Claves para leer
el Apocalipsis.
1)
El Apocalipsis nace en tiempo
de persecución; pero sobre todo en situaciones de caos, exclusión y opresión
permanente. El Apocalipsis, en tales
situaciones, permite a la comunidad cristiana reconstruir su esperanza y su conciencia.
El Apocalipsis transmite una espiritualidad de resistencia y orienta la
organización de un mundo alternativo. El Apocalipsis es un libro liberador y
lleno de esperanza; su utopía es histórica y política.
2)
El Apocalipsis representa un
movimiento importante en los orígenes del cristianismo, que hunde sus raíces en
la historia del pueblo de Israel y en el movimiento profético-apocalíptico en
el cual nace el movimiento de Jesús, la misión apostólica y las primeras comunidades cristianas. El Apocalipsis recoge y transforma las
tradiciones apocalípticas judías y judeo-cristianas, y cumple en la iglesia una
función crítica y de resistencia frente a la helenización del cristianismo y su
institucionalización autoritaria y
patriarcal. El olvido del Apocalipsis
hizo posible a largo plazo la integración de la Iglesia al sistema
imperial dominante y la construcción de una Cristiandad autoritaria. Recuperar
el Apocalipsis es recuperar una dimensión fundamental del movimiento de Jesús y
de los orígenes del cristianismo. El Apocalipsis no es un libro aislado, propio
de una minoría sectaria o desesperada, sino un libro universal que urge a una
reforma radical de la Iglesia
y a una nueva manera de ser cristiano en el mundo.
3)
La escatología del Apocalipsis
se realiza fundamentalmente en el tiempo presente. El hecho central que
transforma la historia es la muerte y resurrección de Jesús. El Apocalipsis no
está orientado a la “segunda venida de Jesús” o al “fin del mundo”, sino que
está centrado en la presencia poderosa de Jesús resucitado, ahora, en la
comunidad y en el mundo. Su resurrección
transforma el presente en un Kairós: momento de gracia y conversión; tiempo de
resistencia, testimonio y construcción del Reino de Dios. El mensaje central
del Apocalipsis es: Si Cristo resucitó, el tiempo de la Resurrección y del
Reino de Dios ha comenzado.
4)
El Apocalipsis es un libro
histórico. La historia en este libro tiene dos dimensiones: una visible y
empírica (que el autor llama “tierra”), y otra dimensión profunda y trascendente
(que el autor llama “cielo”). Aunque hay
una sola historia, que se realiza simultáneamente en el cielo y en la tierra.
Dios y el Mesías resucitado actúan en nuestra historia, liberándonos de la
opresión y de la muerte y construyendo un mundo nuevo. La utopía del
Apocalipsis no se realiza más allá de la historia, sino más allá de la opresión
y de la muerte en un mundo nuevo, donde la gloria de Dios se hace visible sobre
toda la tierra. Esta utopía trascendente
y liberadora del Apocalipsis puede ser adelantada en la historia presente, y
desde ya orienta todo nuestro pensamiento y acción.
5)
El Apocalipsis es revelación
(“des-ocultamiento”) de la presencia trascendente y liberadora de Cristo
resucitado en la historia. El Apocalipsis es cólera y castigo para los
opresores, pero buena noticia (Evangelio) para los perseguidos y oprimidos por
el Imperio de la Bestia. El
Apocalipsis es lo contrario a lo que hoy llamaríamos ideología (que oculta la
opresión y legitima la dominación). El
espíritu del Apocalipsis se resume en el grito de Jesús:
Padre, Señor del cielo y de la
tierra, yo te alabo porque has ocultado estas
cosas a
los sabios e inteligentes y las has revelado a la gente sencilla (Mt. 25).
6)
El Apocalipsis se expresa
mediante relatos y símbolos. El relato es histórico y busca identificar y
movilizar a la comunidad en situaciones de caos, opresión y exclusión. El
relato reconstruye la conciencia colectiva y la práctica social del pueblo de
Dios. El relato y el símbolo son
polisémicos (tienen muchos sentidos) y están siempre disponible a nuevas
interpretaciones. El Apocalipsis crea relatos liberadores y subvierte los mitos
dominantes.
7)
Las visiones en el Apocalipsis
transmiten una convicción fundamental y una certeza histórica. Las visiones no
sólo deben ser interpretadas, sino también contempladas y transformadas en
acción. La visión transmite fuerza y
expresa una espiritualidad histórica. La visión es también memoria y
exhortación. La visión desarrolla,
finalmente, la imaginación creativa del pueblo y la búsqueda de alternativas.
8)
El odio y la violencia que
aparecen en ciertos textos del Apocalipsis expresan la situación límite de
extrema opresión y angustia que vive la comunidad. El Apocalipsis reproduce estos sentimientos
para provocar en sus oyentes una catarsis (desahogo y purificación) y
transformar así su odio en conciencia.
La violencia en el Apocalipsis es más literaria que real: Jesús resucitado aparece como un cordero
degollado; su triunfo es en la cruz; los mártires derrotan a Satanás con su
Testimonio; Jesús derrota a los reyes de la tierra con su Palabra. La práctica
apocalíptica es la fuerza del Espíritu, la fuerza de la conciencia, del
Testimonio y de la Palabra.
9)
El Apocalipsis de Juan une
Apocalipsis y Profecía. Los relatos y símbolos que utiliza no son
representaciones estáticas y definitivas de la realidad, sino instrumentos y
criterios para un discernimiento profético de la historia. El Apocalipsis llama
a la conversión y ofrece una salvación universal. El Apocalipsis no es un libro
de arquetipos absolutos y dicotomías maniqueas, sino una reconstrucción del
Éxodo en el corazón del Imperio Romano.
El libro del Apocalipsis, con su espíritu profético, modera y transforma
los movimientos apocalípticos radicales.
10)
El Apocalipsis une escatología
y política, enseñanza y práctica, conciencia y transformación histórica. El Apocalipsis no es solamente visión,
catarsis o protesta. La historia no está
únicamente en manos de Dios. NO hay
pasividad o ausencia de práctica en el Apocalipsis. Los mártires, los profetas,
los que no adoran a la Bestia
ni a su imagen, ni aceptan su marca, hacen realmente historia: derrotan a
Satanás, destruyen los poderes del mal, provocan un terremoto en Babilonia y
reinan sobre la tierra. En el Apocalipsis
hay una construcción del futuro, sin embargo ese futuro puede ser adelantado y
construido en el presente. En el Apocalipsis hay análisis de la realidad y se
nos da el material y la inspiración para la construcción de una sociedad
alternativa. El Apocalipsis nos da una
clave decisiva para la transformación de la historia. El contexto
histórico fundamental del Apocalipsis es el enfrentamiento económico,
político, cultural, social y religioso del Pueblo de Dios y de la comunidad
cristiana con el Imperio Romano y las fuerzas sobrenaturales del mal.
11)
El Apocalipsis debe ser
entendido en el contexto histórico en el cual nació (Asia Menor, finales del
siglo primero), y debe ser interpretado con el Espíritu con el cual fue
escrito. El Apocalipsis no contiene en forma cifrada y enigmática la historia
desde Juan hasta el fin del mundo; no es ni un noticiario del futuro ni ciencia
ficción. Rechazamos toda interpretación fundamentalista, dispensacionalista
neoconservadora del Apocalipsis. Buscamos interpretarlo positivamente en su
sentido literal e histórico, pero asimismo intentamos interpretar el tiempo
actual a la luz del Apocalipsis, que es lo que llamamos el sentido espiritual
de las Escrituras.
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