

El dogma de la trinidad no es estrictamente bíblica.

En la antigüedad se reconoció la divinidad del Espíritu Santo. De esta manera nos reconcilia con Dios y nos recrea la imagen del Hijo.

Si el Espíritu es de la misma sustancia con Dios; ¿Qué los distingue?
La fórmula fue: “Una sustancia, tres personas”.
¿Qué significa persona?
El papel o función que un hombre cumple en su contexto social.
El carácter de un hombre.
- Los capadocios explicaron: tres hupostaseis – una Ousia
- Agustín dijo: Esta afirmación es para no quedar en silencio.

El concepto de persona es propio al Dios trino.

El término persona en Europa era entendido como: centro de auto-conciencia y auto-determinación.

Schleiermacher (s. XVIII).
Comprendió que este concepto no se aplica al Espíritu Santo. Él lo concebía como la continua influencia de Cristo en la Iglesia, que une e inspira a la comunidad.
La idea de fuerza impersonal no satisfizo.

Los ortodoxos afirmaron la “personalidad del Espíritu Santo” para mantener la relación directa y personal entre Dios y el individuo y la soberanía del Espíritu en la obra de la regeneración.
- Esto llevó a un triteísmo.

Otras razones para abandonar el concepto de persona en pneumatología:
En la teología bíblica, Espíritu es un predicado de Dios y Cristo. En el Nuevo Testamento el Espíritu es el nombre del Cristo glorificado en su acción en el mundo.

Dios es persona. El Dios trino no son tres personas, es una persona.

El Espíritu no es una fuerza impersonal. El Espíritu es persona porque es Dios actuando como persona.

Es persona en relación con nosotros no en relación con Dios, porque es el mismo Dios que se relaciona con nosotros.

Jesucristo, Dios y el Espíritu Santo son tres formas de describir la obra única de salvación de Dios. (1 Cor. 12:4-6; 2 Cor. 13:14).

Dios es un organismo, una unidad en diversidad.
Los tres nombres señalan una unidad de movimiento de Dios, no una estática comunidad de tres personas.

La relación intratrinitaria se puede explicar por:
Persona
Subsistencia o “modus subsistentai”
Modus entis  o  “modos de ser”

Dios existe en diferentes maneras. ¡Dios es Espíritu! ¡El Señor es Espíritu! Esto significa: Dios y el Espíritu nos buscan, nos salvan, nos elevan. Dios es un Dios activo, que quiere ponernos en marcha hacia nuestra meta eterna. Nos busca mediante su Hijo; nos alcanza mediante su Espíritu; por el Espíritu nos conduce al Hijo y en él al Padre. Creo en el Espíritu Santo significa: Creo en un Dios que está empeñado en un doble movimiento, en el cual incluye a su iglesia, al mundo y también a mí.















Eduard SCHWEIZER
EL ESPIRITU SANTO
Sígueme, Salamanca, 1984.

El testimonio del Antiguo Testamento.

La singularidad del Espíritu de Dios.

La Palabra de Dios
Israel experimentó la acción del Espíritu primero como un poder inquietante e imprevisible que intervenía en la vida, corriente de cada día, del cual no se podía afirmar con seguridad si era propiamente bueno o malo, divino o demoníaco. (1 Sam. 10:6,10; 19:19-24. Núm. 11:25-29, 24:2-3). Aquí se experimenta el Espíritu de Dios de tal manera que excluye todo pensar racional o todo el actuar normal, hasta tal punto que el hombre del que se ha apoderado el Espíritu no sabe ya lo que hace.

El Espíritu es la fuente de la Palabra que el hombre puede entender como la propia palabra de Dios, sin que se destaque de un modo especial lo extraordinario.
El poder del Espíritu se muestra en la denuncia. Miq. 3:5-8.
El Espíritu está o habla en ellos sin destacar apariciones especialmente extrañas. Aquí no elimina el pensamiento “normal del hombre”. Es el Espíritu el que sabiduría.
José es sabio por el Espíritu, Génesis 41:38
David tiene palabra del Espíritu  2 Sam. 23:2

El Espíritu estará con el Mesías o Siervo de Dios. Is. 11:2; 42:1: 61:1.

El problema del verdadero o falso profeta no se presentó en términos de lo extraño, tampoco cuando pierde el control de sí mismo.

No hay respuesta exacta, una idea es que el falto profeta predica lo que le agrada a todos, el que es impulsado por el Espíritu de Dios, por lo regular se opone al pueblo y a sus deseos. (Jer. 28:8-9).

El poder de Dios.
Cuando el Espíritu de Dios viene sobre el profeta, le arrebata contra su voluntad y le lleva a un monte o a un barranco (1 Re. 18:12; 2 Re. 2:16; Ez. 3:12, 14:8,3).
Es fuente de una fuerza extraordinaria (Jue. 14:6, 19; 15:14-16). Hacen actos extraordinarios (2 Re. 2:15).

Otras veces es una poderosa intervención aunque sin fenómenos extraños. El Espíritu se apoderó de los jueces que mantenían el derecho en Israel, tocaban la trompeta y lo lanzaban contra los enemigos (Jue. 3:10, 6:34; 11:29).

El Espíritu determina la dirección política (1 Sam. 16:13).

El Espíritu por lo regular irrumpe de un modo inesperado o insospechado y mueve e impulsa hacia lo extraordinario, no fundamenta un orden permanente.

¿Qué significa esto?

El Espíritu de Dios no es el espíritu del hombre o un aspecto del espíritu del hombre.
En el espíritu se experimenta la actuación de Dios en medio de una situación mundana, terrena e incluso política.
Es la experiencia de algo externo. Dios sale al encuentro del hombre como algo plenamente inesperado.
El Espíritu no pretende la elevación del mundo material.
El Espíritu es tan corpóreo como el viento.
El Espíritu mantiene firme al hombre frente a sus contemporáneos.

El Espíritu Santo en la creación.

El Espíritu en el viento de la tormenta.

El Espíritu separó las aguas en el cruce del mar (Ex. 15:8, 10).
Hizo menguar las aguas del diluvio (Gén. 8:1).
El Espíritu de Dios se manifiesta como poder creador. (Gén. 1:2).

El Espíritu Santo como fuerza vital del hombre.
En Dios está toda la vida. Dios da su Espíritu, tiene vida; se los quita y dejan de ser. (Sal. 104:29-30).
Toda la vida, incluso la fuerza vital humana puramente biológica, se entiende como el resultado del espíritu creador. (Zac. 12:1).

La vida no es una posesión del hombre, sino que sigue siendo propiedad de Dios, o mejor, actuación de Dios o efecto de Dios. (Gén. 6:3).
¿Qué significa esto?
Que toda la vida es un regalo y no nuestra propia obra. La vida se puede contemplar desde dos lados: fue creada desde el principio y se mantiene por la voluntad de Dios; entonces se habla del Espíritu de Dios. Y, se puede mirar lo que los hombres han hecho de ella, entonces se habla de “fuerza vital”.
En la Biblia se emplean los términos: Mi carne = yo y Mi alma = yo.
Pero no aparece la expresión: mi espíritu en lugar de yo, porque no puede identificar el espíritu consigo mismo.

3. El Espíritu Santo como origen del conocimiento.

El Espíritu da el don de la sabiduría: (Gén. 41:38; Dt. 34:9; Dan. 4:5; 5:11; 6:4). El Espíritu da el conocimiento de Dios o del camino determinado.

4. El Espíritu en la plenitud futura.

El Espíritu creador de un mundo nuevo.
Hay un mundo inaccesible al hombre, en el que impera el Espíritu Santo (Ez. 1;12, 20). El Espíritu tiene posibilidades de actuación distintas a las que nosotros podemos concebir.
En el futuro, los profetas observan el juicio de Dios. (Is. 30:28) contra los enemigos de Israel, pero también puede venir contra Israel. (Os. 13:15).
El Espíritu puede hacer que la tierra se convierta en un vergel. (Is. 32:15-18; 44:3; Joel 2:28-32, Is. 4:4).
El Espíritu crea un hombre nuevo (Ez. 37:14; 39:28-29) y reconoce que El es su Señor.

¿Qué significa?

Sólo allí donde el hombre que se abre al juicio de Dios y permite que se le otorgue un nuevo corazón y un nuevo espíritu puede construir el Espíritu de Dios un mundo nuevo, de justicia y de paz.

II. EL ESPÍRITU SANTO EN EL NUEVO TESTAMENTO

El Espíritu Santo como el extraño.

Dios está más allá de nuestro control: Es el Espíritu de Dios.

Si con el Espíritu se quiere decir que Dios se hace presente y operante en la tierra, entonces toda la actuación de Jesús no es otra cosa que la vida del Espíritu de Dios. El hecho de que Jesús no hable del Espíritu sino que actúe y hable en el Espíritu, apunta a algo decisivo: en la acción del Espíritu de Dios se nos hace el encontradizo, como el extraño, el totalmente inesperado, y al que no se puede catalogar demasiado precipitadamente en una doctrina inteligible.

Dios está presente en el mundo del hombre como Espíritu Santo, pero nunca fijo, siempre lo está de un modo sorprendente y extraño, siempre para movernos con nuevas fuerzas y eficacia para lograr su fin.

Jesús no dio fórmulas precisas que valgan siempre, el Dios vivo siempre exhibe cosas nuevas. (Lc. 9:59-62). Y así exige lo que hay que hacer cada momento.

Nunca está Dios de una manera definitiva “en y para sí” sino sólo en la medida en que se hace realidad en nosotros, que nos mueve y nos determina, nos alegra y nos hace libres y que nos impulsa a hablar y a actuar. La mejor manera de enseñar algo sobre el Espíritu Santo es, no hablar mucho sobre él y contar con él y dejar que aflore en la vida.

Jesús como portador del Espíritu.

Por él es arrojado al desierto (Lc. 4:1).
En él se cumple la profecía mesiánica. (Lc. 4:18).
Por él vence al mal. (Lc. 11:29 y Mt. 12:28).

Jesús como juez y el que bautiza en el Espíritu. En Mt. 3:11 aparece como un fuego purificador.

Dios hace que Jesús sea el nacido que, determinado plenamente por el Espíritu, llevará a cabo la presencia salvadora de Dios. El Espíritu es la fuerza activa en la concepción de Jesús.

El Espíritu como fuerza de la resurrección de Jesús. (Rom. 1:3-4; 1 P. 3:8). Su resurrección de entre los muertos lo hizo Señor de la comunidad. Desde entonces domina y reina sobre ella.

El Espíritu es el Espíritu de Jesús. (Mr. 13:11; Lc. 21:14-15).

Sólo existe un milagro del Espíritu Santo: que Dios nos habla, que su Palabra penetra en nosotros como palabra de amor, de una manera normal y de un modo totalmente desacostumbrado.

Hay algo que restablece de nuevo la dispersión lingüística de Babel.

Por lo regular el bautismo de agua y el del Espíritu son el mismo hecho o acontecimiento; cuando una persona viene a ser bautizada con fe entonces Dios le concede el Espíritu y con ello la fuerza para vivir en la fe.

El Espíritu dona la nueva vida a los discípulos (Jn. 7:38-39 cf. 4:14; 20:22). El nuevo nacimiento es un don o regalo que el Espíritu sopla como quiere y nadie sabe lo que va a ocurrir. No depende de la propia fuerza sino de dejarse vencer por el amor de Dios. (Jn. 3:8).

El Espíritu Santo es el origen del conocimiento.

El Espíritu se otorga a todos los creyentes. Hch. 2:17-21; Mt. 7:11.

El Jesús resucitado otorga el Espíritu a la comunidad. Lc. 24:49; Hch. 2:23; Jn. 7:39, 20:22.

El Espíritu puede pero no necesariamente debe ser visto en fenómenos extraños.

¿En qué actúa?

Ayuda para la predicación.
Dios le dio el Espíritu a la comunidad, pero siempre puede darlo de nuevo. Esteban Hch. 6:3  -  6:10. Pedro Hch. 4:8
Ser lleno del Espíritu Santo.

El Espíritu es la fuerza que capacita al creyente para anunciar a Jesucristo. También penetra los pensamientos de los otros. Hch. 5:3-9: 13:9.
El Espíritu es la fuerza de los débiles. 2 Cor. 12:10. El Espíritu Santo nos asocia y nos vincula con Jesús para que aprendamos a ser débiles con él y así experimentar el poder de Dios. Gál. 5:19-22.  Obra su fruto.

Donde está el Espíritu del Señor hay libertad 2 Cor. 3:17  -  Rom. 5:8.

El Espíritu nos enseña a orar.  Gál. 4:6-7.
Ser llamados, santificados y justificados es un mismo y único regalo del Espíritu. 1 Cor. 6:11; Rom. 15:16.
Por el Espíritu hemos sido ensamblados en una comunidad. 1 Cor. 12:13.

El único criterio que diferencia al Espíritu Santo de cualquier otro tipo de entusiasmo consiste en que el hombre puede confesar: Jesucristo es Señor.  1 Cor. 12:3

El Espíritu de Dios no está sino conduce a la comunidad y no construye la comunidad, 1 Cor 12:7. Donde Jesús es el Señor, los dones están al servicio de los otros y no ya para magnificar a su poseedor.

El Espíritu viene sobre la tierra, el mundo de arriba hay que buscarlo en Jesús. Jn. 8:31-32; 1:14.

El Espíritu en la vida de la comunidad.
El Espíritu conduce a la verdad  y a la  Libertad. Jn. 14:17; 16:13.

Los miembros de la comunidad han recibido la “unción”  del Espíritu Santo Lc. 4:18; Hch. 10:38; 2 Cor. 1:21-22.
La comunidad convence a los hombres de la fuerza del Espíritu que vive en ella  1 Jn. 4:1-6. Para Juan, sólo hay propiamente un don del Espíritu del que se deriva todo lo demás, que un hombre llegue a la fe en Jesús.

El Espíritu guía a la verdad, la verdad de Jesús.  Jn. 16:13.

Los dones del Espíritu son sobre todo aquellos que hacen posible la vida común: la caridad, pero también el gozo, el poder mantenerse en paz, la longanimidad que ve ecuánimemente las cosas, la afabilidad, la bondad, la fe, que no cede a los demás, la mansedumbre, que no juzga, la templanza.
El Espíritu incorpora a los hombres al cuerpo de Cristo y comunica sus dones de tal manera que cada uno necesita de los demás y que nadie puede pensar que lo posee todo e incluso que él, con su don, se halla por encima de los otros. Así pues, el Espíritu edifica la comunidad, funda la comunión, porque libera a los hombres de considerarse a sí mismos como el centro y la norma.

NOTAS DISTINTIVAS DEL ESPIRITU SANTO

Nos hace reconocer a Jesús.  1 Cor. 2:9-10; 1:23-24.
Dios es aquel de quien no se pude disponer. Jn. 3:8. El Dios Omnipotente se vuelve impotente por amor.
El Espíritu conduce a la libertad.  2 Cor. 3:17.
El Espíritu es enemigo de toda legalidad Fil. 3:3-7.
La libertad tiene límites: la comunión.
El Espíritu tiende un puente entre los abismos que se dan entre nosotros. Rom. 12:14-15; 2 Cor. 13:14.
El Espíritu dirige. Jn. 16:8-11.
El Espíritu nos hace estar abiertos. Ap. 2:7.
El Espíritu nos enseña a esperar.









Jürgen MOLTMANN
“EL ESPIRITU DE LA VIDA”
Sígueme, Salamanca, 1998

El Espíritu de Dios es la fuerza y el espacio vital de las criaturas, donde pueden crecer. La bendición de Dios acrecienta la vitalidad, no la disminuye. La cercanía de Dios hace que valga la pena volver a amar la vida y no despreciarla. El Espíritu de Dios es (el) la fuerza vital (espíritu) de la resurrección, que desde la Pascua “se derrama sobre toda carne” para darle vida eterna. En el viento impetuoso del Espíritu divino de vida comienza la primavera divina de la creación y los que ya ahora lo experimentan se dan cuenta de cómo la vida vuelve a recuperar su vitalidad y merece que se le ame. El cuerpo enfermo, frágil y mortal se convierte en “templo del Espíritu Santo”. (1 Cor. 6:13).

El Espíritu Santo es vitalidad. La vitalidad como amor a la vida. Es la verdadera humanidad, es la unión con los hombres, es la construcción de la libertad.

El impulso vital del Espíritu lucha contra el impulso mortal del pecado. El Espíritu se opone a todo tipo de existencia muerta o que amenaza con la muerte.
La carne es el ámbito del mundo crecido, del mundo que pasa del pecado, de la injusticia y de la muerte.

Somos redimidos con el mundo, no del mundo. La experiencia cristiana no nos separa del mundo. El malentendido gnóstico llenó a la espiritualidad occidental de misticismo interiorista, individualista, enajenante.
A Dios no se le experimenta en la mística personal, sino en la experiencia personal de la comunión.
Nos lleva a una espiritualidad del cuerpo y a una espiritualidad de la comunión.
La espiritualidad no se orienta a la represión del cuerpo sino a la transfiguración del cuerpo.
El amor a la vida acaba con la resignación y con los recuerdos dolorosos de la vida.

Frente al cinismo que supone la aniquilación de todo lo que vive en el mundo de los hombres y de la naturaleza lo primero que hemos de hacer es no acostumbrarnos a él. La espiritualidad de la vida quiebra los entumecimientos interiores, las corazas de nuestra indiferencia, las barreras de nuestra insensibilidad para el dolor y recupera la fuente de la vida en nosotros y entre nosotros, para que nuevamente podamos llorar, reír y amar.
Vida en el Espíritu de Dios es vida contra la muerte, es decir no a la guerra y a su destrucción, es decir no a la pobreza y a sus humillaciones. Es luchar contra lo que niega la vida.

La liberación para la vida.
La experiencia de Dios es experiencia de liberación. 2 Cor. 3:17 cf. 10:9-10.
Dios es Señor de Israel a partir del éxodo. Para los cristianos, a partir de la resurrección.

La espiritualidad es un modo de responder a Dios, un modo de vivir el Espíritu Santo.

En obediencia Dios, el seguimiento de Jesús se realiza en el poder del Espíritu Santo. Una espiritualidad integral.

Caminar según el Espíritu, es rechazar la muerte (el egoísmo, el desprecio a los demás, la codicia, la idolatría) y escoger la vida del amor, la paz, la justicia, renunciar a la carne y vivir según el Espíritu, es estar disponible  Dios y a los demás.

El Espíritu libera para la vida.

La libertad consiste en ser aprehendido por la energía vital divina y en participar de la misma.

Amor que libera. La libertad es comunión.
Soy verdaderamente libre cuando hago sitio a los demás y la comparto con ellos y cuando los demás me hacen un lugar en su vida y la comparten conmigo.
La verdad de la libertad humana es el amor, que ama la vida. Crea comunidades sin barreras, solidarias y abiertas.
Esperanza que libera.
La libertad es pasión creativa por lo posible.
Con Espíritu se designa la presencia de Dios que se experimenta.

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