La deconstrucción, el texto y sus retóricas
Asociando estrechamente las nociones de «crítica» y «crisis» (toda
actividad crítica surgiría, según él, de una frustración: de un no estar la
obra a la altura de cierto proyecto en ella implícito), Paul de Man atribuye la
actual crisis del paradigma crítico mismo a la puesta en tela de juicio del
fundamento que, a su vez, hace posible el juzgar un texto: a «la desaparición
del «yo» como «sujeto constituyente» (Rl, II), debida a la crítica de la
intencionalidad del autor, sobre cuyo grado de realización en el texto se
basaba la crítica de la obra literaria.
Lo que as queda constatado, en última instancia, es la crisis de la
substantividad del sujeto, al privársele de la imagen reflexiva que le
garantizaba el gesto hermenéutico, al cual, según de Man, ha tendido desde
siempre la tradición crítica: «el nivel de-’generalización de los críticos [...] sigue estando basado en el
acto-inicial-de la lectura»; «la crítica es una metáfora del acto de leer» (BI,
107).
O dicho de otro modo: el acto de leer, pretendiendo saturar de sentido el
texto mediante recurso al modelo de la interpretabilidad de lo metafórico (y la
conciencia de ¡a imposibilidad de tal exhaustividad es lo que, precisamente, ha
dado lugar, según de Man, a la crisis actual de la crítica: «este acto es de
por si inagotable» (Rl, 107), se propondría salvar la mediación que constituye
el carácter trascendental del sujeto. Ya que la transposición que la lectura
ideal aspira a llevar a cabo (la conversión del sentido metodológicamente intencionado
por el intérprete en el supuesto sentido intencionalmente expresado por el
autor) permitiría al sujeto relacionarse consigo mismo a través del otro, por
empatía dialógica; gracias al reconocimiento de sí en el otro (yo del autor) en
cuanto conciencia análoga o «tú» potencial: destinatario diferido ‘del sentido-
«propio» del mensaje- que -el lector le debe restituir unívocamente en su
interpretación: «La “forma” literaria es él resultado de la relaci55n
dialéctica entre la estructura prefigurativa del conocimiento previo
[correspondiente -al autor] y el propósito de totalidad del proceso
interpretativo»(B14L3 1)
No e~dé ext?ai’iaf jiie’dé Man afirme que la aporfación más decisiva de
lá ¿ríii¿a’édntéhlÑráñéa corísiste en «un replanteanii~ntoá~iprdÚiema que
surge-cuando-unaconcienciase ve implicada en-la .iiitérpretacíon de otra
conciencia» (Rl, 9). Schleiermacher, el restaurador de la hermenéutica en
la
época mode?na, formúló’ el’principio de que «comprender quiere decir, arite
todo$ entenderse liñós con ‘otros. Compréñsióñ es, pata empetar, acuerdo»,
de Man: «La relación entre autor y crítico no designa una diferencia en el
tipo de actividad implicada, ya que no existe ninguna discontinuidad
fundamental
entre dos actos que apuntan ambos a la comprensión plena; Ja diferencia
es básicamente temporal en especie> (BI, 31).
De ahí que W. Benjamín haya podido ver en un libro (Das Erlebnis und
dié Dichtung
1 dé-Dilthey)
que constituye la consecuencia última- de la hermenéutica romántica» de
‘Schleiermacher; un intento desesperado por frenar la disgregación del sujeto,
a basé de recomponer la fragmentación de la existencia en la sociedad contemporánea
en la unidad ideal de la vida del autor tal como se le expresa al lector
condensada en la «vivencia» (Erlebnis) o punto pregnante de la obra: como la de
un «tú Oscuro» Paul de Man observa que «un texto literario no constituye un
acontecimiento fenoménico al que pueda concedérsele ningún tipo de existencia
positiva, ya sea como hecho de la naturaleza o como acto mental» (Rl, 107).
Al sobrevenir a finales del siglo XVIII la crisis de la preceptiva clásica
(que determinaba el texto en función de la verosimilitud que le confería su
pertenencia a la universalidad de un género), la nueva hermenéutica pasa a
concebir el sentido temáticamente, es decir, de un modo no muy distinto al que por
aquellos mismos años permitía a Schopenhauer afirmar que la melodía en su
desarrollo representaba la vida humana.
Si, en su concreción indefinida o materialidad, el texto no puede ser
expresión inmediata de la subjetividad del autor en cuanto conciencia
intencional (de igual manera qué el autor jamás puede captar reflexivamente el
sentido de su propia vida, en toda su indeterminación), el texto representa, en
cambio, la vida del autor, de la cual es producto, como un mal entendido (Missverstándnis)
o como un enigma (por eso Schleiermacher sostiene que toda obra literaria
equivale a un «tú oscuro»): como el desarrollo abierto de un tema musical cuyo
orden el lector debe desentrañar interpretándolo por congenialidad o simpatía.
El sentido de una obra sólo se revela retroactivamente: implicado en ciertos
detalles relevantes del texto o «vivencias» (Erlebnisse) que permiten al lector
comprender intuitivamente su totalidad en cuanto consecuencia inesperada de la
vida entera del autor, lo mismo que al autor, como a cualquier hombre,
excepcionalmente le puede ser dado comprender el sentido de la infinitud de su
propia vida intuyéndola concentrada en ciertos momentos decisivos.
La hermenéutica romántica, por tanto, no concibe el texto en cuanto signo o
particularidad absolutamente determinada que media entre su escritura y su
interpretación (ésta no se relaciona con aquélla por implicación en la
universidad de un sentido objetivo originariamente intencionado), sino en cuanto
producto intuitivo o particularidad relativamente determinada: mediante la
insistencia de la interpretación, la cual va desplegando el sentido virtual de la escritura. Para la
hermenéutica romántica la lectura se relaciona con la escritura por
congenialidad entre la singularidad de dos sentidos subjetivos-(la intuición
del autor y--la del intérprete) ocasionalmente experimentados en sus
respectivas operaciones.
De ahí el importante-paso que Schleiermacher supone en dirección a la
historicidad del sentido propugnada por Heidegger: «La interpretación no es el tomar
conocimiento- de lo comprendido, sino el desarrollo de las posibilidades
proyectadas -en el -comprenderlo (ST; 166). Al situarla determinación del texto
en el momento posterior de su interpretación,’la-nueva hermenéutica-reconoce el
carácter empírico de la obra literaria, pero subordinándola a la trascendentalidad
de –un origen si-bien relativo: la vida del autor.
De este modo, el método hermenéutico, por propugnar una sustitución de
sentido teleológicamente orientada, se constituye en la legitimación de un
procedimiento metafórico: «la metáfora es determinada [...] como pérdida provisional--del-
sentido, econorríla sin daño irreúarable de propiedad; rodeo ciertamente
inevitable, pero historia en vista y dentro del horizonte de la reapropiación
del sentido propio» (MPh, 323). El sentido circunstancial desarrollado por el
movimiento de la interpretación-es metódicamente reapropiado en cuánto «comprensión»-de
la persona -del autor, al estar la lectura dirigida por- el horizonte -o
presupuesto del «proyecto» -(Vothaben-) el cual circularmente restituye al
autor el texto en tanto que expresión inmediata de su subjetividad
-existencial: «comprender a- un, escritor mejor de lo que el se ha comprendido
a sí mismo wera,’ según Schleiermacher, el- objetivo primordial de la
hermenéutica.
II
Paul de Mañ
4ha llamado la atención (AR,
-173) sobre
un pasaje de
Kanttdonde éste, refiriéndose al efecto persuasivo deda’retórica,
destaca-él
potencial ~emántico liberado -por la.ambigúedad característica -del
lenguaje
de las figuras: por--la incertidumbre a qutda lugar el juego -entre
una-supuesta
apariencia (elsentido éxpreso)-y una supuesta verdad- (elsentido
intencionado)
de lo 4ue~se.dide: «Hay lexis y-en ella mnetátbra en-la medida en
que;el:sentido de lo4ue se.dice-o-sepiensano es fenómeno de sí:mismó»
(MPh, 2-27).- Con -lo- cual, y a propósito de la situación actual de la
críticali-
‘Fr. D. E. SCHLEIERMACHER: Henneneutik (Heidelberg , 1959), p. 132: «
5e trata de
un tipo totalmentedistinto de certeza [.4 que tiene más que-ver
con-laadivinación,elcual
Surge del hecho ¿de que el intérprete se sitúa lo mejorque puede en la-
disposición mental global
del escritor.» - ‘ - - - - - - - - - -
-
- 4-Crlticadel-Júicio, 1.a parte, 2.~- libro, &53, aota:
«la lectura delmejor discurso de un
oradór popúlar romano, de uñ orador parlamentario actual, o de uno del-
púlpito, siempre estuvo
asoéiada con ladesagradable sensación de rechazo de un-arte engañoso que,
en los asuntos importantes,
se las arreglapara movera los hombres ajuicio; un juicio que, cuando lo
consideran
con calma, debe perder todo peso para ellQs».
La deconsírucción, el texto y sus retóricas 133
teraria, de Man confirma la observación de G. Genette5 de que el incremento
de sentido consubstancial a la duplicidad del lenguaje figurado ha
convertido a lo largo de la historia a la retórica en presa fácil de los
siste-
-mas, los cuales han capitalizado su energía en cuanto función al servicio
de
sus respectivos designios uniformizadores, domesticándola hasta hacer de
ella esa «mitología blanca» de que habla Derrida6: «Cada vez que una
retórica
define la metáfora, implica no sólo una filosofía, sino también una
red
conceptual en la cual la filosofía se ha constituido» (MPh, 274).
La actualidad de la retórica que de Man constata en el presente contexto
de crisis del paradigma crítico hay que entenderla en términos
problemáticos:
no se trata de una simple manera más de concebir positivamente la función
de la retórica a partir del repertorio determinado de figuras mediante
las cuales ésta se realiza persuadiendo, sino (en la línea del Nietzsche
juvenil)
de un planteamiento radical de cómo cl fenómeno de la figuralidad del
lenguaje en general hace posible el funcionamiento retórico de la
significación:
«esta deconstrucción [nietzscheana] parece desembocar en una reafirmación
de la activa función ejecutiva [“performative”] del lenguaje y rehabilita
la persuación como el resultado final de la deconstrucción del lenguaje
figurado» (AR, 131).
Se trata de una interrogación acerca, no del valor persuasivo de la figuras
mismas (acerca de la diferencia decidible entre la apariencia del lenguaje
retórico y la verdad de un posible lenguaje literal que permitiría al
lector reconocerse
representando en la intencionalidad de su sentido propio), sino de
una interrogación acerca de la diferencia indecidible entre la apariencia
del
sentido «propio» y la imposible verdad de su referente que, impidiendo al
lector reconocerse en la intencionalidad retórica del lenguaje literal,
desenmascararía
los mecanismos persuasivos que operan ya en el pretendido estado
neutro del lenguaje, confiriéndole un cierto carácter figural inconsciente:
No hay en
absoluto
«naturalidad» no-retórica del lenguaje a la que se
pueda apelar: el lenguaje mismo es el resultado de artes puramente retóricas.
La fuerza
que Aristóteles califica de «retórica», que es la capacidad de
distinguir y de hacer valer, para cada cosa, lo que es eficaz e impresiona;
esta fuerza es al mismo tiempo la esencia del lenguaje: éste se relaciona tan
Gérard GENErFE: «La rhétorique restreinte», en Figures III (Paris:
Seuil, 1972), Pp.
36-38: «El movimiento secular de reducción de la retórica parece desembocar
en una valorazión
absoluta de la metáfora, unida a la idea de una metaforicidad esencial del
lenguaje poético
—y del lenguaje en general 1...] Seria fácil (en todos los sentidos de la palabra)
intemretar tales
apropiaciones en términos de ideología, si ño de teología[...l Más vale sin
duda examinar aquí,
antes de terminar, uno de los motivos psicológicos— el más decisivo quizá
de esta valoración
de lo analógico.»
que la ha producido y que permanece, sin embargo, activa, en movimiento,
inscrita en tinta
blanca, dibujo invisible y recubierto en el palimpsesto.»
134 . Muñoz Millanesp José -
- poco
como la retóricacon
loverdadero, con la esencia~de las cosas; nopre7
- ~. tende instruir, sino transmitir a los demás una emoció
una aprehensión
subjetivas
7. - - - -
La relaóión entre estos dos enfoques de la retórióa corresponden a la
crítica
efectuada’por:Nietzsche de la noóiónde «origen>iccon-la ayuda de:la-
noción
de~«genealogía»,.dentro de-li filbsofía- - -
- -
- La noción de origen-resúlta-de uh procediñuiento retórico
constructivo;
consiste en--un-refecto
persuasiva -logrado mediante íd positividad de una figura’
que oculta-inconscientemente ‘su-génesis reductota?la metáfora del
conocimiento,
la cual induce al sujeto a reconocerse- -como intencionalidad
plena o pura -actividad significante: principio absoluto; de sentido que- determinálelsercomo
verdadnaturalmente inteligible en la predicación: Talmetáfota
se basá en -la - sustitución de- la-diferencia-
sensible~ del fenómeno (en
cúanto”ápariencia ilusoria o sentido impropio, ocasional) por su identidad
exptesable -en cuanto esencia- verdadera o sentido propio,- anterior; es
decir
tal metáfora está-basada en la-asimilación del fenómeno~en cuanto
designablé.
ó -reconocible mediante el lenguaje:- —
- - ~‘~-> ‘ - - -
- ‘ No~hayékpresión «intrínse&á» ni conocimiento intrínseco sin
met~fora 1•,•]
-- ¿Qué poder fuerza a la imitación? La apropiación d¿ uh~ ifripresión extráña
‘~ñedianté’ metáforás. Estíinul&-iñiágen del recde’ido ligados mediaAte la
- ~- niétáfora (razonámiento por análbgla).’Result~do: sé
déscubren y reaniman
- - - semejanzas8. - ‘ -± - - -
Y El efecto persuasivo del cohocimíento vendrí& Cs¿r la ilúsión de la
ttánscefldentalidad del sujeto en’ la c¿ñtinuidad de la m~rndriá: eÉe’ció
pdr ‘él
~ la éÁteridridad dél f¿ñóñi~no (éi{¿Vdntd m’odifiá=
iónirh~ropia en el tieni~o ~nipíri¿ó d~ su a~ariSión) pór íd
itriteri&iaad
4e lá imagen del sighificado ~ué lo &pVe~a pro~arñ~hte en su fórma
obietiVa:
iécordad&~n íd véMad d~l~re~edte-pasado de sú evidencia diiginana:
«Lo mismo que es memoria es -también percepción~de.lo nuevo»9. La
propiedaddel
sentido-en el lenguaje ‘ -
-‘ pretehde ‘reinontarse eñ el tiempo para restaurar una
éontiniiidad ininte-
- - ‘ rtumpidá’que opéraporencinia délá dispersióñ dé las
cosáiolvidadas; su
- - deber
e~’demóstrar qúe el pasado ékiite -détivá¡~ienté eñt~J ¡=resente,que
continúa animando secretamente el presente, al haber impuesto una forma
predeterminada a todas sus vicisitudes10.
‘Fd’h NIETZSCHE~ Curso de Retérica de los años 1872-73; texto
sentad¿porPh..La?coue-Lal=axtheyJ.L.Nancy en el n.o5 de la revistaPóékique
(I?jl),p.liI.
-~ ,~,, -Friedrich NIETZSCHE: El libro del-filósofo. trad. de Ambrosio Berasain
(Madrid:
Taurus;1974), p. 69.,,. - . - - ‘ , ‘ , .-. - ,. -
Friedrich NIETZSCHE: El libro de/filósofo. p. 62; p. 69: «El
estimulo repetido- se prenrnnAq;
tn senta,una vez más a rr’
de la
imagen de -un recuerdo.» , -~ - -
- ;O
Michel
FOUCAULT: «Nietzsche,-la géaéalogie, I’histoire”, enHommageáJeanHyp
polite (París: Pressses Universitaires de Fraace, 1971), p. 152. - - -
La deconstrucción, el texto y sus retóricas 135
La noción de genealogía, en cambio, es consecuencia de un procedimiento
retórico deconstructivo; consiste en un efecto subveTsivo alcanzado
gracias a la presentación material (Darstellung) o inscripción corpórea del
proceso reductor que, imperceptiblemente, genera la metáfora del
conocimiento:
«El cuerpo sostiene, de un modo invertido, el origen —la línea de
proveniencia»; «el cuerpo es la superficie inscrita por los acontecimientos
(trazada por el lenguaje y disuelta por las ideas)»”.
Se trata de una exposición del sentido propio en la fijeza de la escritura,
que, al no poder ser reapropiado (al no ser transíadado metafóricamente
desde la impropiedad de la diferencia sensible de la traza gráfica hasta la
propiedad de una unidad intencional inmediata de la que sería adecuada
expresión)”,
pone de manifiesto la ilegitimidad de todo procedimiento metafórico.
La ilegitimidad de la translación o conversión de sentido orientada por
el supuesto «metafísico» de su intrínseca propiedad o pertenencia a la
idealidad
del- signo; supuesto que ya predetermina las relaciones entre conocimiento
y lenguaje:
toda la teleología del sentido que construye el concepto filosófico de metáfora,
lo subordina a la manifestación de la verdad, a su producción como
presencia sin velo,
a la reapropiación de un lenguaje pleno y sin sintaxis, a
la vocación
de una
nominación pura:
sin
diferencial sintáctica o en todo
caso sin articulación propiamente innombrable, irreductible al relevo semántico
o a la interiorización dialéctica (MPh, 323).
‘JI
La translación metafórica de la diferencia actual del fenómeno a la
identidad
ideal del sentido se justifica, en general, por la presuposición de la
inmediata
convertibilidad del sentido en el fenómeno: ¡a inteligibilidad de la
imagen es expresión adecuada de la apariencia sensible porque la representa
M. FOUCAULT: «Nietzsche, la généalogie, l’histoire>,, p. 154. - 12 A este propósito Derrida
(en las Pp. 113-113 de La Diseminación, trad. de J. M. Arancibia;
Madrid: Espiral/Fundamentos, 1975) recalca las conocidas observaciones de
Platón
acerca del radical desamparo de la escritura frente a las interpretaciones,
incapaz de reclamar
por si misma un autor que responda de ella, reanimándola expresivamente
pormedio de un discurso
hablado: «El estatuto de ese huérfano que ninguna asistencia puede tomar a
su cargo recubre-
el de ungráphein que, no siendo hijo de nadie en el momento mismo en
que llega a la mscripción,
apenas sigue siendo hijo y ya no reconoce sus origenes: en el sentido
del derecho y del
deber. A diferencia de la escritura, el logos vivo es vivo
portenerun padre vivo (en tanto que el
huérfano se encuentra medio muerto), un padre que estápresente. en pie junto
a él, tras él, en
él, sosteniéndolo con su rectitud, asistiéndolo personalmente y en su
nombre propio l...l El logos
es un hijo, pues, y que se destruiría sin lapresencia, sin la asistencia
presente de su padre.
De su padre que responde. Por él y de él. Sin su padre no es ya,
justamente, más que una
escritura.»
136 Muñoz Millanes, José
exhaustivamente en su mismo apareóer, «ya que esto interior [die Redeutung:
el-¿significado]. es también, lo~mismo -que las imágenes de las~cosas ex-~
ternas, inmediatamente accesible (Vorhandenes) en-la conciencia y, en su
independencia~de 19 exterior, se deriva de sí-mismo» ~. - - -
Tal presuposición de la perfecta reciprocidad expresiva entre la propie~
dad del significante (su’ trascendentalidad: su representatividadideal)y3a
propiedad del referente (su carácter, eidético:- su evidencia en la
presencia)
se-origina, como Derrida ha argumentado repetidas veces, a-partir del
peculiar
fenómeno de la’phoné o voz articulada, un fenómenq que produce la ilusión
de servivido en-plenitud gracias a la aparente coincidencia reflexiva, en
el transcurso del-presente de la predicación, de-la percepción de-la
impresión
del signo (eJoír -hablar) y deJa percepción-del-efectode-su acción
expresiva
(el oírse hablar): --
- La
i’oz se oye a sí misMa ~~ji esto es, sin duda, ío que se llama la
concienciail~ ~n la máxima proximidad de sí como la cancelación absoluta
del significante:
auto-afección pura que tiene necesariameñt~ la forma del
- tiempo y que no toma prestado fuera de sí, en el mundo o en la «realidad»,
ningún significante
accesorio, ninguna
substancia de éxpresión extraña a su
propia és~ontaneidad.
Es -la,experiencia única del signifi¿adá producién-
- dose,espoñtáiiea’meñte,
désdedeAtro de sí, y, ~iñ’embatgo, en tanto que
- concept¿.i~ñificado, dexúro del elemébtb de lá idealidad ode la universalidad.
Eúcafá&ér no-mundano de &sta súbstañciá’de’expresión es constitutivo
de tal idealidad (DG 28). - -‘
A partir de tal experiencia, la imagen del significado parece expresar el
fenómeno como presencia simultánea en el espacio (visibilidad) porque se
supone que también el signo expresa al mismo tiempo el fenómeno de su
propia articulación enla voz mundanav«El fonemí se-da-como la idealidad
domináda del fenómeno» (VPh, 87). Lo expresa en cuanto purítualidad de
su significante ‘representado en la voz interna del soliloquio predicativo:
«Está implicado -en la’tstnictura~misma de la palabra que el hablante se
oiga a si mismo: que perciba a la vez la forma
sensible de los fonemas y
comprenda su-propia intención de expresión (VPh, 87). Voz «á-fona», ya
ideal, mediante la qué la intención significatica del hablante
leéstatíáéómunicando
áéhfii ‘ en sú misltó presente~úpropiáintehciónexpresiva: la
certeza de la bresencia inmediata del fenómeno en el sigñificado: -
- -- En la «vida solitaria del alma» [según¡a paráfrasis
derrineana de una des:
cripción de~Husserl] no nos servimos ya de palabras reales (wirklicb). - sino
tan- sólo de palabras representadas (vorgestellO. Y lo vivido —acerca de lo
- - cual nós preguntábamos;si no venía a ser «indicado» al
sujeto hablante-por
“ G.
W. E HEGEL: Vorlesungen ñber die Asthetik (Frankfurt: Suhrkamp, 1970), ~ar
te 2., capítulo 3o p.
507.
La deconstrucción, el texto y sus retóricas 137
él mismo— no hace falta, de este modo, que sea indicado; es inmediatamente
cierto y presente a sí (VPh, 47).
La limitación del pensamiento «metafisico», que Derrida, siguiendo a
Heidegger ~ atribuye
a la concepción metafórica del conocimiento, se deriva,
por tanto, de la ilusión de la propiedad absoluta del sentido en el
lenguaje
oral, donde el aspecto sensible del signo parece ya de por sí literal, es
decir, parece intrínsecamente determinado por su aspecto ideal (una imagen
acústica) como significante ya en su misma apariencia fenoménica: como
expresión inmediatamente convertible en un significado: «Cuando yo hablo,
pertenece a la esencia fenomenológica de esta operación que yo me oiga en
el tiempo en que hablo [...1 esto implica que el
sujeto hablante se oye en el
presente» (VPh, 87).
Y ello porque la voz no registra la radical metaforicidad del significante
supuestamente literal: la transposición que la articulación del signo
supone
entre la impropiedad inexpresiva de la substancia de la expresión (la
materia
fónica todavía sin articular) y la propiedad de la expresión misma,
realizada
por medio del sonido ya articulado en unidad significante; la translación
metafórica que el empleo de todo signo implica «entre el sonido que aparece
y el aparecer del sonido» (DG, 84), y que Saussure conceptualiza
como la producción del valor significativo del lenguaje a partir de la
negatividad
diferencial de sus elementos o unidades plenas.
Metaforicidad que, por afectar al lenguaje, cuestiona la propiedad ideal
del sentido y, con ello, la capacidad de éste para reducir la actualidad
del fenómeno,
posibilidad en la que se basa la noción «metafísica» de metáfora.
Pues en el caso del lenguaje, la unidad ideal del signo (el significante
interiorizado
en la representación mental) no agota, durante la expresión del
significado,
su actualidad fisica, en cuanto mera impropiedad expresiva o residuo
(diferencia sensible en la substancia material de la voz o del papel); sino
que
es, más bien, esa misma indeterminación material del significante la que,
‘~ En
MPh, 269, DERRJDA cita un importante pasaje de Der Satz vom Gn¿nd de Heidegger
acerca del concepto «metafísico» de la metáfora: «La noción de
«transposición» y de
metáfora descansa en la distinción, por no decir separación, de lo sensible
y de lo no-sensible
como de dos dominios cada cual por sí mismo subsistente. Una separación
tal, así establecida
entre lo sensible y lo no-sensible, entre lo físico y lo no-físico, es un
rasgo fundamental de lo
que se llama «metafisica» y que confiere al pensamiento occidental sus
rasgos esenciales. Una
vez reconocida como insuficiente esta distinción de lo sensible y lo no
sensible, la metafisica
pierde el rango de un pensamiento que sienta autoridad. Encuanto esta
limitación de la metaflsica
se ha notado, la concepción determinante de la metáfora cae porsu propiq
peso. Esta es
particularmente detenninante de la manera en que nos representamosel ser
del lenguaje. Es por
lo que la metáfora se utiliza a menudo como medio auxiliar en la
interpretaciónde obras poéticaso,
más en general, artísticas. Lo metafórico no se da más que dentro de los
límites de la metafísica
»; Martin Heidegger: Der Satz vom Grund (Pfullingen: Neske,
Fúnfte Auflage, 1978),
pp. 88-89.
138 - - Muñoz
Mi/tanes.
José
dando lugar alñioviniiento de su articulación, permite al signo aparecer
sensiblemente,
expresado el significá’dó:
- ¿ - -La
figurá- está tanto dentrocomo fuera ... El lenguaje no es un medio horno-
- - - - está-dentro de la voz porque nohay lenguaje
articulado-sin la exterionza-
- ~1ciónde.
algo «visible», pero también porque en el corazón-, del discurso
- hay cú~dó, &ents una extérioridad’gesticulatoria,
.«yisible»,k‘que es su ex-
- p?esió¡i’
5. - -
-¡Y es-,esa~misma indeterminación no4enoménica del- sentidoen
lwdiscontinuidad
de su inscripción enel signo la que convierte al-lenguaje en.«flgurafl
o diferencia pura, no metafórica (indecidible entre lo real y loideal) 16.
diferencia es, pues, la formación de la forma [del signol. Pero es,por otra
pane¿el ser~irnpresionado-de,
[sul huella [psíquica] -Lalmagen-acústica es
lo oído; no el sonido oído sino-el ser-oído el sonido»
(DG, 82). La diferencia
absoluta o«fractura>0? de la~traza delsignificante no se prestaa ser
metafóricamente
reducida, ni en su substancialidad fónica-ni gráfica, .a la unidad.
intencional de, una- percepción: «La imagen gráfica no es vista; .y
1la
imagen acústicano es oída.La diferencia entre las unidades plenas de la voz
permanece:inaludible~ Invisible también la diferencia en el cuerpo de la
mscripción
»,(DG, 85). - .:, •
Pero, al contrario que la substancia gráfica; la substancia fónica’ no re:
tiene,.localizándola, la diferencia absoluta o suspensión de la
intencionalidad
del sentido, durante el futuro-anterior3del trazado del signo. Con lo cual,
la aparente puntualidad inmediata del significante en la:percepción
auditiva
disimula. el
miento: la—absoluta anteri¿ridad- del fenómeno a su expresión -en la
identidad
del
significado;laYerborgenheit («disimulo» o «reserva») héideggeriana: la
absoluta diferencia del movimiento mediante el cual el;Ser, replegándose o
retirándose en:la misma apariencia eidética del acontecimiento, fuerza al
sujeto
a significar: «El repliegue no es ni una cosa, ni un ente, ni un sentido.
Se
retira tanto del ser del ente
como tal, como del lenguaje, sin ser o ser dicho
en ninguna parte; afecta
a la
diferencia ontológica misma» l8•
LS -
- - -
Jean-FranvoisLYOTARD:Discours, Figure-(Parf5: Klinksieck, 1971),
pp. 13-14. Hay
traducción castellana del. Elías (Barcelona, Gili, 1979>. - - - - , -
6 DG~-84: «Es- aquí donde la corrección husserliann es indispeasable y
transformaincluso
las premisas del debate. Componente real (reelí y no real [en
alemán]) de lo vivido, la estruc,
tura hylé/morphé no es realidad-Rea/itdO..En cuanto al objeto
intencional,- el contenido de la
imagen pór ejemplo, no pertenece realmente (reell)-rii al mundo nia
lo vivido: componente noreal
de lo vivido.» -- - - -
- ‘~ «Practura,s-traduce «brisure”, el tármnino usado porDerrida
(DG. 85) para referirsea la
diferencia espacio’-temporal en la que se va desplegando discontinuamente
el rasgo o trazode la
articulación. lingiiístíca. Los traductores argentinos de De la
grammatologíe lo han vertido
como‘«juntiira> .-~ ‘ - --
‘~ Jacques
DERRIDA: Le retrait de la nzétaphore, PO&SIE, n.
0 7, p. 126. -
La deconstn¿ccíón, el texto y sus retóricas 139
Iv
En uno de los momentos en que Paul de Man se ocupa más a fondo de
la cuestión del texto (AP., 175), cita un pasaje de El Sery el Tiempo: aquél
en que Heidegger expone las observaciones de Kant sobre la no-reflexividad
del sujeto transcendental. No-reflexividad debida a que éste no es
substantivo
sino meramente formal: condición de posibilidad de las substancias en
la representación: sujeto lógico de la relación en el juicio:
La «conciencia en sí» no es tanto una representación (Vorstellung) como
una forma de la misma en general [...j esto quiere decir: el «yo
pienso?> no
es nada representado, sino la estructura formal del representar en cuanto
tal, sólo mediante la cual es posible quehaya lo que se califica de
representado
[...j el yo, comprendido como forma de la representación, quiere decir
lo mismo que: es un «sujeto lógico» [...j el sujeto del proceder lógico,
del
unir. El «yo pienso» quiere decir: yo uno (ST, 346-347).
Pasaje que de Man comenta proponiendo una mínima, pero decisiva,
omisión: «La estructura formal del represen~,(quizá con la omisión del “en
cuanto tal”) es lo que nosotros llamamos “retonca” o, mejor dicho,
“retoñcidad”
» (AP., 175).
Todo el alcance de la deconstrucción crítica se condensa en esta omisión
mínima: la suspensión de la posibilidad de comprender, llevada a cabo
por el texto, mediante la invalidación de lo que la partícula «en cuanto
(tal)»
o «como (tal)» («als» en el original de Heidegger) comporta: la
expresividad
o fenomenalidad del hecho estético: su total disponibilidad a la
interpretación:
«El “como~~ o “en cuanto” (“als”) constituye la estructura del “estado
de expreso” de algo comprendido; constituye la interpretación» (ST, 167).
(Conviene subrayar la correspondencia terminológica de la anterior
formulación
de De Man con los planteamientos de Schleiermacher. Para Sch-
Iciermacher, el objetivo último de la hermenéutica, la comprensión,
consistía
en la conversión total y definitiva del texto crítico en la palabra del
autor,
cuya «retórica» o expresión original se transfería prefigurada al
intérprete,
gracias al empleo por parte de éste de una «retórica» correspondiente, o
estrategia
de lectura metódicamente apropiada: «La unidad de la hermenéutica
y de la retórica resulta del hecho de que todo acto de comprensión es el
reverso de un acto de discurso, en el cual se debe llegar a captar el
pensamiento
que estuvo en la base del discurso» ‘~. Mientras que para de Man, en
cambio, la «retoricidad» es un efecto irónico mediante el cual la
no-expresividad
dada del texto frustra toda la retórica metafórica de los métodos her-
“ Fr. D. E. SCHLEIERMACHER: The Ifer,neneutics: Outline of the 1819 Lectures. en
New Literary History. 10(1978), p. 2.
140 - Muñoz Mí/lunes, José
menéuticos, orientados a su apropiación comprensiva mediante recurso a
una supuesta intención comunicativa originana.)
nL De:ácuerdo coniatermixiológla -kantiana-del pasaje deHeideggei más
átriba citado ‘p’or~deMáñ,-la deconstrucción subraya la.imj,osibilidad de
éomprender derivada de la irreversibilidad hermenéutica de la-absoluta
disimetriá
existente- entre-la particularidad indeterminable de la-imagen presentada
concretanientel eñ-el-~xto (Darstellung) y- la generalidadabsolutamenÑ
determinada del esquema de la imaginación -transcendental -(Vorstellung)
con que el autor habría representado o exhibido la intuición sensible al
original
~pnceptb «a ú~&Ú del inteleáto ,én un
juicio «deterr~inañte» - anterior:
- ,- Elkluicio, eh ké’nerafes lA facultad de pensar lo
particular edñio contenido
en lo uhivétsáLSi 16 unive?úi (la regla, el’iriñcipió, la ley)eñ dado, el Jui-
- - 1cpioa,ttiqcuuelásfuebssdúamdoé,-e~noéblrlebel‘pcáutatilc-úélladreb[éXe.jnécsodnettrearrmlioñauññitvée. rsPaél;róenstionsócleos leol
Juicio es sol afnente’reflexíonanté20
- - La- imposibilidad dé reduéir la particularidad dada del
texto a la ihuiversalidad
dé-un significadó (que, ‘subsumiéndoló en cúanto sin~ulár, detéñiii2
naría nece~áriaiheñté su sentidó «propio» como transcén’dentaln-Íente
éob~ti
tuido por el autor en el juicio lógico consiguiente a la intuidión
ori~ináriá dé
la 4ue-él-niismó’~eríá-sujétoY’c&ñviérte a la lectdra,comóatódh
expériéncia
éstética,’ eh’ uñ juiéió ~étéfleñóúáñte». Un juicio ‘qué, -A -faltA dé]t
~#ihci~ió
traríscendental ~de4nrcbñ¿ep~o dado - <~a prióriñál inteleátó,
déterñúná ‘órgát
nícamente’ la partiéuláridad dé— la óbra mediante recurso al ‘principió-
empírido
de-lA an~logiarsiiljetiva:-una obrá es-juzgada bella gracias al’bdñsénsó
de unagénefalidad de receptores cdn respecté a su grado de fidelidad én-lá
reproducción’de: la’ teleologlá forrñal dé- la natú±alezWen- élía
repres¿ñta’da:’~
—— — ‘——,—‘ — — — 1— — —‘
Intelectoennaginación se ponen recíprocamente de acuerdo sólo en
lateflexión
a fin de llevar acabo su actividad y el objeto se percibe comofínali-
- - , zado,solamentemediante el juicio, con lo que-Ja finalidAd
misMa es tan
sólo
Yofisiderada en duánto subjétiva»21. - - -
al —‘-—————-‘—‘¿- - —
Juidio 4ue, al ¿(reflejAr» uña operación imaginante o desfealizanté (él
«yo-uñb»’o la «éúráctuta foimal dél repre~eñtar», según Heideggé’r),
dritica
o «deconstruj’é» la itansó&ndentalidad súbstantiva del sujeto eh
larepieséW
tación, la «iií-iidad &gnosóitiva?- deL intelecto» - que ya
Kant caractéri~abá
como un mero «agregado contingente» 22• - - -
— — 1 a - — -
20 Manuel
KANT: Crítica de/Juicio, trad. de M. García Morente (Madrid, Espasa
Calpe,
21 Inmanuel
KANT:Primera Versión de la Introducción a la Crítica del Juicio-(Frankfurt,
Suhrkamp, -1979), p. 34 --- - -
22 Inmanuel
KANT: Crítica de la razón pura. 2.a cd., p. 673. -- -
-‘
La deconstrucción, el texto y sus retóricas 141
La reflexión no se ocupa de los objetos mismos para recibir directamente
de ellos los conceptos, sino que es el estado del psiquismo en el que nos
disponemos a descubrir las condiciones subjetivas bajo las cuales podemos
obtener conceptos. Es la conciencia de la relación que existe entre
representaciones
dadas y nuestras diferentes fuentes de conocimiento. Sólo a
través de esta conciencia pueden determinarse completamente sus relaciones
mutuas23.
y
Tanto la hermenéutica romántica, de raíz kantiana, como la heideggeriana
posterior, intentan determinar empíricamente la particularidad del
texto por medio del principio de la transcendentalidad del sentido en la
interpretación
misma: como comunicación intersubjetiva en el primero de los
casos (la generalidad de la empatía del lector con el autor, o bien la del
acuerdo entre los múltiples receptores) 24, y en el segundo como posibilidad
de desarrollo del proyecto existencial de comprender:
En cuanto comprender, el «ser ahí» proyecta su ser sobre posibilidades.
Este comprensor «ser relativamente a posibilidades» es él mismo, por obra
de la repercusión de las posibilidades en cuanto abiertas sobre el «ser
ahí»,
un «poder ser». El proyectar del comprender tiene la posibilidad peculiar
de desarrollarse. Al desarrollo del comprender lo llamamos «interpretación
» (ST, 165-166).
Con lo cual la transcendentalidad del sentido se desplaza desde la obra
hasta la continuidad progresiva entre los textos críticos: la pretendida
comprensión
de la obra mediante la relación con su origen ya no es un objetivo a
perseguir inmediatamente en cada acto hermenéutico, sino que pasa por su
aplazamiento constante producido por las sucesivas interpretaciones: la
comprensión se convierte en una Idea en el sentido kantiano de la palabra;
en un proyecto metódico o ideal inalcanzable que regula la experiencia
crítica
en cuanto proceso de aproximación indefinida.
La deconstrucción, por el contrario, considera indeterminable la
particularidad
del texto, debido a la no-transcendentalidad del sentido en la
irreconciliable
disparidad de las interpretaciones. A causa de lo que Derrida
23 Innianuel
KANT: Crítica
de la razón pura, prólogo, traducción, notas e índices de Pedro
Ribas (Madrid: Alfaguara, 1978), ~. 276.
24 KANT:
Crítica
del Juicio, p. 112: «Pero aquí la universalidad se toma sólo comparativamente,
y aquí tan sólo reglas generales (como son todas las empíricas) y no universales,
siendo, sin embargo, estas últimas las que el juicio de gusto sobre lo
bello requiere
y pretende
alcanzar. Es un juicio en relación con la sociabilidad, en cuanto ésta descansa
en reglas
empíricas.»
142 Muñoz
Millones, José
denomina la «energía diseminativa» de la escritura (la posibilidad de
desplazamiento
ilimitado del sentido, inscrito en la fijeza de su trazado en la substancia
gráfica, a una multiplicidad de contextos diférentes de la supuesta
«escena dé--la escritura» originaria), el texto frustra todo intento de
comprensión
óon su persisténte retóticidad irónica, que ha¿e que para el lector
su enuiiciado no coincida nunca con lo que quiso decir el autor:
Ni siquiera hacen falta comillas para suponer que no es de cabo a rabo «de
él», como se dice. Su mera legibilidad basta para expropiarlo. El autor
[Nietzscheljaún no ha podido disponer de un código más o menos secreto
que, para él o para algún cómplice desconocido, podía dar sentido a este
— enunciado.
No-lo
sabemos nunca. Al menos cabe la posibilidad de que no
- losepamos nunca,y esta posibilidad, esta impotencia hay
que tenerlas en
- cuenta. Esta cuenta está marcada en la restancia [«persistencia»,«fijeza»j
- ftto como &áza; lo sustrae a toda pregunta
hermenéuica
- dseegeusrtae
dneo-su ahgbmrieznonte25.
Retoricidad irónica del texto que, sustrayéndose siempre a la comprensión,
convierte a cada nuevo- acto hermenéutico en una profundizacióñ de la
absoluta diferencia que lo separa de su origen:
-Escribir-quiere décir iñjertar [...] El decir de la cosa es devuélto a su
serinjertado.
El injerto no sobreViene a lo propio de la cosa. No hay más cosa
- - - -- que textó-original [.4 Cada texto injertado continúa
irradiando hacia el lugar
de suarranque, -lo transfotma así al afectar al núevo terreno26.
- La aplicación de la noción de «ironía» a su experiencia
del texto convierte
a la de¿onstruécióh en heredérá de los planteamientos más radicales
dé la estética literaria del romanticismo del grupo de Jena27, los cuales
la
cóneebian cómo una iñfinita negatividad absoluta ejercida sobré la
exp-erien~
ciáy llevada a cabo mediante la-crítica de la transceñdentalidad delo ideal
sobre lo real a base de separar a ambos en la represéntación, disolviendo
la
su~jeiividad dél @riuiiéro en la discóntinuidad con que lo afecta el - ~eguAdo.
- Y es’táii’oíiía se inaniféstaba-eri la obra en cuanto
impotencia dél
como la diferencia irreconciliable ¿ntre el producto y el productor; como
la
25 Jacques DERRIDA: Espolones. Los estilos de Nietzsche, trad. de M. Arraaz Lázaro
(Valencia: Pre-Textos, 1981), p. 86.
26 J DERRIDA: La Diseminación, pp. 533-534.
27 Punto
de contacte explicito en las numerosas referencias de Paul dé Man a los
escritos
de F. Schlegel, bien directamente, bien a través de W. Benjamin. Derrida,
por su parte, tiene
muy en cuenta a Novalis en La Diseminación, incluso en relación a su
influencia sobre Mallanné.
Dos de los más destacados seguidores de Derrida,- Ph. Lacoue-Lnbarthe y
J. L. Nancy,
hansido ea gran parte responsables del reciente interés despertado en
Francia por el grupode
Jena, gracias a--su estudio-antologíaL’absolu littéraíre. Théoríe de la
líttérature dv mmantisme
allemand (París, Seuil, 1978).
La deconstn¿ccíón. el texto y sus retóricas 143
presentación en la obra misma de la distancia infinita que separa a una
idea
(el proyecto intencionado) de un hecho (el resultado de us ralización) 28:
En la fuente imaginaria de ficción elyo humano ha experimentado el vacío
dentro de si, y la ficción inventada, lejos de llenar el vacío, se afirma
como
pura nada, nuestra nada una y otra vez
formulada por un sujeto que es el -
agente de su propia inestabilidad (BI, 19).
La experiencia de la ironía del texto adquiere así un máximo de
positividad,
hasta el punto de llegar a convertir la lectura en un ejercicio de aquel
«olvido activo» propugnado por Nietzsche: «El análisis de la proveniencia
genealógica permite la disociación del Yo, haciendo pulular, en los lugares
y
escenarios de su síntesis vacía, una profusión de acontecimientos ahora
perdidos» 29,
Pues, la suspensión irónica operada por el texto, al impedir su comprensión
en cuanto figura del autor (en la evocación o actualización de la identidad
del presente-pasado originario por él pre-figurado o proyectado en la
propiedad del sentido), permite al lector, en cambio, el reconocimiento
aplazado,
bajo especie de olvido, de la diferencia absoluta del acontecimiento,
de la que, por haber afectado al sujeto, éste no pudo apropiarse
expresivamente
durante el pasado puro, no-originario, de la escritura: «La proveniecia
geneológica permite también recobrar bajo el aspecto único de un carácter,
o de un concepto, la proliferación de los acontecimientos a través de los
cuales (gracias a los cuales, contra los cuales) se han formado» ~.
VI
Paul de Man engloba bajo la denominación de «alegoría» el carácter no
metódico (no exhaustivo) que a toda lectura le impone la fuerza retórica o
28 Ene!
fragmento 238 delAthendum se puede leer: «Hay una poesía toda ella
ocupada de
la relación de lo ideal y de lo real, ~, que por analogía con la
terminología filosófica debería ser
llamada poesía transcendental. Comienza como sátira con la diferencia
absoluta de lo ideal y
de lo real 1...) Pero,
así comono se darla apenas importancia a una filosofia transcendental que
no fuese crítica, que no presentara. junto con el producto, también el
elemento productor 1...]
[tal poesía transcendental] deberla también presentarse a sí misma en cada
una de sus presentaciones
[Darstellungen], y ser en general al mismo tiempo poesía y poesía de la
poesía.»
‘~ M. FOUCAULT: «Nietzsche, la généalogie, l’histoire», p. 152. Este mismo efecto irónico
de incremento de sentido porsu inscripciónea el texto también lo explica
Derrida en DG,
86: «Esta pasividad es también la relación con un pasado, con un allí-desde-siempre
al que ninguna
reactivación del origen podría dominar plenamente y despertar a la presencia. Esta
imposibilidad
de reanimar absolutamente la evidencia de una presencia origínaria nos
remite entonces
a un pasado absoluto. Esto es lo que nos autorizaa llamar huella
(“traza”) a aquello que
no se deja resumir en la simplicidad de un ptesente.»
144 . Muñoz-Millanes, José
efecto irónico>del texto que, empujando ál:descubrimientosucesivode
nuevas
diferéncias; suspendeíel proceso~metafórico de. apropiación--- de la-obra
dentro de un horizonte de sentido siempre relativo al origen:
2—. 1 ¿~i~ -- - -
- --‘-El paradigma de todos los
teitos consiste en una figura (a un sistema defi-
‘guras) y en su decanstrucción [.4 Las alegorías-son siempre alegorías de
la
metáfora, y en cuanto tálés, son- siempre alegorías de la-imposibilidad de
leer —una frase en la que el mismo genitivo «de» tiene que ser leído como
¡ -, una iiietáfari(AR, 205): - ‘ -; -
1 — - .3’— II — -> - -
- .>,
De:Man comienza a usar desde muy-pronto ensu produccióncrítica la nociónde2
«alegoría»;-motivado (segúlí éL mismo reconoce-en BI,3i) por la
lectura-de-WnBenjandn. Con lo cual sesumaa los intentos-deiesteescritor
de actualizar el debate producido en el campo de la estética literaria del
romanticismo
-alemán en tomo a la oposición símbolo/alegoría, oposición jerárquica-
que Benjamín intentó subvertir en favor de la segunda en- su- libroEl
origen del
drama barroco alemán. - - - — . - -
La exaltación romántica del símbolo se debía a que éste permitía eliminar
completamente la deriva temporalque. el-sentido sufre en lamaterialidad
del signo. Según la-conocida fórmula de+Goethe
3~, en el-símbolo la particularidad
de ltrepresentación:expresa instantáneamente (sin necesidad depa~
sar por;la universalidad-del sentido) la particularidad de una intuición;
mientras
quela álegoríapeca de redundante, ya que multiplica innecesariamente
la universalidad del sentido al repetirlo en la particularidad de
lossignificantes:
En el mundo del símbolo sería posible para la imagen coincidir con la
substancia,
ya que la substancia y su representación no difieren en esencia sino
sólo en extensión: son parte y todo del mismo conjunto de categorías. Su
>iilación e~ d¿~imultánéidád; la ¿úkl es-re’á]nientZde
¿áráctéV¿spa&ial; y en
-. la
~u~all~ intervención del ti¿mpo¿s ia sóló un ásiñité contiñgeñté,’mie¡itras
que en el mundo de la alegoría, el tiempo es la categoría constitutiva
originaria (BI, 207).
W;jBenjamiñréivindica la alegoría frente al símbolo, váliéndose de un
análisis del funcionamiento que opone a ambas en relación a sus respectivas
procedencias. Según Benjamin, el símbolo es un proeedimiento~estético, se-
~ular,
- - pero que ~tefleja en su constitúción el modelo de
la‘revelación reliL
“ GOETHE: Sámíliche Werke,-Júbiláums-Ausgabe 1 Bd. 38: Schriften
zur Literatur, 3
(Maximen und-Rejiexionen)tp. 261: «Hay~una gran diferencia entreque el
escritorbusque lo
general-en lo particularo que perciba en lo particular lo general. De
-aquel modo surge la alegoría,
donde lo particulartan sólo cuenta como ilustración, como ejemplo-delo
general; en cambio,
este otro modo corresponde a la naturaleza propia de la poesía: expresa
algo particular sin
pensar en lo general ni réferírse a ello. Quien capta vivo- este
particular, obtiene con ello al
mismo tiempo lo general, sin dat-se cuenta, o sólo más tarde.,>
La deconstrucción, el texto y sus retóricas 145
giosa: el receptor es gratificado con la originalidad de una presencia
total
que, saturado momentáneamente la representación (de un modo inexplicable)
con el absoluto de un sentido transcendental, lo emancipa de la necesidad
de significar ulteriormente.
La alegoría, en cambio, es un procedimiento doctrinal, religioso, pero
condicionado por las limitaciones humanas y que, por tanto, se ha prestado
históricamente a la secularización: en él el sentido transcendental de la
presencia
originaria permanece siempre indescifrable en su figuración anagógica
en la escritura y sólo puede ser desentrañado parcial y negativamente:
mediante el reconocimiento de la inadecuación de la interpretación previa,
que pide ser rectificada por otra nueva:
La interpretación alegórica misma es también necesariamente de naturaleza
histérica, aun cuando desplace el texto de otro período a su propio
horizonte
histórico, al dotar al texto de un índice histórico que no corresponde
a su origen, sino a su
interpretación. De este modo la historia también es
rastreable dentro de la actividad alegórica32.
De ahí que para de Man la alegoría ilustre la imposibilidad de leer
(exhaustivaniente)
un texto: la imposibilidad de reducir la ironía con que la escritura
simula figurar un sentido, a la simplicidad del origen del que cada
nueva lectura pretende convertirla en metáfora:
Resulta necesario, caso de haber alegoría, que el signo alegórico se
refiera
a otro signo que lo precede. El significado constituido por el signo
alegórico
puede entonces sólo consistir en la repetición (en el sentido kierkegaardiano
de la palabra) de un previo signo con el que nunca puede coincidir,
ya que pertenece a la esencia de este signo previo ser pura anterioridad
(BI, 207).
Anales del Seminario de Historia de la Filosofia, 8,129-145. Edit. Univ. Comp., Madrid, ¡990-91
130 Muñoz
Mí/janes, José
Las referencias a las obras más citadas a lo largo de este trabajo se harán
de acuerdo con
las siguientes siglas:
El Paul de MAN: Blindness and Insight Essays in 11w Rhetoric of
Coníe¡nporary Criticzsn,.
Second Edition, Revised (Minneapolis : University of Minnesota Press , ¡983).
AR Paul de MAN: Allegories of Reading .
Figura! Language iii Rousseau, Nietzsche,
Rilke, and Proust (New Haven and London: Yale University Press, 1979).
ST Martin HEIDEGGER: El Sery el Tiempo. Trad. de J Gaos (México: Fondo de
Cultura
Económica, 5.’
cd., 1974).
MPh Jacques DERRIDA: Marges de la Philosophie. (Paris: Les Editions
de Minuit,
1972).
VPh Jacques DERR1DA: La voíx el le phénotnéne.
Introduction au probléme da signe
dans la phénonzénologie de HusserL (Paris: Presses Univessitaires de
France, 3e. cd.,
1976).
DG Jacques DERRIDA: De la graniaíología. Trad. de O. del Barco y C. Ceretti (Buenos
Aires: Siglo XXI, 1971).
32 Peter SZONDI: Einfiahrung in die literarisehe Hermeneutik (Frankftirt,
Suhrkamp,
1975), pp. 22-23.
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