Iglesia Primitiva y el Judaísmo. Relación y Enlaces históricos - Recursos Cristianos

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miércoles, 9 de julio de 2014

Iglesia Primitiva y el Judaísmo. Relación y Enlaces históricos

Comencemos con la lectura de Rom 9, 23-26:
9:23 Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,
9:24 a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino también de los gentiles?
9:25 Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,
Y a la no amada, amada.
9:26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente.

El cristianismo es una de las tres grandes religiones monoteístas de tradición semita, es decir remontan su descendencia a un ancestro común, un hijo de Noe, en este caso Sem.
Las otras dos son el judaísmo y el islam, la más antigua, el judaísmo la más reciente el islam. Todas ellas se refieren a un ancestro común, aparte de Sem del cual se deriva su nombre semita, reconocen como su patriarca a Abraham ya que el cristianismo nace dentro de la religión judía y los árabes (pueblo donde nace el islam) al reconocerse como descendientes de Ismael hijo procreado por Abraham con una esclava egipcia son herederos de una misma tradición y concepción particular de la divinidad. Yahvé, Dios, Alá diferentes nombres pero el reconocimiento de una divinidad única con su muy particular percepción acerca de ese Dios único ya que los judíos nos dirán: Oye Israel, Yahvé nuestro Dios Yahvé uno es, el cristianismo diría (al menos el 99 % según el credo niceno) creemos en un solo Dios verdadero en tres personas distintas: El Padre, El hijo y El Espíritu Santo (en el caso particular de nuestra denominación, no creemos en la persona del Espíritu Santo sino como el poder que procede de Él), a lo que el islam respondería hay solo un Dios Alá y Mahoma su profeta.
Las relaciones intrínsecas entre estas tres confesiones han tenido una serie de altibajos que han ido desde la tolerancia que se vivió en el califato de Córdoba, donde por un tiempo pudieron convivir pacíficamente estas tres religiones, hasta las guerras de religión como las cruzadas o las persecuciones del cristianismo sobre el judaísmo, o en los primeros tiempos del cristianismo por los judíos del primer siglo contra la secta cristiana.
En el caso particular de las relaciones entre judaísmo e iglesia primitiva cabría el hecho de establecer los antecedentes, convergencias y divergencias sobre el cómo se dio inicio al concepto, común entre las confesiones cristiana y judía sobre el Christos o como lo conocen los judío el Mesías, al fin y al cabo el hecho de declararnos cristianos nos reconocemos como seguidores del ungido, que a final de cuentas es la traducción de Mesías en ambos casos, aquel sobre el que se ha derramado aceite.
Cabe mencionar que una de las cosas por las que los seguidores no judíos de Cristo eran mal vistos era porque la traducción al griego de la palabra Mesías (ungido) era precisamente Christos, literalmente embarrado, así que al oír que algunos creían en el “embarrado”, pues sus seguidores eran los “embarrados” ya que así les sonaba el adjetivo christianoi.

Una primera tarea sería rastrear los orígenes del concepto. La unción, o el derramar aceite en la antigüedad tenían un significado diferente al que en nuestro contexto cristiano tiene. En la antigüedad solo había la posibilidad de derramar aceite sobre la cabeza de alguien, pero no cualquier aceite, este debería tener características muy especiales:
Ex 30:22 Habló más Jehová a Moisés, diciendo:
30:23 Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta,
30:24 de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin.
30:25 Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.
30:26 Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio,
30:27 la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso,
30:28 el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base.
30:29 Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado.
30:30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes.
30:31 Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones.
30:32 Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros.
30:33 Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo.
30:34 Dijo además Jehová a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso,
30:35 y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo.
30:36 Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima.
30:37 Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová.
30:38 Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo.
Además del sacerdote, solo había otra acepción, el Rey. I Sam 10:1 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?
Solamente sobre el sacerdote y el rey podía ser derramado aceite sobre su cabeza, como un símbolo del derramamiento del Espíritu de Dios sobre él, así pues se convertían en ungidos mesías para los judío, christos para los griegos.
Cabe mencionar que la figura de rey para el israelita equivaldría a la de virrey, ya que en sentido estricto Dios seguía siendo el rey sobre Israel y en este caso el rey su representante. Sin embargo a la caída del reino de Judá y quedar sin dinastía y gran parte de su población en el exilio, la expectativa de un rey que restableciera y uniera el reino de Israel y Judá nuevamente en uno solo, empezó a gestarse, tanto en la literatura profética, como en la sálmica. Así pues para el tiempo de Jesús, ya bajo la dominación romana, esa expectativa se avivó y el titulo de ungido, es decir el rey esperado fue reclamado por muchos personajes carismáticos, tal como lo atestigua el evangelio de Mateo:
Mt 24:23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.
24:24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.
Pero ¿Cómo es que Jeshua bar Yosef pudo reclamar el título de ungido, cuando fue ungido? Como mencionamos anteriormente la unción era el símbolo del derramamiento del Espíritu Santo, por lo que en el momento de su bautismo, en la declaración y reconocimiento de su Padre, es que el Espíritu Santo baja a Él y lo unge y es por eso que puede reclamar el titulo del verdadero Mesías, el verdadero Christos.
En el manejo de los nombres en hebreo y en griego he querido iniciar el sentido de la tención que existió y existe entre esas dos formas de comprensión y asimilación de la misma figura. Esta tención empieza en el periodo de la dominación griega iniciada por Alejandro Magno y el proceso de helenización que siguió en los reinos de los Tolomeos y los Seleucidas, proceso que llegó a permear a la cultura judía de tal forma que la comunidad judía de Alejandría influyó tanto que se tuvo que hacer la primera traducción de los escritos sagrados judíos a una lengua no semita, en este caso al griego koiné que es conocida como la septuagínta o de los LXX, donde aparece por primera vez el adjetivo christos, que casualmente le es dado a Ciro en el capitulo cuarenta y cinco del profeta Isaías.
No solamente fue en la comunidad de Alejandría donde empieza ese mutuo permeo de culturas entre judíos, griegos, romanos y culturas contemporáneas que convivieron fuera de las fronteras de Judea iniciándose así una mutua inculturación tanto social como religiosa ya que en las comunidades de la diáspora empezó a darse un fenómeno por el cual muchos no judíos empezaron a convertirse al judaísmo, aunque no todos en una forma total, siendo solo simpatizantes de la religión del verdadero Dios, creándose una figura que se menciona incluso en el evangelio de Mateo, el prosélito (23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros). El prosélito era un converso un gentil que aceptaba las ordenanzas mosaicas, era circuncidado y aceptado en la celebración de la pascua, la otra figura que surgió alrededor de las comunidades y sinagogas de la diáspora fue el metuente. Este personaje simpatizaba y creía en el Dios de Israel, sin embargo no aceptaba ser circuncidado y los judíos solo exigían de él la observancia de los siete preceptos de Noé.
Es dentro de este ambiente de comunidades de la diáspora que empezarán las tenciones y dificultades entre los judíos tanto de nacimiento como prosélitos y los grupos simpatizantes y metuentes, cuando el mensaje de Jesús empiece a ser exportado del territorio de Judea hacia las sinagogas de la diáspora.
¿Por qué insistimos en la mención de las comunidades de la diáspora como el ámbito de inicio tensional? Recordemos que el cristianismo se inicia en un ámbito intrapalestino, es decir inicia geográficamente hacia la parte norte de Judea, en Galilea, que fue básicamente donde Jesús predicó su mensaje y solo en muy contadas ocasiones predicó en Jerusalén, y las tensiones, porque las hubo, fueron entre samaritanos, galileos (la mayoría de sus discípulos) y judíos todos de ellos de alguna manera emparentados y en cierta forma tolerados (muy poco los samaritanos) y con una descendencia común aunque siempre mal vistos los galileos y samaritanos por los judíos.
Como mencionamos anteriormente el mensaje de Jesús no fue el único de esa época, todo lo contrario, el movimiento de Jesús fue uno más entre los muchos que se levantaron en la expectativa mesiánica, de hecho en una lectura crítica de los evangelios se puede deducir que Jesús se inició como predicador, o cuando menos como un discípulo de un movimiento carismático muy importante, como lo fue el de Juan el Bautista, tan importante que de hecho el cristianismo es un heredero directo de la práctica ritual predicada por Juan y tan fuerte que incluso los evangelistas tuvieron que subordinar la figura de Juan a la de Jesús, e incluso en el evangelio de Lucas hacerlos primos. Tan importante que incluso el cristianismo se tuvo que abrir paso donde el mensaje de juan ya había hechado raíces, como lo atestigua la mención que hace el libro de los hechos acerca de Apolos: 18:24 Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
18:25 Este había sido instruido en el camino del Señor; y siendo de espíritu fervoroso, hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor, aunque solamente conocía el bautismo de Juan.
Como vemos el mensaje de Jesús, que Priscila y Aquila se encargaran de enseñar a Apolos un poco después de este texto, compitió, si se pude llamar así, entre las muchas doctrinas de carácter y expectativa mesiánica que se dieron en un lapso cercano y posterior a la enseñanza de otro carismático, Jesús un rabino de Nazaret.
¿Pero cuál era en específico lo que distinguió el mensaje de Jesús de entre los muchos que se dieron en esa época y lo que permitió su sobrevivencia y vigencia de entre los demás? Todos reclamaron su veracidad y autenticidad, incluso en el caso de la enseñanza del Bautista de la cual podemos ver solo un pequeño ejemplo registrado en el evangelio de Lucas lo siguiente 3 :1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
3:2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3:3 Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados,
3:4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor;
Enderezad sus sendas.
3:5   Todo valle se rellenará,
Y se bajará todo monte y collado;
Los caminos torcidos serán enderezados,
Y los caminos ásperos allanados;
3:6    Y verá toda carne la salvación de Dios.
3:7 Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
3:9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
3:10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?
3:11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
3:12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
3:13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
3:14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
En esencia el mensaje de Juan se centró en un arrepentimiento que hiciera posible un acercamiento con Dios, más allá de las ordenanzas legales, que deberían ser cumplidas, pero con una sincera aceptación de un perdón por parte de Dios pero con un real acercamiento sensible y no ritual a la voluntad de Dios. Sin embargo el mensaje de Jesús se centró en una enseñanza inclusiva y de acercamiento con los marginados. Cuando alguien que no tiene nada escucha que el reino de los cielos es para él, cuando menos se garantiza que se seguirá escuchando el resto de la enseñanza.
Fue este mensaje de acercamiento con los sin nada, lo que hiciera que en las sinagogas de la diáspora los que creían en el verdadero Dios, pero no querían judaizarse se inclinaran por aceptar el mensaje de Jesús, y que a la postre culminaría con el rompimiento total con la religión madre para iniciar su camino propio como una religión con características propias y particulares.
Hacer un seguimiento puntual e histórico de ese proceso es muy difícil ya que no contamos, aparte de las referencias bíblicas, de documentos que nos permitan hacerlo, sin embargo haciendo una lectura crítica, sobre todo de la doctrina paulina y las referencias en el libro de lo Hechos, podemos hacernos de una idea de las relaciones que existieron entre los primeros cristianos no judíos y los cristianos de origen judío.
A la muerte de Jesús de Nazaret, carismático e iniciador del movimiento que siguieron gran cantidad de galileos, el movimiento y enseñanza pareciera condenado, como muchos incluido el movimiento del Bautista, del cual poco sabríamos de no ser por el rito del bautismo que heredó el cristianismo y las menciones hechas en los escritos del nuevo testamento. Sin embargo hay un suceso fundacional que garantizará no solo su supervivencia, sino su expansión sobre todo en las sinagogas de la diáspora. Ese suceso fue el derramamiento del Espíritu Santo en la fiesta de pentecostés. En ese día fue escuchado el mensaje de Jesús a una gran multitud de peregrinos, y en su propio idioma, con lo cual, al regresar esos peregrinos a sus países natales llevaron la semilla que sería escuchada en sus reuniones de la sinagoga el día de reposo, pero además sería escuchada por aquellos que querían acercarse al Dios vivo sin el judaísmo de por medio, así lo podemos ver según lo cuenta el libro de los Hechos, pero el impulso de expansión fue una persecución:
11:19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
11:20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
11:21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
11:22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.
11:23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.
11:24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.
11:25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía.
11:26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
Este pasaje es eminentemente didáctico y ejemplifica sintéticamente el proceso por el cual los no judíos, en este caso los griegos pudieron escuchar de Jesus y su mensaje.
Otro impulso fundacional provino de un judío de la diáspora y natural de la provincia romana de Tarso. Ya mencionamos que la mutua inculturación entre judíos y griegos y romanos fuera de las fronteras de Judea y Galilea  produjo una forma particular y peculiar de ser judío ya que con el contacto con las filosofías griegas permitió una comprensión diferente, aunque siempre fiel, sobre el Dios de Israel, tal fue el caso de Filón de Alejandría, o Saulo De Tarso. En el caso particular de Saulo, a quien conocemos como Pablo, ya que en gesto de cercanía a sus discípulos griegos, prefirió utilizar su nombre latino Paulus, a su nombre hebreo Saulo (Saul). Pablo al haber nacido en una provincia romana, necesariamente fue imbuido, o cuando menos haber escuchado de la cultura griega y sus filósofos hizo posible lo que para un judío natural de palestina era prácticamente imposible, poder asimilar la idea de un hijo de Dios, muy natural dentro de la concepción de la religión griega. Esto además del contacto continuo con gente no judía cotidianamente permitió esa sensibilidad intrínseca en la personalidad del futuro apóstol de los gentiles.
Después de su milagrosa conversión pasó por un proceso de reflexión después de lo cual inició una ministerio evangelizador fuera de las fronteras de palestina, el cual llevó a cabo primeramente en las sinagogas de la diáspora, en las cuales tuvo contacto con judíos de raza, judíos prosélitos y los que mencionamos muy al principio, los metuentes, es decir creyentes en el Dios de Israel de origen griego (gentiles en sentido genérico a todo no judío) pero que no querían ser circuncidados. Un ejemplo de este proceso y del inicio de las diferencias entre judíos y gentiles y posteriormente entre judíos cristianos y cristianos gentiles lo vemos en el libro de los hechos en el capítulo 13 donde se nos refiere lo siguiente:
13:42 Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.
13:43 Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios.
13:44 El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios.
13:45 Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
13:46 Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
13:47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.
13:48 Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.
13:49 Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.  
En esencia la molestia y el celo con respecto de la predicación de Pablo, independientemente de haber sido dirigida a no judíos la vemos en lo que es el mensaje central de Pablo y lo que posteriormente se convertirá en la piedra angular de la comprensión de la teolgía paulina sobre la divinidad:
13:33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.
13:34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.
Aunque extraído del libro de los salmos y dirigido a un rey, la comprensión e interpretación que le dio Pablo y la iglesia primitiva con respecto de la comprensión a este pasaje, marcará el inicio de la discrepancia entre la comprensión de la naturaleza de Jesús entre el judaísmo y el cristianismo paulino. De la comprensión de Jesús como hijo de Dios por naturaleza, es decir en su engendramiento y compartimiento de la misma naturaleza de su Padre, Pablo dará el salto conceptual expresado definitivamente en la comprensión de la naturaleza divina de Jesús declarándola en la carta a los colosenses de la siguiente forma:
Col 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,  
En otras palabras Jesús literalmente es Dios y esto lleva directamente en ruta de colisión al cristianismo y al judaísmo, marcando irremisiblemente más tarde o más temprano la salida de los creyentes en Jesús de la sinagoga para ir directamente a la iglesia, en otras palabras la separación e intrínsecamente los conflictos inherentes a ello.
Así que el cristianismo y el judaísmo irremisiblemente estaban destinados a seguir caminos paralelos, pero dentro del mismo cristianismo la comprensión del mensaje de Jesús fue asimilado y comprendido de manera diferente entre las recientemente iglesias establecidas, así pues es correcto hablar no del, sino de los cristianismos, ya que en esa comprensión diferente del mismo mensaje es que podemos ver el surgimiento de cristianismos divergentes, como lo puede ser el cristianismo gnóstico o el cristianismo judío profesado por la comunidad de Jerusalén, o del cristianismo paulino, del cual somos herederos, dirigido este eminentemente a gente no judía como nosotros.
Esto cristianismos necesariamente en un momento dado tenían que entrar en conflicto tratando de reclamar su veracidad particular, y en el caso particular de este escrito, las discrepancias entre los judeocristianos y los cristianos gentiles.
Como ya vimos, los conflictos entre la iglesia primitiva y el judaísmo se dieron desde el mismo inicio del cristianismo, sin embargo el conflicto entre judeocristianos y judíos gentiles no tardó en darse, por una comprensión intrínseca  de la religión judía y que es que para profesarla, se debe ser judío. Así pues, la comprensión de los cristianos de la iglesia madre de Jerusalén, les indicó que si los gentiles querían seguir el mensaje de Jesús, primeramente deberían asimilar el judaísmo, por lo que en contra de esa comprensión, Pablo el apóstol de los gentiles argumentará y defenderá la libertad de los gentiles de creer en Jesús siendo precisamente lo que son, gentiles, sin el proceso de judaización al que los que querían someterlos los judeo cristianos de la iglesia de Jerusalén, como lo atestigua el libro de los hecho dirimiendo precisamente esas diferencias de la siguiente forma en el primer concilio cristiano, llevado a cabo en Jerusalén:
15:3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.
15:4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
15:5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
15:6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.
15:7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.
15:8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;
15:9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.
15:10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
15:11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.
15:12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.
15:13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.
15:14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.
15:15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
15:16 Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
15:17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
15:18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
15:19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,
15:20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
15:21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
15:22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;
15:23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.
15:24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,
15:25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
15:26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
15:27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.
15:28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
15:29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
En otras palabras no te tienes porque circuncidar, no estás obligado a cumplir la ley, no seas idolatra, cree en Cristo Jesús, guárdate de perversiones sexuales y no comas sangre, ni más ni menos, así que con esto se abrió la brecha entre los seguidores gentiles de Cristo y los creyentes en Jesus, pero con una compresión judía.
A lo largo de los dos siglos ya de camino paralelo entre judaísmo cristianismo y judeocristianismo (o cristianismo mesiánico) ha habido siempre altibajos, más bajos que altos, sin embargo habría que establecer una verdad absoluta entre todas las verdades relativas defendidas por cada forma de comprensión de un Dios verdadero y la relación que Él tiene con su creación, y esta es Dios nos ama y quiere que seamos salvos a su lado.
Las diferencias siempre serán necesarias entre las relaciones entre nosotros como seres humanos y puede que no estemos de acuerdo en formas de compresión sobre lo que es el mensaje de Jesús, pero como alguien dijo, hay que defender hasta la muerte su derecho a expresarlas, en nosotros estará en estar o no de acuerdo con ellas, pero siempre respetuosos de lo que Dios siempre ha respetado en nosotros y lo que nos hace particulares y libres, nuestra voluntad.                      

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