CRISTOLOGÍA PARA NUESTRO CONTEXTO - Recursos Cristianos

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lunes, 12 de octubre de 2015

CRISTOLOGÍA PARA NUESTRO CONTEXTO

Por Ausencio Arroyo.

Jesucristo es el centro de la fe cristiana.

Jesucristo es un ser histórico, creemos en un hecho concreto:
Es absurdo y,
Es admirable.

Al relativizar a Jesús se limita  la fe cristiana. En Cristo está el centro de la revelación de  Dios, Jesucristo revela a Dios. No se puede hablar de Dios sin Jesús.

Jesús representa nuestro modelo:

El seguimiento es proseguir lo que Jesús hizo, marca nuestra forma de vivir.
Todo auténtico encuentro con Cristo conduce a una crisis que actúa como un crisol purificador y acrisolador (crisol y acrisolar provienen de la palabra crisis, que en sánscrito significa purificar y, en griego: llevar a una decisión): porque en él encontramos un tipo de profundidad humana que nos cuestiona; en su vida, las palabras y los hechos se hacen estructuras originarias auténticamente palpables del ser humano en su relación con el Absoluto, las cuales hacen reavivar el recuerdo de lo que cada ser humano debiera ser ante los demás, ante el mundo y ante Dios.

PRINCIPIOS CRISTOLÓGICOS.

Conocer a Jesús implica un creer en él.
Toda cristología es cristopraxis. Fe en Cristo significa, ante todo, seguimiento de Jesús. La fe en Cristo no se reduce al arcaísmo de las fórmulas, por muy venerables que sean, ni al arqueologismo bíblico. Creer en Jesús como acto existencial y modo de vivir es confrontar la totalidad de la propia vida personal, social, eclesial, cultural y global con la realidad de Jesús. La fe se realiza en el encuentro entre la vida y su mensaje.
No se le puede entender fuera de la historia de la salvación.
No se puede separar la persona de Jesús de la obra de Cristo. Jesús es como obra y obra como es.
Toda comprensión y confesión de Jesucristo es contextual, surge de situaciones particulares. Esto se refleja en los mismos escritores del Nuevo Testamento. Tener fe significa poseer la capacidad de escuchar su voz que habla dentro de nuestra propia situación
Jesucristo es el viviente, es mayor que nuestros credos. No hay que confundir nuestro conocimiento parcial con Cristo.

LA CRISTOLOGÍA DEL NUEVO TESTAMENTO

Pablo:
Pablo no transmite una doctrina de Jesús, sino que interpreta el kerigma del Cristo crucificado y resucitado en conexión con su teología. Muestra el alcance universal del acontecimiento salvífico destacando el don escatológico de Dios mediante la contraposición Adán/Cristo y proclamando a todo el mundo, por medio de la predicación la oferta divina de la reconciliación.

Se ha acusado a Pablo de haber desarrollado un dogma cristológico y de haber falseado así la enseñanza de Jesús. Tales reproches son injustificados, puesto que ya existía una cristología prepaulina. Pablo acepta el kerigma anterior a él y lo interpreta en su predicación. En su mensaje le da sentido a la cruz y la resurrección como hechos de Dios.
Pablo cita el kerigma primitivo recogiendo diversos fragmentos de confesiones cristianas: en 1 Cor 15:3-5 y Ro 1:3-4 aduce fórmulas tradicionales que expresan el contenido del evangelio. El punto central de la cristología paulina son: la cruz y la resurrección de Cristo. La resurrección no elimina la cruz sino que le da sentido. La manifestación de la fuerza de Dios se ha mostrado donde nadie lo había esperado, pues Cristo fue crucificado por su debilidad, 2 Cor 13:4 cf. 1 Cor 1:23-24; 2:2.
Pablo expresó el acontecimiento salvífico con diversas figuras, como: sacrificio, Cristo muere como víctima expiatoria, para derrotar el poder del pecado, Dios ofreció la víctima enviando a su Hijo (Ro 8:3) y lo entregó por todos nosotros (8:32). Habla de la cruz en términos del derecho penal, Cristo se hizo por nosotros maldito, cargó el castigo que deberíamos de haber sufrido nosotros (2 Cor 5:21). Se hizo maldición para rescatarnos de la maldición de la ley (2 Cor 5:14-15). Con la imagen de rescate Pablo destaca la grandeza incomparable de la redención que Cristo ha llevado a cabo (1 Cor 7:23). Finalmente, Pablo presenta el acontecimiento salvífico como reconciliación. Dios mediante Cristo reconcilia consigo al hombre.

La tradición de los hechos y palabras de Jesús:

En la tradición oral, la comunidad expresa quien es Jesús de Nazaret. En la historia de la pasión se relata cómo fue Jesús a la cruz. Las narraciones de los hechos de Jesús representan la obra del Mesías como comienzo del tiempo de salvación. La comunidad, no hablaban del pasado, predicaba al Cristo viviente. Entre los relatos había uno sobre la pasión de Jesús. El relato más antiguo, que comenzaba con la detención de Jesús, fue ampliado hacia atrás, anteponiéndole elementos de diversa naturaleza. En la tradición de los hechos de Jesús ocupan un amplio espacio las historias de milagros. Estas aluden a la aparición maravillosa de lo divino entre los hombres. Jesús vence a la enfermedad y la miseria, pues actúa en virtud de una potestad divina. Enfoca a Jesús como un maestro con una palabra de autoridad, la colección la determinó la predicación de Jesús sobre la llegada del reino. El primer plano lo ocupa la designación de Jesús como el hijo de hombre que aparecerá al final de los días.
Posteriormente, los evangelistas ordenaron a su modo los diferentes materiales, del kerigma del Cristo crucificado y resucitado y el relato de las obras y las palabras de Jesús, e introdujeron nexos redaccionales y sumarios por lo que los evangelios presentan su mensaje con matices peculiares.

Marcos
Marcos une la tradición sobre Jesús con el kerigma e interpreta aquella a partir de éste. Mediante el tema dominante del secreto mesiánico se une el relato sobre las epifanías que tienen lugar en la actividad de Jesús con la predicación de la cruz y la resurrección de Cristo, surge así una historia de la pasión con una introducción detallada. El Cristo que se anuncia en el evangelio no es ningún señor resplandeciente y victorioso, como lo imaginaba la expectación judía, sino el hijo de hombre doliente, clavado en la cruz y resucitado de entre los muertos al tercer día (8:31).
Las obras de Jesús revelan su soberanía mesiánica.
El tema del secreto mesiánico sirvió para resolver una contradicción: la iglesia cristiana reconoció a Jesús como Mesías, pero se tenía conciencia de que el Jesús histórico no se había presentado como Mesías, el tema habría servido de puente: Jesús habría sido el Mesías pero lo había ocultado.

¿Enfoca en las obras poderosas de Jesús – 67 d.C.?

Hay un marco cósmico en el que suceden los hechos de Jesús.

Si no se tiene el presupuesto de quién es Jesús, no se entiende su ministerio.

En la primera sección - las cegueras –
Actividad de Jesús - llamamiento al seguimiento –

Intentos de matarlo.

Es Señor de la Creación.
Los milagros revelan su soberanía.

El poder de Dios se revela en la cruz.
La cruz no es el final.

1ra. Sección. Finaliza con la sanación de un ciego.

Sólo el que ve, puede seguir a Jesús.
Bartimeo.

Jesús se identifica con el plan de Dios a pesar de la ceguera humana.
A Jesús se le reconoce en el seguimiento.
La revelación de Dios en la pasión de Jesús y en el llamado al discipulado.
Detalla la pasión y muerte de Jesús, no habla de su infancia y de su familia, solo de paso.
No es una colección de los dichos de un hombre sabio. La mayor parte es material narrativo. Narra los poderosos actos de Dios en y por el hombre Jesús.
En Jesús, finalmente, Dios cumple lo que ha hecho en Israel (1:2-3); él está envuelto en un prólogo celestial.
El ministerio de Jesús está dividido por el evento de Cesarea de Filipo (5:27ss). La primera parte comienza con una triple repetición de la descripción general de la actividad de Jesús, seguido por el llamado o el envío de sus discípulos (1:14-15, 16-20, 3:7-12, 13-19; 6:6b, 7-13). Cada sección concluye con un rechazo de Jesús, primero por los fariseos, quienes planean su muerte (3:6). Luego de sus discípulos (8:14-21). En la primera de estas tres secciones, la autoridad de Jesús sobre los demonios es demostrada por la Palabra y por los hechos (1:21-45), pero en 2:1-3:5.

MATEO.

Jesús es el intérprete y realizador de la ley. Él trae la plenitud de la ley.
Cita mucho al Antiguo Testamento para mostrar que Él es realmente el Mesías prometido. Conecta a Jesús con David.
Incluye más de la predicación de Jesús.
Muestra las credenciales como Maestro. La enseñanza de Jesús es una interpretación autorizada de la ley.
Jesús enseña cómo vivir lo que predica.

El evangelista reproduce primero en primer lugar las palabras de Jesús y luego sus obras para subrayar la primacía de la enseñanza de Jesús, cuya autoridad se manifiesta en los milagros que la acompañan (4:23; 9:35).
El mandamiento es ir y enseñar.
Pero, yo os digo…
Mateo subraya las exigencias, pero supone la gracia.
La presencia del Señor resucitado reina en la iglesia.
Es el único que emplea el término Iglesia.

LUCAS
Lucas compone una obra histórica en la que pretende descubrir el desarrollo del cumplimiento histórico-salvífico. Las promesas de Dios se realizan en la historia de Jesús, centro de los tiempos. La Iglesia cuyo tiempo se extiende desde la ascensión del Señor hasta la parusía, da testimonio, de que sólo en el nombre de Cristo hay salvación, y lleva el mensaje del kyrios a todo el mundo con la fuerza del Espíritu.
Jesús emprende el viaje hacia Jerusalén, esto es hacia la cruz (9:51).
El énfasis es la continuidad de la historia de la salvación entre el Antiguo Testamento-Nuevo Testamento.
Los padres de Jesús son fieles seguidores de la ley.
El texto de 4:18-19 es su programa mesiánico.
Historia de la salvación.
Sólo el que espera la salvación con las manos vacías recibirá la promesa.

JUAN
La teología de Juan desarrolla con independencia la cristología de la tradición primitiva y presenta a Jesús como el enviado del Padre, mediante el cual Dios se revela a sí mismo y manifiesta su amor. Los títulos cristológicos sirven sin excepción para proclamar que Jesús es el hijo del Padre, ha recibido la plenitud de la potestad y, como Hijo de hombre es ensalzado y glorificado mediante la consumación de su obra en la cruz.
En las sentencias de Juan sobre el Hijo de hombre se habla a la vez de sus padecimientos y de su glorificación y, de este modo, el discurso sobre el Hijo de hombre doliente se enlaza sobre el discurso sobre su gloria.
El núcleo de la cristología de Juan lo constituye la afirmación, repetida una y otra vez, de que el Padre ha enviado al Hijo. El Padre lo ha santificado y enviado al mundo (10:36). Sólo el Hijo trae la revelación: Quien lo ha visto ha visto al Padre (14:9).
Juan interpreta el kerigma de la cruz y la resurrección de Cristo uniéndolo y fusionándolo con la exposición de la actividad total. La muerte de Cristo no es el paso a la gloria, sino la irrupción de la misma.

TITULOS CRISTOLÓGICOS

Cristo se tornó un nombre, pero hace alusión al Ungido, al Mesías.
El Mesías Ungido cumple la promesa de un rey como David.
Jesús no se consideró un Mesías en el sentido político.
Jesús no fue el tipo de Mesías que la gente esperaba.
Jesús fue judío.

Relativos a la obra terrenal de Jesús:
Jesús, el profeta.
Jesús, el siervo sufriente de Dios.
Jesús, el sumo sacerdote.

Relativos a la obra futura de Jesús
Jesús, el Mesías.
Jesús, el Hijo de hombre.

Relativos a la obra presente de Jesús
Jesús el Señor (Kyrios)
Jesús el Salvador.

Relativos a la preexistencia de Jesús
Jesús el Logos.
Jesús, el Hijo de Dios.

Diferente a los ángeles.
Referencia a una figura divina.
Es más que una persona – contexto semántico de Daniel 7.

La búsqueda del Jesús Histórico

Hay una secularización del tema Jesús

Se pueden documentar 3 oleadas de biografías sobre Jesús

Reimarus (Herman Samuel 1694-1768) Autor
Biografías liberales:   Deistas:         Lessing (Gottand 1729-1781) Editor

Negaban toda revelación divina

“La intención de Jesús y la de sus discípulos”

AMBITO DE LA ILUSTRACION

Verificación racional de las verdades. Alrededor del año 1778

Planteaba que había que distinguir entre el proyecto de Jesús y el objetivo de sus discípulos.

Jesús era un revolucionario Judío. (Como Judas el Galileo, Teudes o Bar Kochba) que buscaba un reino terrenal su proyecto se vino abajo y su desilusión se manifiesta en la cruz.

DISCIPULOS: Rechazan “fracasar” e idean un fraude. Secuestran el cadáver e inventan la historia de la resurrección, estos presentaron a Jesús como el Cristo redentor del pecado a la humanidad.

Reimarus es el primero en introducir la separación entre el verdadero Jesús y el Cristo.

En siglo XIX aparece las críticas a la religión por
Marx: “El opio de los pueblos”.
Freud: “Una neurosis de tipo infantil”.

Se erosiona la confianza en las iglesias.
En el ámbito del protestantismo liberal.
David Friedrich Strauss (1808-1874) Lector en Tubinga, buscó el camino medio entre:
El reduccionismo racionalista y,
El literalismo sobrenaturalista.
Calificó de míticos a los evangelios. Exige distinguir los aspectos de los relatos.
Bultmann seguirá esta línea. Escribe: “La vida de Jesús”. Su relato es profundamente teológico, fue influido por Hegel: Jesús es una encarnación singular (pero no exhaustiva) “ya que lo finito no puede absorber lo infinito”.
Un aporte fue la búsqueda de las fuentes.
Marcos el más antiguo  ------  Mt y Lc  ------ Q

RENAN: La vida de Jesús (1860) Romántico – “El tierno Galileo”. Albert Schweitzer “Historia de la investigación sobre la vida de Jesús”. (Geschichte der Leben-Jesu-Forschung) Tubingen, 1906. Se concentra en las dimensiones éticas de las enseñanzas de Jesús. Ve en él al Maestro del código moral más elevado del espíritu humano.

Hay una perfecta armonía interior y exterior (congruencia). Enfatiza una reconstrucción psicológica del “verdadero” Jesús, lo presenta como el predicador convencido de la inminencia del fin del mundo, que emprende el camino de la cruz en la certeza de que Dios, para instaurar su Reino, le exigía una prueba. Concluye que: las biografías del “Jesús Histórico” son proyección de la imagen de la persona que la escribe (así aparecen el Jesús humanista, el esteta, el romántico, el moralista, el socialista, el buen burgués, etc.) Termina reconociendo que Jesús sigue siendo ese desconocido que te dice: “Y tú sígueme”. A S. va al África.

HARNACK, Adolf “Es imposible escribir la vida de Jesús”.
WREDE, W (1859-1906) “El secreto mesiánico de los evangelios” Cuestiona a Marcos, sería una obra teológica, se basa en tradiciones orales que reflejan la fe y el interés de ciertas comunidades.

MARTIN KÄHLER. 1892. “El así llamado Jesús histórico y el Cristo histórico, bíblico”. “La verdadera realidad” lo constituyen su “significado” que es inaccesible a la investigación histórica. Conocemos al Jesús de la historia por el Cristo de la fe.

La segunda ola de la investigación sobre el Jesús histórico ocurre a mediados del presente siglo (50-60). El trasfondo inmediato anterior es la línea anti-racionalista defendida por el protestantismo liberal alemán principalmente R. Bultmann (1976).

En 1921 pública “Historia de la tradición sinóptica”. Considera que es imposible, ilegítima e innecesaria la investigación histórica de los evangelios.

IMPOSIBLE No es de testigos oculares.
Es creación posterior de la confesión de fe.
No es historia sino Kerygma.
Las obras son conjuntos heterogéneos-fragmentarios.
Hablan más bien de la historia de aquellas comunidades.

ILEGITIMA No sería por fe. No debemos pedir a Dios las garantías de credibilidad de su Palabra.

INUTIL La Iglesia me dice lo esencial de Jesús, es el Salvador del que tengo necesidad. Este me llama a la existencia auténtica.

ERNST KÄSEMANN. (1998) Conferencia del 20 de octubre de 1953. No hay que eliminar la tensión dialéctica entre historia y fe. Afirman que la investigación histórica es insuficiente por sí sola para desvelarnos la dimensión profunda de Jesús de Nazareth. Dios ha actuado en la historia (de Jesús) de él nos viene la salvación.

Argumentos:
Si no hay conexión entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia, el cristianismo se convierte en un mito.
¿Si la Iglesia primitiva no tenía interés en el Jesús Histórico, entonces para qué se escribieran los evangelios?  Con las cartas de Pablo hubiera bastado.
La propia fe exige la certeza de la identidad entre el Jesús terreno y el Cristo glorificado.
“ENSAYOS EXEGETICOS, Salamanca, 1978.

GÜNTHER BORNKAMM. “Jesús de Nazareth” (1956).
“Lo que los evangelios refieren del mensaje, las obras y la historia de Jesús se caracteriza siempre por una autenticidad, un frescor y una originalidad que la fe pascual de la Iglesia no oscurece en absoluto”.

ESTADIOS DE FORMACION DE LOS EVANGELIOS

(Punto de vista católico)

Jesús, acción y palabra.
La comunidad primitiva: transmite e interpreta las acciones y las palabras de Jesús.
Los evangelios seleccionan, sintetizan y adaptan el material de la tradición.

NOTA: El protestantismo liberal buscó excesivamente el universalismo de Jesús y se distanció de las raíces judías. Esto influyó en la ideología Nazi.

¿Se está secularizando el tema Jesús, por investigadores católicos?

James M. ROBINSON. “A New Quest of the Historical Jesus” (1959).

LA TERCERA OLA, de las investigaciones acerca de Jesús.

Se ubica principalmente en Norteamérica a partir de los 80´s. En 1985, 30 cristianos eruditos integran el “Jesus Seminar”. El método de trabajo se describe en: “The five Gospels. The Search for the Authentic Words of Jesus”. Robert W. FUNK. Su conclusión es que: Sólo el 18% de lo que se dice sobre Jesús (de lo que hace o dice) es auténtico.

¿COMO DECIDEN LO QUE ES VERDADERO?
Votan usando cuentas de colores
ROJO. Indudable de que Jesús lo dijo o lo hizo o algo así.
ROSA. Si probablemente lo dijo o algo así.
GRIS. No lo dijo, pero contiene cosas muy cercanas a él.
NEGRO. No lo dijo y su idea representa una perspectiva o contenido de una tradición tardía o diferente.

Hay varias visiones sobre quién es el Jesús Histórico.

Un filósofo cívico itinerante (J.D. CROSSAN; B. MACK; F.A. DOWNING)
Una figura carismática (M. BORG; G. VERMES; G.M. TWELHREE).
Un profeta escatológico (E. P. SANDERS, M. CASEX).
Un profeta del cambio social (G. THEISSEN, R. HORSLEY; R.D. KAYLOR).
El profeta de Sofía (E. SHÜSSLER-FIORENZA, B. WITHERINGTON).
Un judío mesiánico (J.P. MEIER, P. STUHLMACHER; J.D.G. DUNN; M. de JONGE, M. BOCKMUEHL, N. T. WRIGHT).

Cada imagen de Jesús surge de una cultura determinada.

Rasgos de la “3ª ola”:
Un Jesús judío (disidente, piadoso).
Un Jesús cínico.
El Jesús revolucionario social.






La Deidad de Cristo en Relación con Dios el Padre

El tópico de la deidad de Cristo está en disputa por varios puntos importantes.

Primero, ¿es Cristo divino o no? Hay cuando menos tres posibles respuestas a esta pregunta: 1) Cristo no es divino; por naturaleza Él sólo fue un hombre; 2) Cristo es parcialmente divino; por naturaleza Él está entre Dios y el hombre, poseyendo algunos de los atributos divinos, pero o todos; 3) Cristo es totalmente divino; por naturaleza Él posee todos los atributos de Dios.

Creo que podemos eliminar la primera respuesta, ya que hay pocos, si es que hay alguno de nosotros, que sostenga esa posición. El registro bíblico claramente presenta a Jesús como algo más que un mero hombre. Como iglesia, afirmamos la preexistencia de Cristo en el cielo antes de Su encarnación en la tierra.

Por lo tanto, el punto principal al que se enfrenta este Congreso no es, “¿es Jesús divino?”, sino más bien, “¿Hasta qué grado es Él divino?” “¿Es la deidad o “divinidad” de Cristo parcial o total? ¿Es su divinidad honoraria o real? ¿Por naturaleza, es Él inferior o igual a Dios el Padre? Y, ¿vino su divinidad a Él por ser creado o engendrado?

¿Un Dios o dos?

Concerniente al monoteísmo, la Biblia habla de un Dios. Sin embargo, también habla de un Padre y un Hijo. ¿Cómo podemos entonces sostener la unicidad de Dios cuando aparentemente hay dos miembros de la Deidad?

Una solución es decir que solamente el Padre es Dios. El Hijo es creado y de esa manera inferior al Padre. En la superficie, esta solución parece solucionar el problema. Ella separa al Hijo de la esencia de Dios, al decir que el Hijo es de una sustancia diferente a la del Padre. El Hijo, es por lo tanto, no semejante al Padre y sólo puede ser llamado “divino” en un sentido parcial u honorario.

Sin embargo, bajo la superficie, esta solución crea más problemas de los que resuelve. Este Hijo, quien es diferente e inferior a Dios, también recibe gloria, honor y adoración. Así, en realidad, adoramos a dos dioses –a Dios el Padre y al dios más pequeño del Hijo. Esta solución es una forma de politeísmo y es difícil, si es que no imposible, de armonizar con el primer mandamiento (Exodo 20:3). En teoría decimos que tenemos un Dios, pero en la práctica tenemos dos.

Otra solución es la deidad total de Cristo. El Padre engendró o generó al Hijo procedente de sus propios “adentros”. Así, el Hijo es una parte integral de la esencia de Dios, no creado separado de ella. El Hijo es totalmente divino porque Él es la extensión directa de Dios mismo. El comparte con el Padre la única sustancia divina de la Deidad. Sin embargo, el Padre y el Hijo no existen como dos dioses; su esencia compartida los une en uno. Solamente si el Padre y el Hijo comparten totalmente la naturaleza divina, puede la unicidad de la Deidad ser preservada. (Esta es la posición que defenderé en este estudio).

¿Salvados por una Criatura?

La Deidad de Cristo es también de vital importancia para el plan de salvación. ¿Quién si no Dios puede salvar y perdonar al hombre de sus pecados? Sin embargo, Jesús se presenta a Sí mismo como el Salvador del mundo, quien tanto salva como perdona pecados. Ahora, si Jesús no es divino en la misma forma en que el Padre es divino, entonces tenemos un problema. Tenemos a Jesús, una criatura celestial, pero de todas maneras siempre una criatura, pretendiendo hacer lo que sólo Dios puede hacer. También tenemos a una criatura muriendo por otras criaturas, lo cual en efecto desvaloriza la expiación. Si Jesús fue creado aparte de Dios. Personalmente, Dios no sacrificó nada para redimir a su creación caída. Pero si Jesús fue el Unigénito (único engendrado en su género) Hijo de Dios, entonces Dios sacrificó mucho más que sólo una de sus muchas criaturas; sacrificó parte de su mismo ser para redimir a la humanidad.

En nuestro estado natural no somos hijos de Dios. Como criaturas tenemos vida biológica, pero aún eso se va a acabar y morir debido al pecado. No tenemos la clase de vida eterna o sobrenatural que sólo Dios mismo –quien es la fuente de toda vida- posee. Como el Unigénito (único engendrado en su género) Hijo de Dios, Cristo también posee esta vida sobrenatural. Es suya por naturaleza, en virtud de ser un miembro de la Deidad (vea Juan 1:1; 3:16; 5:24; 6:47-51; 11:25; 14:6; 1 Juan 5:11, 12).

El plan de salvación es esencialmente el ofrecimiento de Dios para compartir su propia y misma clase de vida con nosotros. Ese ofrecimiento ha sido extendido a nosotros a través de la fe en su Hijo, quien inherentemente tiene vida eterna dentro de Sí mismo. Cuando nosotros mismos nos unimos a Cristo a través de la fe, compartimos la vida de Cristo, una vida que fue engendrada, no creada, la cual siempre ha existido y siempre existirá. Es solamente a través de esta unión que tenemos alguna esperanza de también llegar a ser hijos de Dios. Pero si Jesús es una criatura y Él no está directamente conectado con Dios por naturaleza, entonces nuestra unión con Dios a través de Cristo no es real y nuestra salvación es una ilusión.

Por lo tanto, el asunto delante de nosotros es más que sólo un debate filosófico, y es más que sólo un asunto de palabras y semántica (aunque estoy convencido de que mucha de la confusión acerca de la deidad de Cristo, se debe a que hemos malentendido el significado y la implicación de varias palabras claves). Cristo también determinará, ya sea que nuestra predicación y enseñanza sean monoteístas o politeístas, y que nuestra soteriología (lo referente a la salvación) esté, ya sea centrada en Dios o en una criatura.

He dicho todo lo anterior para que recordemos lo que está en juego. Ahora consideremos los puntos clave.

Errores Comunes

Todo lo que sabemos acerca de Dios es lo que Él nos ha dicho en su Palabra. Nuestro conocimiento de Dios depende de su autorrevelación hacia nosotros. Es por eso que debemos escudriñar las Escrituras y considerar toda le evidencia, si es que queremos obtener una imagen clara de quiénes son el Padre y el Hijo.

En el pasado hemos basado muchos de nuestros puntos de vista en unos pocos “textos-prueba”, mientras ignoramos, o cuando menos fallamos en mantener en balance, todo el patrón de la evidencia Escritural. Aquí tenemos algunos ejemplos.

Ejemplo 1: Jesús - ¿Creado o Engendrado?

Ha sido enseñado comúnmente en la Iglesia de Dios que, en algún punto de la eternidad pasada, Dios creó a Cristo, y entonces Cristo es la primera creación de Dios. Ya que la Biblia también llama a cristo el Unigénito (único engendrado en su género) Hijo de Dios, ente primer acto de creación explica cómo el Padre, sin una contraparte femenina, pudo “engendrar” un Hijo. Así, en el caso de Cristo, se asume que los términos “crear” y “engendrar” son sinónimos.

También se ha razonado que ambos términos implican que Cristo tuvo un principio. Hubo un tiempo antes que fuera creado o engendrado cuando Él no existió. Esto significa, por supuesto, que el Hijo es inferior al Padre, quien siempre ha existido. Este punto es usado para contradecir las pretensiones trinitarias de que Jesús es co-igual, co-eterno, y co-sustancial con el Padre.

Dos preguntas se deben responder ahora: 1) ¿Significan la misma cosa, las palabras “creado” y “engendrado”? y, 2) ¿Dice la Biblia, de hecho, que Cristo fue creado?

¿Creado o Engendrado? Por definición, estos dos términos no significan la misma cosa. Crear es hacer. Engendrar es venir a ser el padre de. Cuando usted crea, usted hace algo de una clase diferente a usted mismo. Cuando usted engendra, usted engendra algo de la misma clase a usted mismo.

Un hombre crea una muñeca de plástico, pero engendra un descendiente humano. Por lo tanto, lo que los humanos crean no es humano, pero lo que los humanos engendran sí es humano. De la misma manera, lo que Dios crea no es dios, pero lo que Dios engendra sí es Dios. Por eso es que los seres humanos (o aún los ángeles) no son hijos de Dios en el mismo sentido en que Cristo lo es. Ellos pueden ser semejantes a Dios en cierta forma, pero no son individuos de la misma clase.

Sin embargo, Cristo es de la misma clase de Dios. Él es el unigénito Hijo de Dios (Juan 3:15; 1 Juan 4:9). Dios creó a los humanos, pero engendró a su Hijo.

Por definición, la palabra “creó” significaría que Cristo no es del mismo “género” de Dios. Él sería de una sustancia diferente, como el género humano o el género angelical, pero Él no sería del género divino. Adorar a tal criatura, juntamente con el Creador, sería una forma de politeísmo.

Por definición, la palabra “engendrado” significa que Cristo es, lo que Dios es. Él tiene la misma naturaleza divina de su Padre. Él es Dios de Dios.

La Biblia usa el lenguaje “engendra” e “hijo” para describir a Cristo, para que nosotros los humanos no pensemos de Él como una criatura –como algo menos que el género Divino-. La idea de engendrar hijos es entendida fundamentalmente por los seres humanos de todas las culturas y períodos de tiempo. Es la forma más fácil para Dios de comunicar al entendimiento humano que Jesús es su descendiente directo. Sin embargo, debemos entender una cosa. El engendramiento de Cristo no fue un engendramiento físico a través de una relación sexual como en los humanos. Él fue engendrado o generado sobrenaturalmente desde dentro de Dios mismo. La Biblia no explica cómo fue que esto sucedió. Simplemente declara que Jesús es el Unigénito Hijo de Dios. Por lo tanto, la palabra “engendrado” es preferible a la palabra “creado”, porque comunica con más exactitud el concepto de que Cristo salió directamente de dios.

Implicaciones de la Naturaleza Divina. Mientras estamos en este punto, debemos también entender que si Cristo tiene la misma naturaleza Divina al igual que el Padre, entonces Él también debe tener los mismos atributos. Los credos cristianos indican esto al decir que Jesús es co-igual, co-eterno y co-sustancial con el Padre, queriendo decir que la deidad del Hijo le da a Él, la misma autoridad divina, eternidad y naturaleza al igual que el Padre. Negar estos atributos a Jesús es negar que Él es, de hecho, de la naturaleza Divina.

La idea de que el Hijo es co-igual y co-sustancia en naturaleza con el Padre puede ser fácil de aceptar para nosotros, especialmente cuando entendemos que a través de su engendramiento, el Hijo consiste del mismo “género”, al igual que Dios. Sin embargo, el concepto de que el Hijo es co-eterno con el Padre nos da la impresión de ser ilógico. ¿Cómo puede el Hijo haber existido siempre? Un padre siempre existe antes de que exista su hijo. Por supuesto, esto es verdad, cuando hablamos acerca de padres e hijos humanos, porque existimos en la dimensión del tiempo. Vivimos nuestras vidas de momento a momento al movernos del pasado, al presente y hacia el futuro. Debido a que experimentamos la vida en una serie de tiempo, tendemos a pensar que Dios también vive de la misma manera. Sin embargo, por definición, Dios es eterno –más allá de los confines del tiempo. Y si el Hijo consiste del mismo género Divino al igual que el Padre, entonces Él también debe ser eterno como el Padre.

Nuestra mente centrada en el tiempo no puede explicar plenamente la existencia de un ser eterno. Solamente sabemos lo que la Biblia declara, “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1 NVV). La primera frase de este verso enfatiza la eternidad del Hijo. “En el principio”, cuando comenzó la creación, el Hijo “ya existía”. Él existía antes de la creación y antes del tiempo. La única dimensión antes del tiempo es la eternidad. Si Cristo existía en la eternidad, antes del tiempo, entonces solamente hay una palabra para describirlo – eterno.

Para quitar cualquier duda sobrante acerca de la eternidad del Hijo, la última frase de Juan 1:1 nos dice que “el Verbo era Dios”. Así, el Hijo no sólo existía en la eternidad, sino que existía en la eternidad siendo Dios, quien por definición es sin principio y fin.

¿Fue Creado Cristo? Hemos usado en el pasado dos textos para probar que el Cristo preexistente fue creado: Colosenses 1:15 y Apocalipsis 3:14.

“El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación” (RVA).

“Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios” (RV 1977).

Aún si concedemos por un momento que estos versos en verdad enseñan que Jesús era un ser creado, son los únicos dos textos en todo el Nuevo Testamento que presentan tal punto de vista. En otras partes de la Biblia, hay una serie de textos que enseñan que Jesús no es parte de la creación. Aunque no exhaustiva, la siguiente lista en verdad representa el punto de vista predominante en la Escritura acerca de Cristo.

Creador: Cristo es presentado como Creador cuando menos siete veces en el Nuevo Testamento.

“Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho” (Juan 1:3, RVA).

“En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él, pero el mundo no le conoció” (Juan 1.10 RVA).

“Sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y nosotros vivimos para él; y un solo Señor, Jesucristo, mediante el cual existen todas las cosas, y también nosotros vivimos por medio de él” (1 Corintios 8:6, RVA).

“Porque por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, las visibles y las invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16; RV 1977).

“Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas tienen consistencia en él” (Colosenses 1:17, RV 1977).

“Pero (Dios) en estos últimos días nos habló por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por medio de quien hizo los mundos” (Hebreos 1:2 NRV).

“En cambio, (Dios) al Hijo le dice (Heb. 1:8): Tú, oh Señor, en el principio pusiste los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de tus manos” (Hebreos 1:10 NRN).

Si Colosenses 1:15 y Apocalipsis 3:14 enseñan que Jesús es un ser creado, entonces tenemos una contradicción con los siete textos anteriores. ¿Cómo puede ser Jesús el Creador de “todas las cosas”, si Él mismo es parte de la creación? Si “todas las cosas” significan todas las cosas, entonces Jesús debió haberse creado a Sí mismo.

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